Bujalance tiene grandes expectativas para sentir la Semana Santa con la mayor intensidad posible tras los dos años de parón. Porque siempre ha sentido intensamente su Semana Santa. Y este año, mucho más, ya que sus habitantes llevan desde antaño viviendo sus devociones y tradiciones, la belleza, la musicalidad, la cultura y la religiosidad popular de forma inigualable, siendo un disfrute para los sentidos, tanto para vecinos como para visitantes, gracias también al magnífico y rico patrimonio histórico artístico. El conjunto de todo esto ha hecho que esta festividad, una de las más importantes de Bujalance, fuese reconocida en el año 2003 Fiesta de Interés Turístico Nacional de Andalucía. Además, este año todo se haga con mayor intensidad.

La Semana Santa de Bujalance siempre ha sido una explosión de fe, arte y tradición, que, durante siete intensos días, llega a través de mil sensaciones y emociones, adentrándose por todos los sentidos. Con sus templos, plazas, calles, callejas y cada uno de los rincones de especial belleza de Bujalance, están llenos de esplendor con el olor a azahar e incienso; con el silencio roto por el sonido de cornetas, tambores y saetas; con las cofradías haciendo estación de penitencia en noches de luna llena y los cristos y vírgenes llevando emoción, sentimiento y haciendo vibrar gritando vivas, a la vez que llevándonos a la oración y al recogimiento a un pueblo volcado con su Semana Mayor.

Historia, tradiciones y peculiaridad

La Semana Santa de Bujalance, que cuenta con una larga historia y profundas raíces, es una muestra de arte y, sobre todo, de tradiciones que perviven desde siglos atrás y que se han conjuntado perfectamente con las corrientes actuales. Elementos propios, como la forma de llevar los pasos a hombros, se comparten sin ningún problema con la manera importada de llevar los pasos a costal.

La historia de la Semana Santa bujalanceña comenzó a mediados del siglo XVI. Es cuando nace la Cofradía de la Vera Cruz en la ermita de su nombre. La segunda cofradía en fundarse, en la segunda mitad del siglo XVI, fue la de la Soledad de Nuestra Señora en la iglesia de San Francisco. A finales del siglo XVI se crea la corporación de Nuestro Padre Jesús Nazareno, en la ermita del Calvario, en el cerro de la Lobera. En el siglo XX, el Resucitado, en 1928; en 1965, la del Cristo de la Buena Muerte y la Soledad. En 1982, la Entrada Triunfal de Jesús en Jerusalén. En 1990, el Santo Vía Crucis y en 1993, la del Cristo del Gran Poder.

Entrada triunfal de Jesús: Procesión de la Borriquita, el Domingo de Ramos. José Escamilla

En cuanto a las tradiciones, la más destacada e importante que se mantiene viva después de cientos de años es el Imperio Romano. Es una de las señas de identidad de la Semana Santa bujalanceña. El desfile colorista, gallardo y musical del Imperio Romano, algo imprescindible y de gran arraigo en la Semana Mayor bujalanceña, que va íntimamente unido a ella, es una de sus principales señas de identidad. El Imperio Romano, ya en 1769, acompañaba a las imágenes. Actualmente lo hace con los pasos en las procesiones del Domingo de Ramos, Jueves Santo, Viernes Santo de Madrugada, Viernes Santo por la Noche, Domingo de Resurrección y Semana Santa Chiquita. Está formado por escuadras de gastadores, escuadra de espadas y banderas, banda de cornetas y tambores y, tras la escuadra de los mandos, cierra la escuadra de lanceros.

Otras tradiciones y peculiaridades de la Semana Santa bujalanceña, y que no hay que perderse, son: el paso de la Borriquita, por el Arco del Ayuntamiento, el Domingo de Ramos; el paso del Señor del Gran Poder, por las calles estrechas del casco histórico, donde concita a cientos de personas para vivir la dificultad del doble giro y de la calle Carmelitas; las filas de nazarenos de negro, con cruces al hombro, en vía crucis con el Cristo del Amor y la Misericordia, al son de roncos tambores en el Miércoles Santo; la representación del Prendimiento y el beso de Judas, el Jueves Santo en la plaza de la Santa Cruz, con figuras con rostrillo y los Romanos prendiendo al Rescatado.

