LA PASIÓN EN CÓRDOBA

El Crucificado en el arte de Córdoba

Las estaciones de penitencia cordobesas presentan una gran riqueza artística que se ha completado en los últimos cinco siglos. La provincia reúne cristos crucificados procedentes de las principales escuelas imagineras de Andalucía, cuya influencia se ha extendido hasta la actualidad

SANTÍSIMO CRISTO DE LA EXPIRACIÓN. ES UNA OBRA EMBLEMÁTICA DE LA ESCUELA SEVILLANA DEL BARROCO QUE RECIBE CULTO EN LA RAMBLA. | JOSÉ ANTONIO AGUILAR

SANTÍSIMO CRISTO DE LA EXPIRACIÓN. ES UNA OBRA EMBLEMÁTICA DE LA ESCUELA SEVILLANA DEL BARROCO QUE RECIBE CULTO EN LA RAMBLA. | JOSÉ ANTONIO AGUILAR / Juan Dobado Fernández O.C.D. Doctor en Historia del Arte

Juan Dobado Fernández

Si una imagen puede significar todo, la sola contemplación del Crucificado sintetiza el cristianismo. Es la imagen de la entrega, del amor sin límites, del sacrificio. Como imagen central de la fe cristiana ocupa un lugar privilegiado en la expresión de la fe en Cristo, la Palabra que se hace carne. Tras la reconquista de la ciudad por san Fernando, la figura del Crucificado vuelve a presidir los recintos sacros de la fe cristiana, que vuelve a recuperar su antiguo solar.

Una de las imágenes más antiguas que procesionan en la Semana Santa es la del Santísimo Cristo de las Penas, que recibe culto en la parroquia de Santiago, especialmente gracias a la hermandad que lo venera como titular desde 1955. En el siglo XVI ya recibió culto por la cofradía de la Sangre de Nuestro Señor Jesucristo. Cristo se nos muestra muerto en la cruz. Nos produce una impresión de cierta sequedad en el tratamiento de los miembros, perteneciendo a los años finales del siglo XV, pero posiblemente retocada en la centuria siguiente, lo que explica tanto el hieratismo de la imagen como algunas novedades propias del quinientos.

Cristo, plenitud y modelo del hombre: el Crucificado en el quinientos

En la centuria del quinientos se va abandonando progresivamente el dolor patético de los crucificados tardomedievales y se impone una figura de Cristo cuya anatomía se vuelve más natural, potenciando la belleza del desnudo, para lo cual se esquematiza el perizoma o paño de pureza. El rostro transmite serenidad, abandonando el rictus dramático y las excesivas huellas de la pasión.

CRISTO DE GRACIA. CONOCIDO POPULARMENTE COMO EL ESPARRAGUERO, PROCESIONA EL JUEVES SANTO EN CÓRDOBA.  LLEGÓ A LA CIUDAD EN FEBRERO DE 1618 DESDE LAS INDIAS

CRISTO DE GRACIA. CONOCIDO POPULARMENTE COMO EL ESPARRAGUERO, PROCESIONA EL JUEVES SANTO EN CÓRDOBA. LLEGÓ A LA CIUDAD EN FEBRERO DE 1618 DESDE LAS INDIAS / MANUEL MURILLO

Las primeras imágenes cordobesas en los albores del siglo XVI se muestran deudoras de la plástica medieval de la centuria anterior, siendo un ejemplo sobresaliente el famoso Cristo de San Álvaro del convento de Scala Coeli. Recibe culto por una hermandad fundada en 1592, pero es la devoción del Beato Álvaro a los misterios de la Pasión de Jesucristo el verdadero origen de esta hermosa talla. Imagen imprescindible en la celebración pasionista de nuestra Semana Santa, protagonista del primer vía crucis que se celebra en Occidente. En Córdoba capital nos encontramos con varias imágenes realizadas a lo largo de la centuria del quinientos que son también titulares de hermandades penitenciales. Rasgos más humanistas denotan la talla del Santísimo Cristo del Amor, que recibe culto en la parroquia de San José Obrero por su cofradía del mismo nombre, como se le conoce popularmente, datable hacia mediados del siglo XVI, de gran belleza. Es una imagen que ya recibía culto en la capilla de San José, en la plaza de La Magdalena y que procesionaba en la noche del Viernes Santo (6) en la hermandad del Santo Crucifijo, encargándose desde 1955 la nueva cofradía fundada a instancias de Fray Albino.

En la iglesia de San Pedro se venera el Cristo de la Misericordia, procedente de la iglesia de la Magdalena, donde recibía culto por una cofradía bajo la advocación de la Salud en la primera mitad del siglo XVI. No sabemos si esta imagen es la misma que se cita en esas fechas o podría tratarse de otra posterior, ya que presenta algunas características más avanzadas de la misma centuria. Desde 1937 la cofradía que lo tiene como titular lo rescató del olvido en que se encontraba en su primitiva capilla y lo trasladó a la también iglesia fernandina de San Pedro.

