Para eso sirve un manto: para protegerse del viento y de la lluvia. Pero una cosa es lo que dice el diccionario y otra muy distinta exponer al agua esa obra de arte, uno de los grandes estrenos de la Semana Santa 2022, que es el manto que iba a estrenar María Santísima de Gracia y Amparo junto a una saya, diseñados por Rafael de Rueda y bordados por Francisco Pérez Artés. El caso es que este estreno, como la restauración de la corona a cargo de Emilio León, tendrá que esperar un año más para ser contemplado y disfrutado por el pueblo en la estación de penitencia de La Sentencia, que ayer decidió suspender la procesión ante el riesgo de lluvia a una horas muy determinadas y muy mal venidas para el largo recorrido de la cofradía.
Para colmo, la disposición de los pasos para la salida impedía abrir el templo a los devotos tras acordarse la suspensión. "No he visto una sola lágrima. Eso dice mucho de los hermanos y de la hermandad", decía orgulloso Rafael Salamanca, nuevo hermano mayor de la cofradía haciendo gala de esa seriedad que bien le atribuyen a la corporación.
Más aún, y pese a dos años en blanco por la pandemia y uno más por el riesgo de lluvia, ayer había quienes miraban a un gran futuro: a la nueva casa de hermandad que está acondicionando la cofradía cerca de San Hipólito para evitar la dificilísima organización inicial del cortejo, que este año se había dispuesto con los pasos en San Nicolás de la Villa, hermanos en la real colegiata (más de medio millar de nazarenos), las bandas por otro lado... Lo dicho: todo un calvario organizativo que año tras año la hermandad del centro viene superando (y seguirá haciéndolo) con nota.
El próximo año no solo será magnífico... Será el mejor, será histórico saliendo de la casa de hermandad... con la venia de nuevo de ese cielo que ayer tan poco clemente se mostró.
