Por quién doblan las palabras

Por quién doblan las palabras

Por quién doblan las palabras

Palabras como campanas, campanas como palabras. En el perol van cayendo a estas alturas del año, mientras llueve en el rocío de los sabores escritos a la hora de hacer recuento. Las palabras --buenas y malas, hilvanadas, escritas, condimentadas, pronunciadas-- crujen, azucaran o amargan, según. Ha sido este, el año que se va, un año de nombres repetidos, de hechos y deshechos deseados y detestados al mismo tiempo. Pero odio los balances, no me gusta hacer resúmenes, que aunque son una tradición, a mí me cansan. Van cayendo a estas horas en que quizá me lean, cuando vuelvo a Córdoba para estar en la noche del periódico, en la entrega del Primera Plana , los premios del euro gordo, bendito sea, lástima que siempre es más gordo, conforme más dinero tenga el que bebe de la suerte. Anoche me leí la Balada del viejo marinero . Apagué la televisión y me bebí la vieja historia gótico romántica con grabados de Doré. El Aserejé , con Las Ketchup , ha sido recogido en el balance musical como uno de los grandes sucesos del año. y ese es nuestro. El Brujo está aquí en soledad, más vale estar solo que mal acompañado, en la Navidad incluso, hablándole a la gente, mirándole a los ojos. Vi la segunda parte de El señor de los anillos . Todavía me llaman el señor de los bolsillos por mis viejos chalecos de campaña. Veo a Vicente Amigo, nuestro, nuestrísimo, hablando de su "compa y maestro" Paco de Lucía, en el documental sobre el genio, que va dejando su huella en la arena caliente de esa playa de Yucatán donde levantó su casa para huir de todo. A mi también me gustaría hacerlo. Estoy echando a cara o cruz si no irme a morir, que es una forma de vivir, en América. No como conquistador, sino como conquistado. Escribo hoy a borbotones como a mí me gusta, sin un sólo punto y aparte. Espero ser entendido. Levanto mi voz yo también de cara a la Córdoba culta del 2016. No necesita el título porque ya lo es desde hace más de mil años. Recibo tarjetas de navidad, regalos humildes, pero míos, cercanos, que me llegan de ahí. Gracias a todos, sería interminable la lista de los agradecimientos. Sí que habré de recoger esta misma tarde, aunque necesita un porteador, el calendario del murciano genial Tomas Egea. Joaquín Cortés, muestra en el Hola , a toda página y de entrada, su dúplex de triunfo y gloria. Y dice: "Aún estoy en edad no de adoptar un niño, que tanto me gustaría, sino de hacerlo, que no es lo mismo". Me encuentro en la necesidad de hacerles saber, por si no lo han leído, que "se ha conseguido descifrar el código genético del arroz", osea lo nuestro. El del perol ya lo sabemos: buena mano y buena gente; el arroz --importando-- es lo de menos. He insistido en la televisión que la esposa que fue, por quien doblan los boleros, de Antonio Machín, Angelitas --de la que un día me dijo él, en persona, "es pan de viena, blanquito"-- era de Córdoba y no de Sevilla como se venía diciendo. Más aún, nacida en la plaza del Potro, hija de una dama guapa de Hornachuelos por más señas. A cada cual lo suyo. Ya disfruto de mi monedero de piel de los hermanos Mohedo de Montoro. Lo perdí un día en un taxi con un corazón de piedra negra que me regaló J.J. Benítez. Le debo llamar un día de estos para que me cuente otra vez si la estrella de Belén era un ovni. Les recomiendo El pianista del pequeño gran Polansky, porque vean a Adrien Brody, de tan extra-or-di-na-rio parecido físico con nuestro Manolete legendario. Estos días, estas noches, se llevan las pestañas postizas, los anises de Rute, los buenos y leales amigos, a pesar de todo, a pesar de tanto. No se si les dije que en la crónica de la Real Maestranza de Sevilla conté de la cabeza de la vaca Islera colgada sobre una puerta del museo inolvidable. Y para terminar, aquello del libro en homenaje a José Ramón Danvila, De parte de sus amigos , con el buen retrato de Rosa Pereda y esas palabras hermosas de Ricardo Batán para terminar: "Frente a la pérfidia de la muerte nos queda el consuelo del recuerdo". Hermosísimo. Y que esta página de hoy, día de la suerte, les sirva de mi felicitación a tantos, a todos, tarjeta de Navidad, portal de belén incluso, estrella de escarcha sobre el paisaje. Aunque al norte, en Galicia, brillen como el azabache las negras navidades blancas del dolor y de la desesperanza. Por eso quiero repartir mi alegría de esta noche de domingo en Córdoba y en esta mi casa, con ellos: la daga en la llaga: Que sea este perol lo que debe ser, además de un sabor un amor, un sistema de "besos comunicantes".

Por quién doblan las palabras

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