Perfectamente documentado aparece, sin embargo, el Cristo de la Salud de la hermandad del Vía Crucis, con sede en la parroquia de San Juan y Todos los Santos. Durante la restauración de la imagen efectuada por Miguel Arjona en 1974 se encontró en su interior un documento que testificaba que había sido encargada en 1590 por el prioste de la cofradía de la Coronación, Diego López Maldonado. Esta cofradía se encontraba establecida en el convento de los trinitarios durante el siglo XVI. Recibe culto en un bello retablo perfectamente concebido para adaptar al Crucificado. La sobriedad de la imagen invita al recogimiento, siendo de destacar la procesión por las callejas de la Judería, impregnando el casco histórico de un aire de meditación y misticismo.

CRISTO DE LA SANGRE DE BAENA LA IMAGEN FUE ATRIBUIDA POR SALVADOR GUZMÁN AL IMAGINERO PABLO DE ROJAS, MÁXIMO REPRESENTANTE DE LA ESCUELA GRANADINA DEL BARROCO.

CRISTO DE LA SANGRE DE BAENA LA IMAGEN FUE ATRIBUIDA POR SALVADOR GUZMÁN AL IMAGINERO PABLO DE ROJAS, MÁXIMO REPRESENTANTE DE LA ESCUELA GRANADINA DEL BARROCO.

La huella dejada por las obras de Siloé en la capital granadina se aprecia en algunas imágenes del Crucificado de la provincia de Córdoba. El Santísimo Cristo del Perdón de Baena se ha relacionado con el círculo de Siloé. La austeridad y sobriedad de su desfile procesional sirvió de inspiración a la cofradía del Vía Crucis de la capital. Semejantes características encontramos en la bella talla del Santísimo Cristo de la Buena Muerte de la localidad de Benamejí, que procesiona el Martes Santo y que procedía de la capilla del cementerio.

También relacionado con los modelos castellanos de la primera mitad del siglo XVI se halla el Cristo de la Yedra, de gran devoción en Montilla, que sale en procesión desde el antiguo templo conventual de San Agustín. Algunas imágenes han sufrido una serie de repintes que oscurecen sus calidades artísticas, tal como sucede en la imagen del Crucificado de la Vera Cruz de Montemayor, que responde a las mismas características de las imágenes del quinientos que hemos analizado anteriormente.

En la localidad de Cabra hallamos dos bellas tallas del Crucificado pertenecientes al quinientos y que son titulares de sus respectivas hermandades. El Santísimo Cristo del Calvario es una talla de finales del siglo XVI y presentaba articulados los brazos para la ceremonia del Descendimiento hasta que en la restauración de 1983 se le fijaron de manera definitiva. También de finales de la misma centuria es la imagen del Santísimo Cristo del Socorro, que procesiona por las calles de Cabra en la madrugada del Viernes Santo.

En la provincia podemos documentar otras imágenes de Cristo Crucificado, muchas de ellas bajo la advocación de la Vera Cruz, en los años finales del siglo XVI. El Santísimo Cristo de la Vera Cruz de Monturque, venerado por su cofradía fundada en el siglo XVI, es una hermosa talla datable a finales del quinientos, destacando en ella el patetismo del rostro. Recordando los modelos granadinos de Siloé, pero más alejado de su estética, se encuentra la imagen de la Vera Cruz de La Rambla, realizada igualmente al finalizar la centuria. Procesiona gracias a una revitalizada hermandad fundada en 1922. Testimonios documentales de la hermandad de la Vera Cruz de Santaella se remontan al año 1551, pudiéndose fundar probablemente con anterioridad. La imagen puede datarse en el segundo cuarto del quinientos coincidiendo con la creación, aproximadamente en esos años, de la corporación penitencial. En el último tercio del siglo XVI fue realizada la impresionante imagen del Santísimo Cristo de la Sangre de Lucena. Es una obra de talleres americanos elaborada con materiales extraños en el arte europeo, papel amate y caña de maíz, empleándose la médula de maíz para gran parte de la anatomía, así como una especie de madera de acacia, denominada colorín, para los detalles de cabeza, manos y pies. La imagen recibió culto en San Pedro Mártir de los dominicos. Llegó como el Cristo de Zacatecas, de la parroquia de Santiago de Montilla, cuyo rostro presenta ciertos rasgos semejantes al de la Sangre.

SILENCIO DE LUCENA. EL SANTÍSIMO CRISTO DE LA SALUD Y MISERICORDIA DE LUCENA SE VENERA EN LA IGLESIA PARROQUIAL DE SAN MATEO. PROCEDE DE LA DESAPARECIDA ESCUELA DE CRISTO

SILENCIO DE LUCENA. EL SANTÍSIMO CRISTO DE LA SALUD Y MISERICORDIA DE LUCENA SE VENERA EN LA IGLESIA PARROQUIAL DE SAN MATEO. PROCEDE DE LA DESAPARECIDA ESCUELA DE CRISTO / JUAN ANTONIO FERNANDEZ

Hay una imagen muy importante que sirve de puente entre los años finales del quinientos y la siguiente centuria. Se trata del Santísimo Cristo de la Sangre de la cofradía del Dulce Nombre de Jesús, que recibe culto en la actualidad en el convento dominico de Guadalupe en Baena (13). La talla es una obra maestra de la escultura granadina de finales del siglo XVI o principios de la siguiente centuria. Muestra a Cristo crucificado sobre una cruz elevando la mirada hacia las alturas con un destacado movimiento retorcido de su cuerpo. Posee la imagen una acusada composición manierista que permanece en las primeras décadas del barroco, lo que ha permitido vincular la imagen con uno de los mejores escultores andaluces, Pablo de Rojas, natural de Alcalá la Real y gran maestro de la escultura andaluza del barroco.

