Crónica

Las cofradías desafían las previsiones de agua el Viernes Santo en Córdoba

Las seis hermandades de la jornada emprendieron el camino hacia la carrera oficial en una espléndida tarde para culminar los días grandes, pero la lluvia hizo aparición ya de madrugada

El palio de la Virgen del Buen Fin

Víctor Castro

Juan M. Niza

Juan M. Niza

Córdoba

En esta inestable Semana Santa, el sol de la tarde hacía olvidar las malas previsiones meteorológicas para altas horas de la noche y las seis hermandades del Viernes Santo pusieron su cruz de guía en la calle. Especialmente significativa fue la salida de Conversión desde el cocherón vecino a la iglesia de Nuestra Señora del Rosario, de Electromecánicas, por la cantidad de horas que estarían en la calle, casi 10 horas, y por ser la que retaría directamente esas previsiones de mal tiempo al volver a su templo, más allá de las 3 de la madrugada. Sin embargo, al final, una traicionera nube descargó sobre Córdoba a las 1.30 horas obligando a los Dolores y al Descendimiento a acelerar el paso para volver a sus templos y pillando a la Conversión en mitad de su regreso a Electromecánicas. 

Junto a la espléndida tarde, otra razón que invitaba a disfrutar de la jornada había sido el multitudinario Jueves Santo y una madrugada casi de bulla, con numerosísimo público que acompañó a las Angustias en su regreso a San Agustín y que no dejó a la Buena Muerte sola en ningún momento hasta su recogida, pasadas las 6 de la madrugada. No se había visto una madrugada así en mucho tiempo. O mejor dicho: no se había visto una madrugada así. A secas. Toda una llamada a la reflexión en ese debate cerrado en falso sobre la necesidad de potenciar la madrugada en Córdoba con al menos un par de hermandades de tirón. Y es que las circunstancias han cambiado desde el último intento de impulsar la noche del Jueves al Viernes Santo. Los hábitos sociales son distintos, el movimiento cofrade es mayor, la opinión en responsables de la Agrupación ha cambiado... Lo dicho: argumentos para la reflexión. Y un tercer motivo para salir en este Viernes Santo, el haberse vivido por la mañana un multitudinario Vía Crucis del Señor de la Caridad acompañado por el Primer Tercio de la Legión Gran Capitán.  

La Soledad

Pero centrémonos en un Viernes Santo de 2025 que abriría la Soledad, una hermandad que ya ve los frutos del traslado de su sede a la iglesia franciscana de Santa María Guadalupe, del apoyo de la juventud del colegio vecino y, en general, del trabajo social que el barrio devuelve en forma de cariño a su cofradía. Y es que parecía que todo Levante se había echado a la calle para recibir a la Virgen. Además, había mucho que celebrar, y no solo el estreno de unas magníficas maniguetas de bronce y caoba, los materiales del que el paso está haciendo una bella armadura, sino por esos 50 años de la hermandad que se conmemoran en este 2025.

La Virgen franciscana, junto a los reflejos de la madera oscura y el bronce, lucía un exorno austero y delicado de flor roja. A su lado, la banda de música de la Estrella tocaba sin que se perdiera cierta compostura de hermandad de silencio en el caminar.

La Conversión

Poco después, en un lugar tan alejado como Electromecánicas, en el cocherón en el que la hermandad monta el paso y que el año pasado sufrió un grave incidente que le impidió salir, la primera chicotá del único paso de la hermandad de las tres cruces se dedicó al hermano mayor, el risueño e incombustible Rafael Dorado, que está malito y no ha podido acompañar a la cofradía por la que lo ha dado todo. La segunda chicotá no fue menos emotiva al dedicarla el capataz, Enrique Garrido, a todo el vecindario de la Letro y, sobre todo, a los primeros que llegaron a este popular barrio. El paso lucía rosas de tonos pastel y flores que evocaban una pradera, casi como el campo a los pies de esa Sierra de Córdoba que enmarca al barrio.

Los Dolores de Alcolea

La siguiente en poner la cruz de guía en la calle fue la hermandad de la Virgen de los Dolores Coronada. Pero abramos antes un paréntesis para al menos recordar (que lamentablemente tantas veces se olvida) que otra imagen con la misma advocación procesiona el Viernes Santo en Córdoba: la franciscana hermandad de los Dolores de Alcolea. La corporación de pleno derecho ha hecho estación de penitencia por primera vez tras su integración en la Agrupación de Cofradías, saliendo puntualmente a las 19.30 y dando muestra de su corazón cordobés, aunque nunca llegue a compartir su caminar con otras hermandades ni a pisar la carrera oficial.

