Diario Córdoba

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Miércoles Santo

Reencuentro con el Señor de la Judería

La Virgen del Rocío y Lágrimas estrenó el respiradero frontal, obra del orfebre Jesús Iglesias

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La hermandad del Perdón de penitencia en las calles de la Judería

La hermandad del Perdón fue la segunda de las cofradías de la jornada en ponerse en la calle. Los alrededores de la recoleta iglesia del Buen Pastor, en plena Judería cordobesa, estaban repletas de gente esperando la llegada de la hermandad. La cruz de guía fue saliendo lentamente del templo y a lo lejos ya se vislumbraba el caoba canasto de Nuestro Padre Jesús del Perdón. Poco a poco el misterio fue haciendo las maniobras de salida y en unos minutos estaba en la calle el Señor del Perdón a los sones de la bandas de la Coronación de Espinas que entonaba la marcha real. Ya en las calle el Señor, Luis Miguel Carrión Curro mandó la primera levantá, que dedicó a los ancianos del asilo San Juan de la Cruz, vecinos de la cofradía. Así, poco a poco, Jesús del Perdón se levantaba al cielo de Córdoba mientras el capataz sorteaba la estrechez de las calles de la Judería que parecía que se abrían para que pasara el Señor.

De este modo, el paso llegó a las puertas del asilo de las Hermanitas de los Ancianos Desamparados, donde las religiosas le cantaron al Señor y Curro, el capataz, les dedicó una levantá a estas "mujeres de Dios", como las denominó. El paso de Jesús del Perdón fue exornado con distinta variedad de florales en tonos rojos.

Mientras el Señor se adentraba por las calles en dirección a la Plaza de Pineda, el cortejo del último tramo de nazarenos estaba ya anunciando el palio a punto de hacer su salida. Lentamente se iba enmarcando en la puerta del Buen Pastor, el sol de la tarde empezaba a reflejarse en los nuevos respiraderos de la Virgen del Rocío y Lágrimas, unos respiraderos que esta tarde de Miércoles Santo estrenaba, obra del orfebre Jesús Iglesias bajo diseño de Álvaro abril.

El palio, exornado con distintas variedades florales en tonos blancos, fue acompañado por la banda Tubamirum, de Cañete de las Torres, que a los sones de la marcha Siempre la Esperanza se iba adentrando por la Judería cordobesa camino de la Catedral.

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