El peso de la historia se hace presente en la veneración de la magnífica talla del Señor de la Caridad, de la parroquia de San Francisco y San Eulogio de la capital. Las raíces de la cofradía se encuentran en 1469 y en el hospital de su nombre en la plaza del Potro. Desde su nueva andadura en 1939 sigue dando culto a una extraordinaria talla de Cristo muerto en la cruz, trasladado en 1851 a su nueva sede de la iglesia de San Francisco. Fue donada a la cofradía en 1614 por Juan Draper, quien a su vez la había recibido de la cofradía de San Bernardino como pago de una deuda de mil quinientos reales (15). Todas sus características permiten encuadrar esta magnífica talla en la escultura sevillana de finales del siglo XVI, casi en la transición al barroco.

Los crucificados del Barroco: belleza formal y equilibrio

En el barroco andaluz la figura del Crucificado adquiere una importancia capital, llegando a calar profundamente en la devoción popular y creando un arquetipo iconográfico que perdura hasta nuestros días. No predomina en las imágenes de nuestro barroco el patetismo, sino que se insiste en transmitir una imagen de la divinidad mediante el equilibrio y la belleza, apropiada para la meditación.

En la geografía cordobesa, los comienzos del siglo XVII van unidos a un conjunto de imágenes de Cristo Crucificado vinculadas al escultor granadino Alonso de Mena y Escalante, artista esencial en el futuro de la escuela granadina. En la localidad cordobesa de Carcabuey nos encontramos con un buen número de obras relacionadas con Alonso de Mena. La cofradía del Santísimo Cristo de Ánimas procesiona a su titular en la madrugada del Viernes Santo. Es una obra tallada por Alonso de Mena a finales del primer tercio de siglo, hacia 1636 (16).

EXPIRACIÓN DE CABRA. EL CRISTO DE LA EXPIRACIÓN DE CABRA LLEGA AL MUNICIPIO HACIA 1927 DE LA MANO DE LA VIZCONDESA DE TERMENS. FUE TALLADO POR EL ESCULTOR VALENCIANO PÍO MOLLAR

EXPIRACIÓN DE CABRA. EL CRISTO DE LA EXPIRACIÓN DE CABRA LLEGA AL MUNICIPIO HACIA 1927 DE LA MANO DE LA VIZCONDESA DE TERMENS. FUE TALLADO POR EL ESCULTOR VALENCIANO PÍO MOLLAR / JOSE MORENO

No podemos dejar de mencionar dos imágenes del Crucificado atribuidas a Alonso de Mena, aunque no procesionen, uno en la iglesia de San Marcos también en Carcabuey o el Cristo de los Parrillas de la Asunción de Priego de Córdoba.

Si antes recordábamos a un escultor de la escuela granadina, ahora nos desplazamos al otro núcleo imaginero andaluz importante del barroco, la escuela sevillana y una obra emblemática, el Santísimo Cristo de la Expiración, venerado en una capilla del antiguo templo de los trinitarios de La Rambla. Cuenta con una hermandad erigida en 1719 y que lo procesiona el Viernes Santo por las calles de la localidad cordobesa. Vinculado a Montañés, Juan de Mesa, Gaspar Núñez Delgado o Alonso de Mena, los análisis detallados efectuados por Alberto Villar han catalogado la imagen en el primer tercio del XVII, por un anónimo autor que se ha inspirado en la célebre talla del Cristo de la Agonía de Vergara, de Mesa (18). Posiblemente encargada por otro vasco afincado en La Rambla, Iñigo López de Gárate, que compra la capilla del Cristo en 1636. Indudablemente, nos encontramos ante uno de los crucificados más hermosos de la provincia de Córdoba.

Más alejado en su procedencia es el famoso Cristo de Gracia del convento de su nombre de los trinitarios de Córdoba, conocido popularmente como el Esparraguero, que procesiona la tarde del Jueves Santo en medio de un clamor de saetas. El protocolo conventual nos aporta los datos más importantes sobre la imagen que llega el 4 de febrero de 1618: «Tiene este convento [...] una sagrada, venerable y devotísima ymagen de Christo nuestro Redentor Crucificado, de cuerpo y estatura natural que con los braços de la cruz tiene de braço a braço tres varas y de largo dos y media. La materia de que está hecho es de cañaheja y la de la cruz de cedro; que todo se hiço y labró en las Yndias en la ciudad de la Puebla de los Ángeles, en el Reyno de la Nueva España, a expenzas de Andrés Lindo, vecino de esta ciudad de Córdoba y residente entonces en la dicha Puebla de los Ángeles, y lo embió a esta Ciudad a Francisca de la Cruz su hermana» (19). Procesiona sobre un original paso de estilo neogótico realizado por Miguel Arjona terminado en 1989 con un hermoso conjunto iconográfico.

