El Viernes de Dolores anuncia la llegada inminente de la Semana Santa. Concretamente en la ciudad, es la Plaza de Capuchinos el lugar donde cientos de cordobeses acuden cada año para venerar a la Señora de Córdoba, la imagen de la Virgen de los Dolores, y como marca la tradición, el obispo de Córdoba, Demetrio Fernández, ha presidido la fiesta de regla de la hermandad acompañado por el vicario general, Antonio Prieto; el Delegado diocesano de Hermandades y Cofradías, Pedro Soldado; el vicario de la ciudad, Jesús Daniel Alonso; y el capellán de la iglesia de San Jacinto, Manuel María Hinojosa.

La Virgen de los Dolores, la Señora de Córdoba. MANUEL MURILLO

En su homilía, el pastor de la diócesis ha reflexionado sobre este día grande en la ciudad de Córdoba, “un día en el que venimos a venerar a la Señora de Córdoba y Ella nos abre su corazón y nos pone en contacto directo con el misterio que estos días vamos a celebrar”, ha señalado el obispo.

“Le damos gracias a Dios y a su Madre, especialmente, por estar siempre cerca de nosotros y compartir nuestros sufrimientos y nuestras necesidades”, ha aclamado el pastor de la diócesis haciendo referencia a un interrogante profundo del corazón humano como es el por qué Dios permite los males de nuestro tiempo. A esta cuestión, monseñor Demetrio Fernández ha respondido asegurando que en la vida cristiana “es Jesucristo el único que nos da una luz, una Madre con quien compartir esa luz, porque la religión cristiana no es la del sufrimiento, sino que el sufrimiento es el lenguaje del amor”.

Fieles asistentes a la misa de Viernes de Dolores. MANUEL MURILLO

Refiriéndose a la Virgen de los Dolores, ha instado a los fieles a levantar los ojos ante Ella y sentir su empatía, “porque Ella no es ajena al sufrimiento”. “Ella ha vivido ante nosotros un amor extremo y lo sigue haciendo, ella está y sigue estando muy presente en los momentos de pandemia, ha estado muy cerca y tengo muchos testimonios de personas que han vivido su presencia muy cerca”, ha afirmado el Obispo. En este sentido, ha recalcado que en nuestros días sigue estando muy cerca, especialmente ante el dolor y la guerra. “Tenemos madre y lo hemos percibido claramente en esta última temporada y hemos de acudir a Ella con toda valentía y arrojo, porque un pueblo o una persona que tiene madre se siente valiente para afrontar las dificultades que sean en la vida”, ha asegurado.

Representantes de la hermandad. MANUEL MURILLO

Un día muy especial

En este día en el que cientos de fieles visitarán a la Señora de Córdoba, el Obispo ha pedido venir hasta Ella con corazón sereno y agradecido “a darle gracias y pedirle que proteja nuestra ciudad y sus habitantes, especialmente a las familias que sufren, a los enfermos, niños, jóvenes, autoridades y a todos los que vivimos en esta ciudad”.

“Empezamos una Semana Santa llena de sentimiento y agradecimiento a Dios por su cercanía”, ha aclamado el prelado ante los fieles congregados en San Jacinto al tiempo que ha recordado cómo ha aflorado la caridad en estos meses en los que ha azotado la pandemia y el sufrimiento: “Ha sido notorio esta cercanía de las parroquias, las hermandades, Cáritas y demás instituciones que han salido a mostrar la caridad y al encuentro de todos los necesitados. Este es un imperativo de la vida cristiana y claramente el amor cristiano ha brotado en vuestro corazón”.

Finalmente, monseñor Demetrio Fernández ha agradecido la presencia de las autoridades “en un estado aconfesional, pues el pueblo creyente os agradece esta presencia y participación de los actos litúrgicos”.

Numerosos fieles se han acercado este viernes a la plaza de Capuchinos. MANUEL MURILLO