Con el ánimo alto y el fuel por las rodillas

Los universitarios cordobeses que han pasado seis días limpiando las playas gallegas afectadas por la marea negra del Prestige llegaron a Córdoba en la madrugada de ayer. Venían cansados, hastiados de luchar contra el veneno viscoso que está destruyendo el ecosistema gallego, pero satisfechos por haber ayudado a un pueblo a luchar contra la contaminación.

Luis Aguila, estudiante de Ciencias Ambientales, afirma que "ha sido una experiencia genial, muy positiva, tanto por el trabajo como el comportamiento de la gente del pueblo". Aguila reconoce que llegaron a Muxía "un poco asustados por las informaciones de los medios de comunicación que hablaban de falta de coordinación y de medios materiales", pero asegura que su experiencia ha sido muy positiva. El joven cordobés señala que Protección Civil de Muxía se encargaba de la organización en ese municipio y que desempeñaba su tarea con eficacia.

Con respecto al material, los universitarios cordobeses han tenido de todo menos las mascarillas adecuadas, "nos han dado mascarillas comunes, de poca calidad, y cuando llevábamos un rato se notaba mucho el olor". Quizá por eso dos de los voluntarios cordobeses sufrieron mareos y malestar mientras trabajaban y tuvieron que ser atendidos por los servicios sanitarios, aunque se repusieron pronto.

Aunque iban provistos de casi todo el material necesario, el encuentro con el chapapote les sorprendió a todos. Luis Aguila explica que "el fuel es muy viscoso y pesa mucho, no te imaginas cómo es cuando lo ves en televisión". La lucha contra el crudo era más sencilla cuando se depositaba sobre la arena de algunas playas, de donde lo retiraban con palas, pero lo más impresionante eran las calas en las que el vertido se acumulaba entre las rocas: "Teníamos que sacar el fuel con las manos y nos llegaba hasta las rodillas, estaba todo negro, era una tarea muy dura".

Lo mejor del viaje ha sido el contacto con los ciudadanos de Muxía y el trato recibido. Aguila explica que "estaban muy agradecidos con los voluntarios, nos animaban mucho y se esforzaban porque estuviésemos a gusto, aunque también se quejaban de la falta de información y de que los políticos no den la cara". Así que los universitarios cordobeses podían descansar sin problemas en un colegio tras la jornada de limpieza y elogian la comida que las gentes de Muxía cocinaban para ellos, en la que sin duda ponían todo el cariño y el agradecimiento que sentían por ese ejército civil que está supliendo las carencias de las autoridades.

Curiosamente, no sólo los españoles están acudiendo a Galicia para limpiar la marea negra. Luis Aguila señala que conocieron a voluntarios de Australia, Bélgica y hasta de Japón, algunos de ellos ya habían actuado cuando la marea del Erika y también ahora se sumaban a la movilización ciudadana.

Por eso Aguila anima a todo el mundo a participar en esta tarea, "porque pasará el boom de voluntarios pero el fuel seguirá en muchas playas", y ya están planeando próximos viajes para la Navidad o después de los exámenes de febrero. De hecho, de los 67 universitarios que partieron el día 5 ayer volvieron sólo 64 porque los otros tres han decidido permanecer en el tajo durante una semana más y regresar con otros grupos de andaluces que trabajan estos días en las playas de la localidad coruñesa de Muxía. Este grupo de jóvenes cordobeses ha dado un ejemplo de solidaridad que merece por lo menos que les suban las notas. Enhorabuena a todos.