MISERICORDIA DE FUENTE OBEJUNA. EL CRISTO DE LA MISERICORDIA FUE REALIZADO SOBRE EL SEGUNDO TERCIO DEL SEISCIENTOS Y SE VINCULA A LA ESCUELA SEVILLANA, CON ESTÉTICA DE ROLDÁN Y LOS RIBAS

MISERICORDIA DE FUENTE OBEJUNA. EL CRISTO DE LA MISERICORDIA FUE REALIZADO SOBRE EL SEGUNDO TERCIO DEL SEISCIENTOS Y SE VINCULA A LA ESCUELA SEVILLANA, CON ESTÉTICA DE ROLDÁN Y LOS RIBAS / EVA MARIA HERAS

En la primera mitad del seiscientos se fecha la hermosa imagen del Crucificado de la parroquia de Almedinilla, vinculada a la estética manierista sevillana y dotada de una belleza serena y elegante. Esta imagen es procesionada por la hermandad de los Dolores en la tarde del Jueves Santo. Otra imagen realizada en los años centrales del siglo XVII es el Cristo del Calvario, venerado por la cofradía de su nombre. Es obra documentada en 1642 realizada por el licenciado Sebastián Venegas. Dentro de esta misma estética sevillana habría que encuadrar la bella imagen del Santísimo Cristo de la Misericordia de Fuente Obejuna. Realizado probablemente en el segundo tercio del seiscientos, es un elegante Crucificado vinculado a los postulados sevillanos heredados de las obras de Roldán y los Ribas. Procesiona por las históricas calles de la localidad el Viernes Santo.

En la misma centuria se talló la imagen del Santísimo Cristo de la Sangre, venerado en la localidad de La Carlota. Representa a Cristo muerto en la cruz, con la cabeza sobre el pecho inclinada hacia el lado derecho. La tarde del Viernes Santo sale en procesión desde la parroquia.

Unas características similares posee el Santísimo Cristo de la Salud y Misericordia, conocido como el Silencio, de Lucena, aunque presenta un tratamiento más uniforme de la anatomía. Aunque se venera en la parroquial de San Mateo procede de la desaparecida Escuela de Cristo. En ocasiones algunas imágenes impresionan a pesar de las dificultades que ha tenido su anónimo autor para resolver la imagen, como sucede en el venerado Cristo de la Vera Cruz de Luque, que se data en el siglo XVII.

Una obra anónima perteneciente al segundo tercio del siglo XVII es el Santísimo Cristo de la Buena Muerte de Castro del Río, una de las escasas obras que se salvaron en la localidad durante los tristes sucesos de la guerra civil. Forma parte de las imágenes de la Venerable Cofradía y Hermandad de la Santa Vera Cruz, la más antigua de las cofradías castreñas.

CRISTO DEL AMOR DE MONTILLA. RUIZ OLMOS ENTREGÓ EN 1944 ESTE CRUCIFICADO DE MONTILLA, QUE ES DE TAMAÑO ALGO MENOR DEL NATURAL Y EN EL QUE SIGUE LA ESTÉTICA DE MESA

CRISTO DEL AMOR DE MONTILLA. RUIZ OLMOS ENTREGÓ EN 1944 ESTE CRUCIFICADO DE MONTILLA, QUE ES DE TAMAÑO ALGO MENOR DEL NATURAL Y EN EL QUE SIGUE LA ESTÉTICA DE MESA / FRANCIS SALAS

Un caso singular encontramos en la impresionante imagen del Santísimo Cristo del Remedio de Ánimas, de la parroquia de san Lorenzo de la capital cordobesa. Se trata de una hermosa talla de Cristo crucificado realizada en el siglo XVII. Sin embargo, el tratamiento de la anatomía revela una mano perteneciente a la escuela barroca andaluza, inclinándose hacia el foco granadino. Venerado durante siglos por la hermandad de Ánimas, con sede en la ermita de Nuestra Señora de las Montañas, recibe culto de nuevo por una hermandad fundada en 1949 en un espíritu carmelitano que impregnaba al Grupo Cántico.

La cofradía de María Santísima de los Dolores y Cristo de la Buena Muerte de Priego de Córdoba da culto a una de las más hermosas tallas del Crucificado que se veneran en Córdoba. La imagen del Cristo de la Buena Muerte procede de la ermita de San Luis en el cementerio, de donde se trasladó a la ermita de Nuestra Señora de la Cabeza, que fue derribada, y en cuya nueva iglesia preside el presbiterio (21). Muestra la talla algunos rasgos propios de Mora, como el entrecejo fruncido, pero se aleja de él en el canon alargado de la figura.

Relacionado con el entorno de Mena, procesiona en la tarde del Viernes Santo en la capital el Santísimo Cristo de la Expiración desde la iglesia de San Pablo. La bella imagen perteneció a la cofradía en San Pedro el Real, documentada en el primer tercio del seiscientos. La imagen fue trasladada en 1904 a la iglesia de San Pablo por mediación del Padre Pueyo, recuperándose pocos años después su antigua cofradía (22). La estética de la imagen hace pensar en un anónimo escultor que conoce las formas de los Mena. La imagen es de hacia 1675, por unos sucesos milagrosos escritos en 1673 (23).

REMEDIO DE ÁNIMAS. LA IMAGEN QUE PROCESIONA EL LUNES SANTO ES UNA HERMOSA TALLA DE CRISTO RESUCITADO REALIZADA EN EL SIGLO XVII Y RESTAURADA EN 1950 POR MIGUEL DEL MORAL

REMEDIO DE ÁNIMAS. LA IMAGEN QUE PROCESIONA EL LUNES SANTO ES UNA HERMOSA TALLA DE CRISTO RESUCITADO REALIZADA EN EL SIGLO XVII Y RESTAURADA EN 1950 POR MIGUEL DEL MORAL / Manuel_Murillo_Martinez

A la misma escuela granadina, pero en los años finales del siglo XVII, pertenece el Santísimo Cristo de la Expiración de Aguilar de la Frontera. Cuenta con una cofradía fundada en 1940 para dar culto a una bella imagen de un Crucificado que se encuentra en una capilla de la iglesia del Carmen, revela a un anónimo artista que conoce la obra de José de Mora.

