Como ha ocurrido en el resto de España, la pandemia ha dejado marcadas las celebraciones y tradiciones populares, siendo la Semana Santa una de las manifestaciones más afectadas ya que las procesiones no salieron a la calle ni en 2020 ni en 2021. Ahora vuelven con renovado entusiasmo, aunque manteniendo la prudencia. Villa del Río no ha sido ajeno a ello y sus hermandades y cofradías hicieron un paréntesis como consecuencia del covid-19. Pero durante esta Cuaresma se ha visto y comprobado que poco a poco va volviendo la normalidad, a pesar de las recomendaciones que se mantienen que se hacen desde las instituciones.

La Semana Santa villarrense es una de las que más han evolucionado a lo largo de las dos últimas décadas, ganándose el prestigio de una de las celebraciones más concurridas y visitadas de la provincia, dados los momentos que se viven en cada una de sus estaciones de penitencia. El trabajo de los cofrades, unido al respaldo institucional han hecho que esta celebración se convierta en un motivo de visita para amantes de una de las tradiciones que más han calado en la sociedad villarrense.

Aunque son tantos los momentos que no se pueden perder desde el Domingo de Ramos al Domingo de Resurrección, uno de los más esperados del año es el que se produce el último día de la celebración, que protagonizan la Virgen de la Soledad y Nuestro Señor Resucitado, cuando a la Virgen se le cae el manto negro al reencontrarse con su hijo en la plaza de la Constitución.

El Huerto: El paso, tras salir de la Inmaculada. Casavi

Un ejemplo del denodado trabajo que se viene haciendo en esta localidad del Alto Guadalquivir son los numerosos estrenos que las hermandades presentan este año. Concretamente, la hermandad de la Borriquita y la Paz y Esperanza estrenan el acompañamiento musical de la creada recientemente Agrupación Musical Nuestra Señora de la Estrella Coronada de Villa del Río (que acompañará al Cristo) y la AMC Puente Romano, que irá con la Virgen.

Por otro lado, la Hermandad de la Oración en el Huerto estrena dos faroles de estilo barroco, cónico y de seis caras, con base y cúpula cincelada rematada con corona, asta de tubos cincelados separados con nudillos lisos y acabado plateado. Ambos se han realizado en la Orfebrería Pedro Angulo, de Lucena. La Agrupación Musical Cristo de la Expiración, de La Rambla, acompañará este año al paso. La Hermandad del Santísimo Cristo de la Humildad estrena imagen de Barrabás y las cartelas del paso, obras del imaginero villarrense Sebastián Montes.

Por otro lado, la que más novedades presenta este año es la Hermandad de Padre Jesús Nazareno, con el revestimiento en plata tallada a mano de la insignia JHS de los escudos del paso de trono, por Paula Orfebres; así como la túnica de los lirios, bordada en aplicación de tisúes sobre terciopelo granate por Mercedes Fernández Arco, bajo diseño de Enrique Sánchez Collado. También estrena camisón blanco, donado y confeccionado por familias cercanas a la hermandad, así como el camisón beige con puntilla de bolillo, gracias a Encarnación Caro Platero. El tejido y la confección han sido donados por familias cercanas a la hermandad. Los ángeles pasionarios y cirineos han sido tallados en madera de cedro, policromados y estofados al temple por Lucas Martínez y María Ángeles Serrano, y los gemelos han sido posibles gracias a un donativo anónimo. Este año acompaña al paso la Agrupación Musical San Lorenzo Mártir (Málaga).

Cristo de los Estudiantes: La imagen se dirige a la calle Juan de la Cruz. Casavi

La Hermandad de Santa María Magdalena tampoco se queda atrás en materia de estrenos, como los faldones del paso en terciopelo y damasco burdeos, confeccionado por Antonia Martínez durante la Cuaresma del año 2020. También estrena dos medallones en terracota, estofados en pan de oro con escenas de la vida de la santa para su integración en los laterales del paso. Uno de ellos donado por los hermanos mayores en el año 2018 y el otro, por Juana Belén Castro Relaño, de la Cuaresma del 2020.

También se ha integrado en pan de oro y estofado dos cartelas centrales del lateral del paso, donadas por los hermanos mayores en el año 2019 y otro por la AMC Puente Romano de Villa del Río. Se realizaron en el taller de Sebastián Montes Carpio durante esta Cuaresma. También se incorporará un pañuelo de encaje duquesa de finales del siglo XIX, así como el Libro de Reglas de la Hermandad, realizado por el hermano perabeño Rafael Molleja Moreno durante esta Cuaresma. Le acompañará este año en la procesión la AMC Puente Romano Villa del Río.

