Diario Córdoba

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VIERNES SANTO

El Campo de la Verdad se hace cofradía

La cofradía volvió a dejar a su regreso su característico sello de hermandad de barrio

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El Descendimiento entre dos orillas

Después de dos años de espera el Campo de la Verdad volvió este Viernes Santo a ser cofradía y allí estaba, todo un barrio esperando al Cristo del Descendimiento y a Nuestra Señora del Buen Fin que bajo un cielo azul se pusieron en la calle para realizar estación de penitencia en la Santa Iglesia Catedral.

Tras el reguero de nazarenos blancos y burdeos de la hermandad del Descendimiento, los pasos ubicados en el local anexo a la parroquia de San José y Espíritu Santo fueron saliendo para reencontrarse con un barrio que espera impaciente el discurrir de la cofradía.

El primero en salir fue el Cristo del Descendimiento que lentamente fue cruzando la puerta del local, ya en la calle comenzó su caminar por el Campo de la Verdad a los sones de la cordobesa banda Caído-Fuensanta, quedaba poco para que la Virgen del Buen Fin se reencontrará de nuevo con el barrio, con su gente, esa misma que día a día le rezan en su capilla de la parroquia de San José y Espíritu Santo. Esa gente que sabe del buen hacer de la hermanad que durante todo el año colabora con Cáritas parroquial, recogiendo material escolar, productos de higiene, alimentos destinados a los mas desfavorecidos de este barrio.

Por su parte, la dolorosa caminó en su rojo palio salido de las manos del recordado y especialmente querido en esta cofradía fray Ricardo de Córdoba que además fue director artístico de la hermandad, un palio que fue exornado con distintas variedades florales. La Virgen del Buen Fin fue bajando la pequeña cuesta a los sones de las marchas interpretadas por la banda de música de la Esperanza.

La hermandad volvió a cruzar el Puente Romano para llegar a la Catedral donde hizo estación de penitencia junto a todas las cofradías de la jornada. Tras el paso por la Catedral retornó hacia su barrio, hacia el Campo de la Verdad dejando momentos de auténtico sabor a cofradía de barrio como las saetas o las alegres marchas de la Virgen del Buen Fin que de alguna manera adelanta la alegría de la resurrección.

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