En la misma localidad cordobesa, la cofradía del Santísimo Cristo de la Salud y Misericordia rinde culto a una imagen de Cristo Crucificado de honda devoción popular. Se trata de una imagen menor del natural realizada a finales del seiscientos, lo que no impide una excelente calidad en el estudio anatómico. Lo mismo sucede con la pequeña imagen del Cristo de la Salud que se venera en la parroquial de Guadalcázar, fechable en el siglo XVII, y que junto con la Virgen de la Caridad gozan de gran fervor en el vecindario por su fama milagrosa, como escribió el mismo san Juan de la Cruz. También de tamaño algo menor del natural y realizada a caballo entre el seiscientos y la siguiente centuria es el Santísimo Cristo del Calvario de Doña Mencía, del que nos impresiona su mirada directa al fiel y su larga cabellera de pelo natural, imagen de gran devoción en la madrugada.

En los retablos mayores: manifestación y fundamento de la fe

Un capítulo aparte merece la mención de los numerosos crucificados que rematan o centran los retablos barrocos cordobeses. Sin duda alguna, una de las mejores imágenes del Crucificado es el que realiza Pedro Roldán hacia 1652 para el retablo mayor del convento de Santa Ana de Montilla. Es una obra maestra de Roldán que alcanza los dos metros de tamaño y que muestra el estilo plenamente barroco del maestro en el que se deja sentir la influencia del escultor flamenco Arce. La talla de la cabeza y los agitados volúmenes del paño de pureza dan fe del quehacer de Roldán. En la centuria siguiente nos vamos a encontrar del mismo modo la figura del Crucificado; como ejemplo notable de la capital destaca el Crucificado que Duque Cornejo realiza en el retablo mayor de la parroquia de San Andrés a mediados del XVIII.

CRUCIFICADO DE LA UNIVERSIDAD. JUAN MANUEL MIÑARRO TALLÓ ESTE CRUCIFICADO DE CÓRDOBA BAJO LOS CRITERIOS ESTÉTICOS DE LA SÁBANA SANTA. FUE BENDECIDA EN 2010 Y PROCESIONÓ EN 2011

CRUCIFICADO DE LA UNIVERSIDAD. JUAN MANUEL MIÑARRO TALLÓ ESTE CRUCIFICADO DE CÓRDOBA BAJO LOS CRITERIOS ESTÉTICOS DE LA SÁBANA SANTA. FUE BENDECIDA EN 2010 Y PROCESIONÓ EN 2011 / CHENCHO MARTINEZ

Los siglos XVIII Y XIX: pervivencia de formas

A lo largo del siglo XVIII veremos como se van repitiendo los modelos ya establecidos en la escultura andaluza del seiscientos, sin apenas novedades que llamen nuestra atención, especialmente en la geografía cordobesa, donde no nos vamos a encontrar obras destacadas.

Una de las primeras obras documentadas es el Cristo de las Penas, llamado anteriormente de la Salud, que recibe culto en el retablo mayor del Carmen de Montoro, antiguo convento de los carmelitas descalzos. Conocemos que siendo prior fray Antonio de la Natividad (1736-39) adquiere «un Cristo crucificado de a vara y media con su peana de talla que costó 100 reales» (24). La imagen recibe culto gracias a una joven cofradía que lo procesiona por las callejuelas más bellas del Montoro medieval (25).

A mediados de siglo pudo realizarse la talla del Cristo de la Expiración de Priego. Se trata de una imagen menor del natural, de talla correcta, aunque el torso puede resultar algo pequeño, siendo muy expresivo su hermoso rostro, posiblemente obra de algún artista local. En los mismos años centrales del setecientos se viene datando la imagen del Santísimo Cristo del Calvario en su Humildad de la localidad de Fernán Núñez, con cofradía fundada en 1927.

En el siglo XVIII parece realizarse la armónica talla del Santísimo Cristo de la Misericordia de La Carlota. Su procedencia es discutida. Lo cierto es que pudo pertenecer a alguno de los colegios jesuitas tras la expulsión decretada en tiempos de Carlos III. De sobrias líneas, la imagen representa a Cristo muerto, cuyos rasgos del rostro, en especial la larga barba, recuerdan el arte granadino de los Mora.

En los años finales de la centuria decimonónica, para otros en los comienzos de la siguiente, se viene datando la imagen del Santísimo Cristo del Perdón y la Pobreza de Fernán Núñez. Su austeridad concuerda con el espíritu de la cofradía que lo procesiona sobre los hombros en la madrugada del Viernes Santo. A finales de la centuria llega a Hinojosa del Duque con los carmelitas la talla del Santísimo Cristo de la Misericordia, que es titular de la hermandad de su nombre en la parroquia de San Sebastián.