En la madrugada del Viernes Santo, hay que disfrutar de Nuestro Padre Jesús y Nuestra Señora de los Dolores saliendo a las cinco de la mañana, en uno de los parajes más bonitos y singulares de Bujalance, el Cerro de la Lobera y la bajada entre cirios por la Calzá. A su regreso se realizan las tres caídas del Cristo y el encuentro del Hijo con la Madre. En el Santo Entierro, las autoridades municipales sacan al Cristo de la Buena Muerte a hombros y en la puerta del templo lo entregan al pueblo. Finalmente, el Domingo de Resurrección, los nazarenos con campanitas anuncian la resurrección de Jesús y la alegría de la Virgen.

Intensos días

Han pasado dos años sin ver la Semana Santa por las calles de Bujalance. La pandemia ha golpeado a todos y de manera especial a nuestra Semana Mayor. Ha sido un largo tiempo de sufrimiento y pesar. Pero este año volverán los desfiles procesionales a las calles.

Con el Viernes de Dolores se puede decir que comienza la Semana Santa de Bujalance, con el pasacalles del Imperio Romano y su banda visitando todos los templos bujalanceños, en la ofrenda musical y floral a los titulares de las cofradías, lo que da una gran animación a las calles y hace que los bujalanceños visiten masivamente las iglesias, capillas y ermitas, recen ante sus sagradas imágenes y acompañen al Imperio Romano.

Desde el Domingo de Ramos, y hasta el Domingo de Resurrección, serán siete cofradías las que discurran por las calles bujalanceñas, con escenas y momentos que rememoran, plástica y públicamente, la pasión y muerte de Cristo y el dolor de la Madre.

Vía Crucis: Cristo del Amor, durante la estación de penitencia del Miércoles Santo. José Escamilla

En el Domingo de Ramos, todo serán palmas, ramas de olivo y niños hebreos. La primera procesión que abre la Semana Mayor, que sale de la Catedral de la Campiña, es la protagonizada por la popular Borriquita, llevada a costal por jóvenes mujeres. Destaca el gran esfuerzo al llevarla de rodillas, junto a las huestes romanas por el Arco del Ayuntamiento, para salir ante el gentío que llena la plaza Mayor.

El siguiente día, Martes Santo, largas filas de nazarenos blanquinegros saldrán de San Francisco. Los costaleros, al son de la agrupación musical, mecerán con intensidad y dulzura a la vez al Señor del Gran Poder por las más estrechas calles del casco histórico, repletas de un gentío fervoroso y entregado. La noche del Miércoles Santo vivirán el recogimiento y la oración del vía crucis, con el Santísimo Cristo del Amor y la Misericordia; tras la eucaristía, saldrá de la Catedral de la Campiña al son de roncos tambores y acompañado de negros penitentes con la cruz a cuestas, realizando un itinerario que cada año cambia para que Cristo llegue a todas las casas de su pueblo.

Llegamos a los días grandes. El Jueves Santo, la Cofradía de la Vera Cruz, entre el verde y blanco de sus nazarenos, con el paso de la Santa Vera Cruz, Nuestro Padre Jesús Orando en el Huerto, Nuestro Padre Jesús Rescatado y Nuestra Señora de la Esperanza, todas del imaginero bujalanceño Juan Martínez Cerrillo. Al caer de la tarde saldrán a una plazoleta inundada de expectación y devoción, donde se podrá contemplar el Prendimiento, a cargo de figuras con rostrillo, y el Imperio Romano. Pero lo más esperado es la espectacular salida que hacen de rodillas los costaleros con el palio de la Esperanza.

Son las cinco de la mañana. Llega la tan deseada y esperada madrugada del Viernes Santo. Nuestro Padre Jesús con la cruz a cuestas con el Cirineo y la Virgen de los Dolores, ambos de Castillo Lastrucci. Es un momento especial y único para los bujalanceños la salida de la ermita de Jesús, situada en la cima del Cerro de la Lobera. Miles de personas, miles de promesas, de cirios y saetas les acompañan en su bajada por la espectacular Calzá. A su regreso, cumpliendo con la tradición, se escenifican las Tres Caídas y en el patín el encuentro del Hijo con la Madre y la despedida.

