Las vibraciones de un redoble de tambores o el olor a incienso, son estímulos característicos de la Semana Santa que solo pueden experimentarse en primera persona, en el lugar de los hechos, pero a los que no todo el mundo tiene fácil acceso. Para remediarlo, el programa de voluntariado de CaixaBank ha puesto en marcha, con el apoyo de la Agrupación de Hermandades y Cofradías, una iniciativa por la que mayores y personas con discapacidad cuentan estos días con un lugar especial en los palcos de la carrera oficial

La actividad, programada cada tarde hasta el 15 de abril, se inició el pasado Lunes Santo, cuando la talla del Cristo de la Redención contó con la compañía de Asociados de la Fundación Andaluza Para la Integración Social del Enfermo Mental (Faisem) y la Fundación Cruz Blanca, que hicieron una ofrenda floral. Junto a ellos estuvo María Dolores Cano, voluntaria desde hace más de diez años, para quien siempre es una sorpresa presenciar tanta alegría. «Resulta muy gratificante ver lo mucho que disfrutan al salir de la rutina. Algunos incluso traen sus estampitas porque se saben todas las hermandades», explica. La función de María Dolores es la de acompañar y cuidar, un esfuerzo que «siempre aporta mucho más de lo que das», reconoce.

Las personas participantes en la actividad junto a los voluntarios de Caixa Bank CHENCHO MARTÍNEZ

La lluvia del Martes Santo frustró el itinerario de los voluntarios. Este Miércoles Santo, la ilusión volvió a sentirse en el palco de La Ribera, más incluso cuando el equipo de seguridad permitió a los participantes acercarse aun más a las procesiones en su giro hacia la carrera oficial. Un gesto de la Agrupación de Hermandades y Cofradías por la que el voluntariado se muestra agradecido.

«Esta oportunidad permite a las personas con discapacidad acercarse a la Semana Santa como todo el mundo, cuando habitualmente no tendrían esa posibilidad, por lo que supone una forma estupenda de integración», explica Lola Moreno, encargada de los participantes el miércoles santo.

En total quince voluntarios, empleados o antiguos empleados de CaixaBank, aunarán esfuerzos hasta el viernes santo para que estas personas puedan sentirse parte de una fiesta popular que, gracias a estas iniciativas lo es todavía más en la práctica. Aunque es la primera vez que se pone en marcha, todo apunta a que volverá a repetirse. En el último año, CaixaBank ha desplegado en Córdoba una treintena de voluntarios que han beneficiado a 1.572 personas en riesgo de exclusión. Se trata de actos solidarios que dotan de mayor sentido a estas fechas.