BUENA MUERTE DE PRIEGO. LA TALLA MUESTRA RASGOS DE MORA, COMO EL ENTRECEJO FRUNCIDO, PERO SE ALEJA DE ÉL EN EL CANON ALARGADO DE LA FIGURA. PROCESIONA EN PRIEGO EL LUNES SANTO

BUENA MUERTE DE PRIEGO. LA TALLA MUESTRA RASGOS DE MORA, COMO EL ENTRECEJO FRUNCIDO, PERO SE ALEJA DE ÉL EN EL CANON ALARGADO DE LA FIGURA. PROCESIONA EN PRIEGO EL LUNES SANTO / Mediterraneo

A la búsqueda de fuentes: los Crucificados del siglo XX

Asistimos durante el siglo XX a un renacer de la imaginería que va unida al apogeo de la Semana Santa, sobre todo desde el final de la contienda civil y que permanece hasta nuestros días. La necesidad de reponer las imágenes titulares destruidas en los tristes sucesos de la guerra civil, junto al auge de nuevas hermandades que nacen para recrear nuevos momentos de la Pasión de Cristo, hacen que tenga lugar un florecimiento de la imaginería andaluza sólo comparable a la época barroca.

Los encargos recaerán, por una parte, en artistas locales o que viven en la ciudad como Ruiz Olmos y, por otra, en escultores del área sevillana o valenciana, como Castillo Lastrucci o Pío Mollar. Sin duda alguna, Martínez Cerrillo ocupa un lugar importante como imaginero cordobés a mediados de siglo. En las décadas finales de la centuria se van consagrando nuevos imagineros de gran fuerza y personalidad que van a recibir numerosos encargos, como Miguel Ángel González, Antonio Bernal, Francisco Romero, Enrique Ruiz Flores o Manuel Luque.

Entre los primeros crucificados de la centuria se encuentra el Cristo de la Expiración de Cabra, que llega a la localidad hacia 1927 de la mano de la vizcondesa de Termens, que lo encarga al escultor valenciano Pío Mollar. A comienzos de siglo llegan algunas obras de carácter devocional, como el Crucificado de la Misericordia de Benamejí hacia el año 1900.

LA PIEDAD DE LAS PALMERAS. EL CRISTO DE LA PIEDAD FUE BENDECIDO EN FEBRERO DE 2023 ES OBRA DE ANTONIO BERNAL. ES LA ÚLTIMA IMAGEN INCORPORADA A LA SEMANA SANTA CORDOBESA

LA PIEDAD DE LAS PALMERAS. EL CRISTO DE LA PIEDAD FUE BENDECIDO EN FEBRERO DE 2023 ES OBRA DE ANTONIO BERNAL. ES LA ÚLTIMA IMAGEN INCORPORADA A LA SEMANA SANTA CORDOBESA / O.BARRIONUEVO

En los primeros años se adquieren imágenes de autoría anónima para rellenar el vacío dejado por la destrucción de las antiguas tallas. De este modo, no se sabe la procedencia de la talla del Crucificado de la Misericordia de Montoro, que llega a la población en 1939. Las características de la imagen parecen encuadrarlo en la escuela valenciana de mediados de siglo. También el Viernes Santo desfila la cofradía del Santísimo Cristo de la Salvación de Villanueva del Duque. La imagen del Crucificado titular fue donada por una particular en 1945 sin conocer su procedencia. Al año siguiente está fechada la imagen de Jesús en la Pasión, el Crucificado que procesiona en Adamuz en la noche del Jueves Santo.

Entre los seguidores de la estética de Juan de Mesa se encuentra Antonio Castillo Lastrucci (1882-1967), que realizaría un amplio conjunto de imágenes procesionales a lo largo de toda la geografía cordobesa. En 1944, recién fundada la hermandad de la Buena Muerte, se encarga la imagen del Cristo titular al afamado imaginero Castillo Lastrucci, siguiendo la imagen de los estudiantes de Juan de Mesa. Sin apenas variantes ejecuta el imaginero sevillano el Cristo del Silencio de Belmez, que fue obsequiado a la parroquia en 1945. La cofradía del Sepulcro de Castro del Río procesiona un hermoso Crucificado, bajo la advocación de la Misericordia, encargado el 10 de mayo de 1948 (26). Ya en los años sesenta vuelve a repetir la talla en la Buena Muerte de Bujalance, sin apenas cambios.

A las gubias del valenciano Amadeo Ruiz Olmos (1913-1993) se deben una serie de imágenes del Crucificado desde su establecimiento en la ciudad de Córdoba en 1938 a raíz del encargo de las imágenes del paso del Descendimiento. Aunque no se trate propiamente de un Crucificado, sino de un Descendimiento de la cruz, esta imagen marca la línea estética que el escultor va a seguir en sus tallas cristíferas. El mismo año de 1938 entrega la talla del Santísimo Cristo de la Clemencia, que fue donada al año siguiente a la cofradía de los Dolores. Pervive el recuerdo de la talla anterior del Descendimiento y se le representa muerto, con fuerte anatomía y sereno rostro de bondad. Desde 1949 sale en procesión en un paso que recuerda al universal Cristo de los Faroles.

