LA PASIÓN EN CÓRDOBA

La Semana Santa de Córdoba en la mirada de Ricardo

En un tiempo en el que la fotografía era aún un trabajo de alquimistas en el laboratorio, Ricardo realizó un retrato fiel de la semana mayor cordobesa a lo largo de 40 años de profesión. Hoy, su legado es un documento gráfico de enorme valor histórico para la ciudad

Solo un nombre, Ricardo. Así es como firmaba sus instantáneas y como era conocido y es reconocido en toda la ciudad Ricardo Rodríguez Sánchez (Granada 1919-Córdoba 2003). En su haber, más de 40 años de profesión como fotoperiodista, contando e informando de la actualidad de la provincia con sus imágenes en su periódico: Diario CÓRDOBA. Ricardo fue el cronista gráfico de una etapa de la historia de España muy difícil para todo el país, pero también para la profesión de periodista, que estaba sometida a un control absoluto de su trabajo por la censura.

En este asfixiante entorno informativo inició su carrera profesional Ricardo en 1940. Sus primeras instantáneas aparecen en el diario falangista Azul, donde sobresale uno de sus primeros reportajes sobre la partida de cordobeses de la División Azul hacia Rusia. Un año después, cierra el rotativo falangista y se funda Diario CÓRDOBA, nuevo y único medio en la provincia de la cadena de Prensa del Movimiento, donde el joven Ricardo continúa colaborando como reportero gráfico. Aquí publica su célebre instantánea del diestro Manolete sonriendo en el fútbol. Una imagen que trasciende el interés informativo local y es publicada en medios de todo el país. En unos meses, su calidad y juventud se imponen en las tareas informativas y su profesionalidad es valorada hasta por los responsables del grupo en Madrid. Un reconocimiento que se materializa en un contrato que convierte a Ricardo en el primer fotógrafo de plantilla de la historia del periodismo cordobés.

MANTILLAS JÓVENES CORDOBESAS CON EL TRADICIONAL VESTIDO DE LA  CUARESMA PASEAN POR LA PLAZA DE LAS TENDILLAS EN LA DÉCADA DE 1950. | RICARDO

FRAY ALBINO. EL RECORDADO OBISPO BLANCO EN LA PROCESIÓN DE LAS PALMAS DE 1947. / RICARDO.

A partir de entonces, el reportero se multiplica para cubrir la cada vez más abundante información gráfica, ya no solo de la capital, sino de toda la provincia. En muy breve espacio de tiempo, Ricardo desarrolla una mirada fotográfica única que es perfectamente reconocible por los lectores del rotativo cordobés. En gran medida, su estilo está condicionado por el uso de las pequeñas cámaras de 35mm, las deseadas Leica. Estos míticos equipos de fabricación alemana, aunque muy difíciles de conseguir en la España de postguerra, le permiten a Ricardo fotografiar con gran discreción y rapidez y obtener auténticas instantáneas. Pero sus tomas también destilan una gran humanidad que lleva al fotógrafo a colocar a las personas en el centro de su objetivo.

La Semana Santa será uno de los hitos que cada año, con la llegada de la primavera, fotografía con gran interés. Una temática, la cofrade, que en nuestra ciudad está muy unida en esos años a la taurina, y a la que el reportero también estaba muy ligado, ya que fueron muchos los festivales y corridas que ayudaron al engrandecimiento de las históricas hermandades cordobesas y colaboraron en el nacimiento de nuevas cofradías en la capital.

CRISTO DE LA CLEMENCIA ANTE EL CRISTO DE LOS FAROLES EN LA SALIDA DE 1949.

CRISTO DE LA CLEMENCIA ANTE EL CRISTO DE LOS FAROLES EN LA SALIDA DE 1949. / antonio jesús gonzález Fotoperiodista

Como en el resto del trabajo de Ricardo, se pueden apreciar dos tipos de fotografías: la oficial, en la que se imponen las tomas con las autoridades del régimen o las vistas de los pasos casi aislados, casi sin presencia de cofrades; y una segunda, la más interesante, donde niños, nazarenos o simplemente los espectadores de los desfiles se convierten en protagonistas de sus fotos.

Unas imágenes, quizás lejos del ideal cofrade, pero llenas de vida y expresión que reflejan las tendencias de la mejor fotografía europea y norteamericana del momento con el llamado humanismo fotográfico. Una corriente visual que tras los desastres de la guerra mundial aspira a resaltar los pequeños milagros de la vida cotidiana y de la que Ricardo, a pesar del aislamiento político y cultural de nuestro país, se hace eco en sus instantáneas, legándonos un retrato de la Semana Santa cordobesa único.

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