Estos años han dado para mucho a nivel de trabajo callado. Prueba de ello es que la Hermandad del Santísimo Cristo de los Estudiantes estrena el paso de Misterio, realizado y tallado en madera de cedro y candelabros arbóreos por Juan Manuel Pérez y Pérez, de Sevilla; así como una pértiga para pertiguero en metal cincelado y plateado combinado con madera, realizada por Orovio de la Torre, de Torralba de Calatrava (Ciudad Real); dos faroles de acompañamiento para cruz de guía en plata tallada a mano con un punto de luz, realizado en Paula Orfebres, de Lucena, que han sido donados por Daniel Cabrera Rojas y Juan Miguel Rojas Calleja, así como un broche repujado en plata con el nombre de Dolores realizado por José Ismael Orfebre, de Dos Hermanas (Sevilla), donado por Joaquina Agenjo Caro y Sergio Aranda Agenjo. La estación de penitencia de este año estará acompañada por la Agrupación Musical Nuestra Señora de la Estrella Coronada de Villa del Río.

Paz y Esperanza: Inicio de la procesión desde la Inmaculada. Casavi

La Hermandad del Santo Entierro, que no incorpora música, acometió la restauración del portaestandarte; la Hermandad de Nuestra Señora de la Soledad renovó la candelaria para el paso, realizada por Orfebrería Juan Ángulo, de Lucena. La música del Domingo de Resurrección será a cargo de la Asociación Musical Pedro Morales, de Lopera (Jaén). La Hermandad de San Juan Evangelista estrena la restauración de su titular a cargo de Sebastián Montes Carpio, así como la túnica bordada sobre terciopelo verde, diseñada por Enrique Sánchez Collado y confeccionada por Mercedes Fernández Arco, de Ándujar (Jaén). Le acompañará el Domingo de Resurrección la Banda de Cornetas y Tambores María Santísima Amor y Paz de Montoro. Por último, la Hermandad de Nuestro Señor Resucitado no llevará estrenos, pero sí la acompañará la Agrupación Musical Nuestra Señora de la Estrella Coronada de Villa del Río. Por tanto, la Semana Santa de la Gala del Betis, como definiría a Villa del Río su poeta Diego Molleja, es una Semana Santa vista siempre desde la esperanza de la Resurrección, desde la más inagotable alegría de un pueblo joven y vital.

En esta villa del mueble, la Pasión se torna adolescente y sorprende la implicación de la población, que es partícipe del costal, del cirio, del varal, de la mantilla y de todas y cada una de las posibilidades que ofrece una estación de penitencia que ha ido creciendo año tras año hasta convertirse en una celebración indispensable cada año, en la que participan cientos de villarrenses volcados en cada una de las actividades que tienen lugar desde el inicio de la Cuaresma y que continúan de forma infatigable una vez que concluye la Semana Santa, con los preparativos ya del año siguiente.

Las diez hermandades que desfilan son fuente de ilusión y entusiasmo por la recuperación de tradiciones y momentos del pasado. El pueblo se engalana de colgaduras granates que ondean a merced de un viento primaveral de esta villa ribereña, manifestando la alegría de volver a recibir en sus calles la algarabía de la Borriquita, el paso gigante y costalero de su Humildad, la caricia del olivo de la Oración en el Huerto, el aleteo de la túnica morada de Padre Jesús, el abrazo a la Cruz de los Estudiantes, el silencio estremecedor del Santo Entierro y, cómo no, el vaivén grácil del palio de Paz y Esperanza, el mensaje de amor de San Juan Bautista y la Magdalena y la corta angustia de una Soledad Resucitada en un blanco amanecer de Pascua.

Todo ello en la calle, cuyo nombre mejor manifiesta el mensaje de la Pascua, calle Nueva, vida nueva. De este modo, la Semana Santa villarrense constituye un nuevo atractivo para el visitante de la comarca del Alto Guadalquivir, con momentos que la hacen única y que convierten cada jornada en un día mágico, una espera que culmina con el paso en la calle, siempre mirando al cielo para que acompañe el tiempo y los cofrades puedan sentirse aliviados de poder volver a ver a sus titulares entre sus propios vecinos.

La garantía del crecimiento de esta Semana Santa emana del entusiasmo que cada año han puesto muchos jóvenes, que hoy son ya maduros y que han sabido transmitir a otros jóvenes de hoy la pasión, la tradición y el sentimiento que envuelve una fiesta que se mantiene en el tiempo, creciendo en momentos, sensaciones nuevas y en el mantenimiento de unas tradiciones que perviven en el tiempo.

Desde el Ayuntamiento y la Agrupación de Cofradías se sigue trabajando para que la Semana Santa de Villa del Río vuelva a seguir siendo lo que fue antes de la pandemia. Sin duda, regresa con muchas más ganas que antes tras el obligado paréntesis.

La Soledad, de blanco: Júbilo en la procesión del Domingo de Resurrección. Casavi