EXPIRACIÓN DE SAN PABLO. EL CRISTO DE LA EXPIRACIÓN SE RELACIONA CON UN ESCULTOR QUE CONOCE LAS FORMAS DE LOS MENA. LA IMAGEN SE TALLÓ SOBRE EL AÑO 1675 Y PROCESIONA EL VIERNES SANTO

EXPIRACIÓN DE SAN PABLO. EL CRISTO DE LA EXPIRACIÓN SE RELACIONA CON UN ESCULTOR QUE CONOCE LAS FORMAS DE LOS MENA. LA IMAGEN SE TALLÓ SOBRE EL AÑO 1675 Y PROCESIONA EL VIERNES SANTO / MANUEL MURILLO

En 1944 entrega Ruiz Olmos el Santísimo Cristo del Amor de Montilla, de tamaño algo menor del natural y donde el maestro sigue más la estética de Mesa en la concepción del sudario y en la composición general, siendo el rostro de carácter más devocional y de raigambre levantina. Entre otras tallas destaca el Crucificado de la Buena Muerte para Cañete de las Torres.

El escultor de Bujalance Juan Martínez Cerrillo, nacido en 1910, se va a convertir en uno de los imagineros más prolíficos que va a contribuir con su arte a la Semana Santa cordobesa, realizando algunas imágenes del Crucificado para la provincia. En 1952 talla la imagen de Nuestro Padre Jesús de la Caridad, que se venera en Dos Torres desde que la adquirió la hermandad en 1960. Unas décadas después, en 1982, realiza el Santísimo Cristo de la Buena Muerte de Puente Genil, de dolorida expresión en el rostro y que refleja el dramatismo de la muerte (27).

En la década de los cincuenta nos encontramos con otras obras realizadas por dos escultores cordobeses que tratan el tema de la muerte del Redentor: Antonio Castillo y Francisco Bonilla. En 1954 tallaba Antonio Castillo Ariza el Santísimo Cristo de la Agonía, donado por la viuda de Cámara a la parroquia de Santa Victoria. Desde el barrio del Naranjo esta corporación nazarena aporta a la Semana Santa una buena dosis de meditación, esfuerzo y austeridad. Al año siguiente, en 1955, realiza el Santísimo Cristo de la Buena Muerte, donado a Villanueva de Córdoba en 1963. La imagen presenta numerosas similitudes con la de la Agonía de la capital, destacando el modelado más barroco del perizoma.

CARIDAD DE SAN FRANCISCO. ESTA EXTRAORDINARIA TALLA SE ENCUADRA EN LA ESCUELA SEVILLANA DE FINALES DEL SIGLO XVI, CASI EN LA TRANSICIÓN AL BARROCO. FUE DONADA POR JUAN DRAPER A LA COFRADÍA

CARIDAD DE SAN FRANCISCO. ESTA EXTRAORDINARIA TALLA SE ENCUADRA EN LA ESCUELA SEVILLANA DE FINALES DEL SIGLO XVI, CASI EN LA TRANSICIÓN AL BARROCO. FUE DONADA POR JUAN DRAPER A LA COFRADÍA / SÁNCHEZ MORENO

Un escultor bastante innovador y que imprime una gran fuerza en sus obras es Francisco Bonilla Villalba, del que destacamos el Cristo de la Buena Muerte ejecutado en 1955 para Fernán Núñez. Se trata de una valiente talla que muestra a Cristo muerto en la cruz y en el que destaca la profusión de las heridas de la Pasión que recorren su anatomía y el impresionante estudio de la cabeza, de gran expresividad, con gruesa corona de espinas natural.

Un sentido más moderno y a la vez más arriesgado es lo que Francisco Solano Salido ha querido transmitir a su imagen del Santísimo Cristo de la Misericordia de Montilla, tallada en 1989. Es una imagen que muestra el patetismo y agonía de los últimos momentos de Cristo en el suplicio de la cruz. Es una imagen que impresiona en la madrugada del Viernes Santo.

Al escultor Francisco Camacho se atribuye el Cristo de las Aguas de Palma del Río, tallado en 1962. Es una obra de sobrias líneas en la que destaca la dramática cabeza, representando el momento a punto de morir, ya que no ha recibido la herida de la lanza en el costado. En la misma localidad se encuentra el Santísimo Cristo de la Expiración, una talla que presenta la peculiaridad de presentar cuatro clavos y que está relacionada con los monjes de Santiponce.

En la década de los noventa, otro imaginero cordobés, Miguel Arjona Navarro, realiza dos tallas del Crucificado para localidades cordobesas que participan en los desfiles procesionales. En Peñarroya procesiona la imagen del Santísimo Cristo del Amor, tallada por Arjona en 1993 y que muestra a Cristo vivo dirigiendo su mirada impactante al creyente que le contempla. A diferencia del anterior, el Cristo de la Vera Cruz de Almodóvar del Río, tallado el mismo año, representa a Cristo muerto.

Uno de los imagineros actuales más presentes en la Semana Santa andaluza es el prolífico Álvarez Duarte, artista que es conocido especialmente por sus bellas dolorosas que procesionan en numerosas cofradías de la capital y de la provincia. Sin embargo, vamos a destacar que es también autor de una imagen de Cristo Crucificado bajo la advocación de la Providencia, tallado en 1987 y que recuerda la obra del recordado párroco Antonio Gómez.

Nuevas generaciones de imagineros cordobeses siguen enriqueciendo el patrimonio de la Semana Santa, aportando obras de gran personalidad dentro de la tendencia neobarroca, pero con una visión naturalista muy contemporánea. Así, en 1996, talla Antonio Bernal la figura del Crucificado para el Descendimiento de Montilla. Se trata de una valiente creación en la que el autor muestra a Cristo que ha sido desclavado de la cruz. Bernal es el autor en 2009 de un Crucificado de mediano tamaño que procesiona en la hermandad cordobesa de la Sangre.

