Las puertas de San Lorenzo se abrieron puntualmente a las 10 de la mañana para dar salida a la hermandad de la Entrada Triunfal y a una histórica Semana Santa 2022, si no por grandes hitos (como ocurrió en el 2017 cuando cambió la carrera oficial), sí a título emocional. De hecho, quizá pase a los anales como la Semana Santa del siglo más deseada tras la interrupción de dos años por la pandemia, que además de impedir las procesiones condicionó la actividad cotidiana de las cofradías, mermó sus arcas y obligó a multiplicar la obra social. Dos anécdotas que lo dicen todo: ayer el alcalde, José María Bellido, y hasta la presidenta de la Agrupación de Cofradías, Olga Caballero, debutaron en un palco de autoridades que les tocaba hace dos años, mientras que en La Borriquita, los niños de 4 y 5 años confesaban no recordar qué es una Semana Santa.
También los adultos tuvieron que retroceder hasta aquella Semana Santa del 2019 y el posterior mayo festivo para ver, como ayer, una soleada jornada de calles, terrazas y locales del centro repletos, así como las plazas donde se esperaba la salida de procesiones entre multitudes. Allí se echaba de menos más mascarillas.
En todo caso, era evidente la ansiedad por ver a los titulares de las cofradías en la calle. Además, el trabajo cofrade callado en los dos años de ausencia de procesiones permitía abrir toda una avalancha de estrenos que se sucederán esta Semana Santa 2022. De entrada, la extraordinaria corona de plata sobredorada de la Virgen de la Esperanza (obra de Emilio León) que lució por primera vez en una estación de penitencia y que ha obligado a comenzar la remodelación del palio para darle más altura, justo en este 75 aniversario de la bendición de la imagen.
Pero en este capítulo de estrenos la lista era ya ayer enorme: El bordado del techo del palio de la Virgen de la Candelaria, con diseño de Rafael Rueda, con la gloria central de Raúl Berzosa; la puerta lateral que sustituye la enorme rampa en Jesús Divino Obrero para El Amor; los respiraderos del paso del misterio, entre otros muchos elementos, en La Borriquita, o, en la hermandad de El Rescatado, el encaje de tul con bordados de hojilla del siglo XIX para la Virgen de la Amargura, la saya azul marino… De hecho, la propia restauración de la talla de El Rescatado, como la del Señor Amarrado a la Columna, también pueden considerarse en cierta forma estrenos, de la jornada al recuperarse la policromía original de ambas imágenes.
Mientras, la carrera oficial mostraba su consolidación en el interior y el entorno de la Mezquita-Catedral, en esta cuarta edición desde su traslado en el 2017, con una fisonomía y distribución de palcos asentada y que termina en la puerta de Santa Catalina para evitar retrasos y facilitar regresos.
Del crecimiento de la Semana Santa cordobesa post-pandemia da fe hasta la música. Ayer, de los 16 pasos que pasaron por carrera oficial su acompañamiento correspondía en 11 ocasiones a agrupaciones y bandas de la capital, tres de la provincia y solo dos de ellos venían de fuera. Más detalles de mejoras: el sistema robotizado de cámaras en la Mezquita-Catedral para la retransmisión de imágenes a cargo del Cabildo Catedral o el convenio de este año del Ayuntamiento con una clínica especializada en Arroyo del Moro que sustituye la instalación temporal del Centro de Atención al Costalero (hay que pedir cita en el 957 782 479 o 656 850 757).
Con estos mimbres, era de esperar que se vivieran momentos emotivos como esa primera chicotá del Cristo de las Penas de Santiago que recordó al hermano desaparecido Javier Palma, los primeros pasos tras salir de San Andrés, a los sones de Esperanza Cordobesa, de La Gitana, que caminó hacia atrás como tomando impulso de alegría, o la cesión del llamador de la Entrada Triunfal al consejero de Salud de la Junta de Andalucía, Jesús Aguirre, para que ordenara la primera chicotá de la Semana Santa cordobesa en tributo al mundo sanitario y a las víctimas de virus.
Hoy, Lunes Santo, es el día de los contrastes, dice el tópico cofrade de una jornada donde la alegría de populares hermandades se une al luto riguroso de otras. Todo ello si el tiempo, con previsiones menos optimistas que ayer, lo permite.
