Fue Martes Santo porque así lo marcaba el calendario, si bien nada en la calle alertaba de que era Semana Santa. Silencio en las calles y en los templos. Hasta en las hermandades de bulla se notaba la tristeza, se sabía que faltaba algo, que nada era igual a pesar de que el público no faltó a la cita con las imágenes, venerándolas con absoluto respeto en sus templos.

Unos templos que en el día de hoy amanecieron suntuosos como el santuario de María Auxiliadora, donde, en un elaborado altar con numerosos puntos de luz, estuvieron expuestos los titulares de la hermandad del Prendimiento. Fueron cientos las personas que pasaron por el santuario y pudieron contemplar lo bien que hace las cosas la hermandad salesiana, con un altar que está entre los mejores de los que se han visto hasta el momento.

Muy cerca, en la basílica de San Rafael, la hermandad Universitaria dispuso a sus titulares juntos en un Calvario, un simbólico montaje que, para entenderlo, hacía falta leer la explicación situada al lado del altar.

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Martes Santo. Universitaria Francisco González

Colas de los fieles

Por el centro de la ciudad fue un día normal, salvo en las zonas donde radica una cofradía. Así, hubo pequeñas pero ligeras colas en las puertas de la parroquia de La Trinidad, donde la hermandad de la Santa Faz dispuso un altar con todas las figuras de su misterio, al que se incorporó la Virgen de la Trinidad. La hermandad recibió a lo largo del día numerosas visitas, sobre todo por la tarde.

También se llenó de gente la plaza de San Andrés para acompañar a la hermandad del Buen Suceso, que colocó a sus titulares en un amplio altar a dos alturas en la parte superior -en el centro Nuestro Padre Jesús del Buen Suceso sin cruz y con las manos atadas, y a los lados el resto de figuras del misterio-. En un plano inferior estuvo la Virgen de la Caridad rodeada de cirios y flores.

Mientras por la tarde las colas se agolpaban en San Andrés, en el Patio de los Naranjos de la Catedral se sucedían las marchas procesionales, en esta ocasión de la banda de la Esperanza, que ofreció un concierto organizado por el Cabildo. La formación musical hizo un recorrido por todos los días de la Semana Santa en un acto presentado por el cofrade ejemplar de este año, Ángel María Varo. En lo que corresponde al Martes Santo, interpretó la marcha El Císter, dedicada a la hermandad del mismo nombre, cuyos titulares estuvieron expuestos en Capuchinos en un elegante altar con distintos puntos de luz.

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Martes Santo. Agonía Manuel Murillo

Algo más alejado, en el barrio del Naranjo, también recibieron veneración los titulares de la hermandad de la Agonía. El Cristo lució en el altar mayor de la parroquia de Santa Victoria y la Virgen de la Salud en una capilla lateral. Fueron muchos los vecinos que se acercaron hasta la parroquia para estar un ratito acompañando a las imágenes.

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Al igual que el día anterior, a las 12.30 horas las cofradías de la jornada participaron en la Catedral en el acto litúrgico conjunto. Fueron recibidas por el obispo de la diócesis, Demetrio Fernández, que rezó con ellas. Poco antes de concluir el acto dedicó unas palabras a cada una. El prelado las animó a continuar con su labor en estos tiempos difíciles, mostrándoles su felicitación «por todo lo que os habéis esforzado en montar los altares de veneración». «Esperemos que el año próximo podamos el Martes Santo expresar esta devoción por las calles», concluyó.

Unas calles que este año están huérfanas de cofradías, calles donde solo habita el silencio y, en algunos puntos, las colas para ver a los titulares de las cofradías, en la mayoría de los casos largas pero fluidas, con un público que espera con mucho respeto ver a las imágenes, testigos este año de una Semana Santa muy particular.