CARIDAD DE SAN FRANCISCO. ESTA EXTRAORDINARIA TALLA SE ENCUADRA EN LA ESCUELA SEVILLANA DE FINALES DEL SIGLO XVI, CASI EN LA TRANSICIÓN AL BARROCO. FUE DONADA POR JUAN DRAPER A LA COFRADÍA

CRISTO ZACATECAS. IMAGEN VENERADA EN MONTILLA PROCEDENTE DE AMÉRICA. LLEGÓ EN EL SIGLO XVI. / JOSÉ ANTONIO AGUILAR

El reconocido artista Francisco Romero Zafra es un imaginero autodidacta cuya obra supone una nueva visión de la creación artística que, aunque inspirándose en la escuela del barroco, imprime a sus tallas un naturalismo de formas elegantes, huyendo de fórmulas estereotipadas neobarrocas. De su mano proceden dos magníficos crucificados que reciben culto en dos poblaciones cordobesas. El primero es el Santísimo Cristo de la Vera Cruz y San Francisco de Bujalance, perteneciente a la cofradía de la Vera Cruz. Tallado el conjunto en 1995 recuerda el asunto místico del abrazo de Cristo Crucificado a San Francisco, de Murillo. El rostro de Cristo, natural y directo, es el empleado por el escultor como prototipo en otras obras suyas como el Resucitado de Pozoblanco.

La segunda obra es muy reciente, tan sólo dos años lleva procesionando en la Semana Santa de La Victoria, pueblo natal del imaginero. Es una talla valiente y personal de grandes dimensiones, encargada por la hermandad del Santo Cristo, que representa a Cristo expirante en la cruz, subrayando el agotamiento total del Redentor en la cruz. Presenta una composición serpenteante en el que destaca el movimiento de la cadera que se deja entrever gracias a un paño de pureza de gran barroquismo. Una de sus obras maestras indiscutibles.

La influencia de la síndone y el cine

El año 2004 se estrenaba ‘La pasión de Cristo’, de Mel Gibson. Una película que revolucionó y conmocionó a todos los espectadores que la contemplaron. Previamente, los estudios de la Sábana Santa y la aparición de la ciencia en el análisis de la Pasión de Cristo habían aportado nuevas formas de acercarse a plasmar el misterio del Crucificado. Todo ello produjo un enorme impacto no sólo en los fieles, sino también en los imagineros. De este modo, Juan Manuel Miñarro llevó a cabo la talla del Crucificado de la Universidad bajo estos criterios artísticos. Bendecida el 13 de marzo de 2010, procesionó al año siguiente. La imagen causó un impacto total, con admiradores y detractores, no sólo en la imagen como tal, sino también en su forma de procesionar.

Aunque no procesiona, pero es titular de la hermandad de la Cena, el Cristo de la Luz es una obra de Edwin González donde se percibe, junto a la huella clásica del barroco, un nuevo naturalismo. Tallado en 2008, presenta los clavos en las muñecas. Aunque tampoco procesione, no puedo dejar de mencionar el Cristo de la Sed, para las Carmelitas Descalzas del convento cordobés de Santa Ana, una obra personalísima de Miguel Ángel González Jurado en 2013, nacida del realismo de una crucifixión y de un poema místico de Teresa de Calcuta. Ese mismo año, Jesús Gálvez Palos es el autor del Cristo del Silencio en Puente Genil, para su procesión del Martes Santo, una talla en los cánones del naturalismo barroco.

En 2014, Navarro Arteaga entrega a la hermandad de la Vera Cruz de Posadas un original Crucificado con la peculiaridad de que la cabeza cae sobre el pecho hacia el lado izquierdo, hacia el corazón de Jesús. Una imagen de gran dulzura y naturalidad.

Las nuevas cofradías van aportando nuevas tallas contemporáneas, como el Cristo de la Conversión, para la hermandad de su nombre, una obra de Pedro García Velasco, bendecida en 2016, donde el escultor se inspira en el arte cinematográfico, captando ese momento de diálogo realista entre Cristo y el Buen Ladrón. Dos años después entrega López del Espino el Crucificado del perdón para el Santuario de Araceli en Lucena.

Cuando estamos a punto de terminar este artículo, el extraordinario imaginero cordobés Antonio Bernal ha entregado el Cristo de la Piedad para la popular hermandad de Las Palmeras. Bendecido el pasado 19 de febrero, se convierte en la última muestra de esta evolución del Crucificado en el arte de Córdoba, donde el peso del cuerpo lo adelanta hacia el espectador, manifestando la tensión de los brazos el drama de las últimas fuerzas. Una obra extraordinariamente trabajada no sólo en la talla, de un Cristo dulce y sereno, sino en la magnífica policromía a base de numerosas veladuras donde Bernal es un reconocido maestro.

Hasta aquí nuestro recorrido, un estudio que sigue abierto a la creación de nuevas obras de la mano de esta generación de imagineros cordobeses que seguirán, sin duda, enriqueciendo el patrimonio escultórico y acercando a los jóvenes a la fe en Jesucristo, camino y plenitud del hombre.

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