Desarrollar la vida cofrade por internet. Lo que en los años 90 era una lejanísima utopía, e, incluso, en el cambio del milenio se consideraba aún como una anécdota y hasta una frivolidad, en pocos años se consolidó y con la pandemia pasó a convertirse en parte esencial de una hermandad, con el responsable de web y redes sociales convertido en la mano derecha del hermano mayor y a niveles de responsabilidad de cargos centenarios en estatutos como los priostes, mayordomos, tesoreros...

No es ninguna exageración, la vida cofrade hubiera desaparecido totalmente en su faceta social en el 2020 si no llega a ser por estos responsables entre lo terrenal y lo espiritual (como todos los cofrades) pero con la vista en un tercer mundo: el digital.

Pero empecemos por el principio. El expresidente de la Agrupación de Cofradías, Francisco Gómez Sanmiguel, tiene otro logro menos conocido en su biografía cofrade: estar entre los pioneros en Andalucía en difundir por internet su hermandad, la de Pasión, desde que abriera el 21 de enero del 2000 una web informativa y divulgativa que se convirtió en un referente informativo en Córdoba de su hermandad y del resto de la Semana Santa. Por entonces, apenas alguna cofradía había aprovechado la red de redes para divulgar su corporación y facilitar la comunicación entre hermanos. Ni siquiera macrohermandades sevillanas «como La Macarena o el Gran Poder estaban presentes en internet», recordaba ayer Gómez Sanmiguel a este periódico.

Las dos décadas siguientes fueron las de la popularización de blogs y webs informativas o de debate, hasta llegar alguna a adentrarse en el mundo empresarial con la inclusión de publicidad, mientras que las hermandades creaban su web oficial (o la agrupación ayudaba a aquellas menos hábiles con internet), salían otras extraoficiales (generalmente de grupos de jóvenes) y se multiplicaban foros y chat en las distintas redes sociales.

Bandas de música 8 Concierto de marchas procesionales en el Patio de los Naranjos. MANUEL MURILLO

Pero el gran cambio tuvo lugar en marzo del 2020 cuando el país se confinó. Y no solo, como ya se sabe, con el teletrabajo o con internet como instrumento educativo, de comunicación social y primera fuente de ocio. La vida cofrade, al menos desde el punto social, quedó paralizada a poco de la Semana Santa 2020 y aquel avispado hermano «que se le da bien lo de internet» pasó a ser clave. «Efectivamente, las webs y las redes sociales han pasado de ser algo anecdótico a imprescindible», explica Javier García, músico y, sobre todo, community manager de la Banda de La Esperanza.

García, por ejemplo, concentra su actividad en Instagram, Facebook, Twitter y Youtube, prefiriendo Facebook para los conciertos en directo (se han transmitido muchos por el aforo limitado o pensando en personas con problemas de movilidad) dejando el canal Youtube de la banda para otros contenidos a redisfrutar.

«Hubiera sido imposible dar a conocer actos, liturgias, convocatorias e informaciones... Sin internet ni habríamos podido hablar de nuestras cosas y de nuestra vida», recordaba ayer García refiriéndose a cómo los expertos en redes y en la web lograron evitar la parálisis total de la actividad cofrade el pasado año, por no hablar incluso de la económica, ya que fue a través de internet cómo se llamaba a colaborar con la hermandad y también llegaban las peticiones de ayuda de familias afectadas por la crisis.

Y las hermandades se han dado por enteradas. Un tercio de ellas han remozado o cambiado de dominio su web oficial en este año, con más contenido y funcionalidad, todo ello, «ante una revolución que ha venido para quedarse.

Es una forma clave para hacer hermandad, de llegar a todos y a todos los sitios del mundo, de volver a hacer participar a los que no pueden», recuerda García.