En la noche del Viernes Santo procesiona el Santo Entierro, con el Cristo de la Buena Muerte, el Cristo Yacente en el sepulcro y Nuestra Señora de la Soledad, imágenes de Castillo Lastrucci, López Canales y Ruiz Olmos. Al ser ésta la procesión oficial, el Cristo de la Buena Muerte es sacado a hombros por la alcaldesa y todos los miembros del Consistorio de San Francisco. Una vez en la calle, como lo marca la tradición, lo entregan al pueblo. Numerosas mujeres de mantilla acompañan a Nuestra Señora de la Soledad.

El Domingo de Resurrección, por la mañana, se pone fin a los desfiles procesionales con las imágenes del Resucitado y Nuestra Señora de la Alegría, ambas de Martínez Cerrillo. Precisamente, el Resucitado fue la última hecha por el imaginero bujalanceño. Tras la Misa de Gloria de Resurrección, salen de la Catedral de la Campiña acompañados por el Imperio Romano, la Banda de Música Pedro Lavirgen y numerosos niños de nazareno con campanitas anunciando que la resurrección del Señor y la alegría de su Madre.

Novedad y estrenos

Las cofradías bujalanceñas, a pesar del tiempo de pandemia, han seguido trabajando en la mejora de su patrimonio. Así, la Vera Cruz continúa con el tallado de la canastilla del paso de la Oración en el Huerto y el plateado de los candelabros del palio. La Cofradía de Nuestro Padre Jesús ha restaurado la corona de Jesús y la imagen del cireneo en los talleres de Miguel Ángel González Jurado.

La cofradía del Santo Entierro ha restaurado el sepulcro del Cristo Yacente y la corona de la Soledad. Finalmente, la Hermandad del Resucitado estrena dos incensarios, dos navetas, tres cantoneras para la cruz de guía, la primera fase de los candelabros de la Alegría y el nuevo del paso del Resucitado.

Termina la Semana Santa, pero no es el final. Es el turno de los niños. Así, al sábado siguiente, la Semana Santa Chiquita es protagonista con la participación de pequeños cofrades que disfrutan de su pasión pequeña, emulando la Semana Santa de sus mayores. El cortejo cuenta con numerosos niños que llevan los pasos a hombros y a costal, con las imágenes de Nuestro Padre Jesús Nazareno y el Cireneo, Cristo de la Buena Muerte, Nuestra Señora de la Esperanza bajo palio, Nuestra Señora de los Dolores y Jesús Resucitado.

Virgen de los Dolores: La imagen procesiona el Viernes Santo. José Escamilla

Escenario monumental

Los desfiles procesionales bujalanceños cuentan con un valor especial añadido, y es que discurren por un gran marco monumental e histórico de un casco antiguo declarado, en el año 1983, Conjunto Histórico-Artístico. Además, numerosos edificios religiosos y civiles, declarados Bien de Interés Cultural, como la Catedral de la Campiña de 1525, de estilo gótico-renacentista, con su torre inclinada, La Pisa de Andalucía, la más alta de la provincia, la parroquia de San Francisco y su torre dieciochesca, varias espadañas, el Castillo-Alcazaba, la plaza Mayor, el ayuntamiento, numerosas casas señoriales y ermitas situadas en las más bellas plazas, como la ermita de la Santa Cruz, la ermita de Nuestro Padre Jesús en lo alto del la Calzá; el hospital San Juan de Dios, con su capilla de La Milagrosa, el convento de las Madres Carmelitas y la ermita de Consolación.

El discurrir procesional de las imágenes tiene en Bujalance grandes contrastes, ya que pasan por amplias calles y plazas o por otras muy estrechas del casco histórico. Todo esto le otorga una gran espectacularidad y belleza.

La gastronomía cofrade

La cultura gastronómica de Bujalance es muy destacada en Cuaresma y Semana Santa, con numerosos y ricos platos, cuya vigilia le llevó a los tradicionales potajes de bacalao. Aunque en la actualidad destacan las típicas patatas rellenas, flamenquines, cholondros, carrillada y bacalao rebozado, que se pueden degustar en los restaurantes bujalanceños.

También sobresalen los tradicionales dulces caseros de Semana Santa: pestiños, lazos, roscos, palitroques, magdalenas, cuajados, almendrados y, sobre todo, los típicos caracolillos de Bujalance, que se pueden degustar en cafeterías y pastelerías. En cuanto a la hostelería, señalar el hotel Hospedería La Querencia, hotel con encanto, que ofrece hospedaje de calidad a los visitantes en estos días y durante todo el año.