Los Dolores

Respecto a la Virgen de los Dolores de la hermandad servita, la segunda corporación en antigüedad y vida ininterrumpida (1699), la corporación de la Señora de Córdoba también recibía todo el cariño de la ciudad a su salida. A fin de cuentas, la cofradía está celebrando en este 2025 los 50 años desde que el Pueblo de Córdoba fuera nombrado hermano de honor de la corporación como tributo al cariño recibido durante los actos de la Virgen en su coronación canónica, entre otros grandes eventos a lo largo de la larguísima historia.

La Virgen lucía rosas blancas en las jarras y, desde la salida, hay que insistir, recibía el calor de la multitud, así como de las voces blancas de la escolanía del colegio de la Divina Pastoral, en unas ocasiones, y la de la Banda Sinfónica de Dos Torres, en otras. Por su parte, la banda de cornetas y tambores de la Coronación de Espinas fue la que acompañó al Cristo de la Clemencia.

La Expiración

A la misma hora que salía Los Dolores, desde San Pablo la hermandad de la Expiración ponía su cruz de guía en la calle. La hermandad ha estado acompañada en su caminar por la capilla musical Ars Sacra de Écija, junto al paso del Cristo, exornado en iris, mientras que con la Virgen del Rosario ha tocado la banda de música del Carmen de Villalba del Alcor.  

Magnífico el exorno de Nuestra Señora del Rosario Coronada, en piñas cónicas en los laterales de flor blanca y, en los frontales jarras, con flores de tono pastel, blanco, champán...

El Descendimiento

Curiosamente, y como también acababa de ocurrir en Electromecánicas, en el popularísimo Campo de la Verdad el capataz del paso del Santísimo Cristo del Descendimiento, David Arce, llamaba a sus 44 costaleros para dedicarle la primera chicotá al barrio, nada más y nada menos. “Vamos para Córdoba”, volvió a oírse castizamente enfilando el Puente Romano. 

El paso de palio de Nuestra Señora del Buen Fin, por su parte, sorprendía con un exuberante exorno de flor variada blanca, amarilla y naranja en tonos delicados. A lo largo de la procesión, la banda de cornetas y tambores Caído y Fuensanta siguió al Cristo del Descendimiento y, tras el palio, la banda municipal de El Saucejo, que tras el Jueves Santo repetía en Córdoba. 

El Santo Sepulcro

El cenit de la jornada lo marcó la salida desde la iglesia de la Compañía del Señor del Santo Sepulcro, puntualmente a las 20.45 horas, no tanto porque todas las hermandades del Viernes Santo estuvieran ya procesionando, sino porque se hacía completo ese reto a las inciertas predicciones meteorológicas de madrugada. El poderoso catafalco dorado ha estado acompañado con esa música de capilla que no es un objeto en sí mismo, sino que invita para escucharla a bajar la voz y al silencio. El Réquiem de Mozart, siempre abrumador, adaptado al formato de capilla sonó en los primeros compases de la procesión del Señor Yacente.

Impresionante también la salida de Nuestra Señora del Desconsuelo en su Soledad y el acompañamiento del coro Cantabile, con un exorno de grandes jarras de flor blancas agrupadas en forma de campana.  

Por entonces ya habían entrado en carrera oficial las hermandades de la Soledad y la Expiración, pasaban por el Puente Romano el Descendimiento y se iban disolviendo los malos augurios de agua para la madrugada del Viernes Santo al Sábado de Gloria. Pero la dicha no fue total. El agua hizo su aparición bien pasada la 1 de la madrugada, con la Soledad y la Expiración ya en sus templos y llegando el Sepulcro, pero obligando a acelerar el caminar mucho a los Dolores y el Decendimiento. La Conversión se llevó la peor parte de un Viernes Santo que se truncó parcialmente a última hora.

Un nuevo hito para un paso austero de caoba y bronce

La hermandad de la Soledad estrenó este Viernes Santo las cuatro maniguetas de bronce y caoba elaboradas con diseño de Rafael de Rueda y ejecutadas en el taller de Emilio León. Se trata de un material poco habitual, el bronce, pero que sigue perfectamente la línea que marcara el propio Rafael de Rueda cuando hace más de dos décadas recibiera el encargo de mejorar las andas de Manuel Guzmán Bejarano. Así, en 2005 se sustituyeron los candelabros arbóreos por nuevas piezas de los Hermanos Lama con orfebrería que utiliza la noble aleación de cobre y zinc, y que desde entonces pasó a ser un rasgo muy en consonancia con la austeridad de la corporación franciscana.

También en orfebrería de bronce se estrenan en la calle (ya que pudo verse en 2024 dentro del templo, del que no pudo salir el paso de la Soledad debido a la lluvia) las cantoneras de la Santa Cruz.

La evolución del palio, sin embargo, no ha terminado, ya que para un futuro no muy lejano está previsto incorporar una peana para la imagen de la Virgen.

Capítulo aparte, el Descendimiento estrenó nueva parihuela y varales del palio, además de un juego de dalmáticas para el acompañamiento del simpecado.

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