La saeta no se hizo esperar en el barrio del Alcázar Viejo, que volvió a ser el mejor escenario para el discurrir de la cofradía de Jesús de la Pasión. Los nazarenos blancos y morados se recortaron una vez más en las paredes blancas de este castizo barrio, dejando ese sello tan particular del Miércoles Santo cordobés.
Y mientras los hermanos de luz cruzaban el viejo barrio, en la puerta de la iglesia de Nuestra Señora de la Paz, el Señor de Pasión estaba ya dispuesto para recibir la primera saeta, un canto que no se hizo esperar y que espontáneamente surgió entre el público. Saeta que esperaba guardada dos años para podérsela cantar a Jesús de Pasión, una imagen que lució por primera vez en su paso la nueva túnica, llamada por los hermanos de la cofradía La túnica de la corona. Se trata de una interesante pieza bordada en el taller del bordador Jesús Rosado bajo diseño del cordobés Julio Ferreira. La pieza ha sido bordada en oro fino sobre un soporte textil de terciopelo color púrpura realizada en distintas técnicas del arte del bordado en oro.
En lo que respecta al exorno del paso, se pudo ver un monte compuesto por distintas variedades florales, la mayoría en tonos rojos.
Con el paso del Señor de Pasión ya en la calle, la Agrupación Musical Santo Tomás de Villanueva de Ciudad Real interpretó la marcha La Saeta, a cuyos sones el Señor de Pasión fue cruzando el barrio de San Basilio. Poco después el mismo escenario recibió a la Virgen del Amor junto a San Juan Evangelista. La Virgen estrenaba una saya blanca bordada en oro sobre tisú blanco. A los sones de alegres marchas y entre el aplauso del público, la dolorosa abandonaba el barrio de San Basilio, su barrio.
