La ciudad de Bujalance acoge a su Semana Santa como uno de los mayores acontecimientos de la localidad. Son muchos y muy diversos los motivos, históricos, monumentales, culturales, artísticos, religiosos, tradicionales y gastronómicos por los que fue declarada, en el 2003, Fiesta de Interés Turístico Nacional de Andalucía. Gracias a la implicación de todo un pueblo, junto con sus cofradías y hermandades, las parroquias, la participación del Imperio Romana, de la banda de música Pedro Lavirgen y la colaboración decisiva del Ayuntamiento de Bujalance, a través de sus concejalías de Cultura y de Turismo.

El primer aspecto que remarca la importancia la Semana Santa de Bujalance es el histórico, ya que es una celebración muy arraigada históricamente desde hace siglos. Así, a mediados del siglo XVI es cuando nace la Cofradía de la Vera Cruz, establecida en la ermita de su mismo nombre, con una procesión de disciplinantes y desde entonces en la noche del Jueves Santo. La segunda cofradía en fundarse, en la segunda mitad del siglo XVI, fue la de la Soledad de Nuestra Señora o de las Angustias, en la Iglesia de San Francisco, procesionando en la noche del Viernes Santo. A finales del siglo XVI se crea la corporación de Nuestro Padre Jesús Nazareno, en la ermita del Calvario en el cerro de la Lobera. Por su parte, en 1608, surgió la cofradía de San Nicolás Talentino y, ya en el siglo XX, el Resucitado en 1928; en 1965, la del Cristo de la Buena Muerte y la Soledad; en 1982, la Entrada Triunfal de Jesús en Jerusalén; en 1990, el Santo Vía Crucis y, en 1993, la del Cristo del Gran Poder.

Riqueza patrimonial

El segundo aspecto destacable es la riqueza monumental de Bujalance, que aumenta de forma especial el valor de su Semana Santa, ya que discurren las procesiones por un marco histórico, monumental y patrimonial de extraordinario valor. Su casco histórico fue declarado, en 1983, Conjunto Histórico-Artístico, gracias a su homogeneidad y por ser un magnífico ejemplo de arquitectura típica andaluza, de clara herencia árabe, que conserva casi intacta la tipología del Barroco, con numerosas casas señoriales blasonadas, edificios religiosos y civiles declarados Bienes de Interés Cultural. Entre ellos, la Catedral de la Campiña, de 1525, de estilo gótico-renacentista, con su torre inclinada y la más alta de la provincia; la parroquia de San Francisco, de 1530, con su torre diciochesca; el castillo-alcazaba, del siglo X, mandado edificar por Abderramán III; la Plaza Mayor; el ayuntamiento, de finales del siglo XVII; el hospital de San Juan de Dios y su capilla de la Milagrosa, del año 1542; el convento de San José y Santa Teresa, de 1708, y las ermitas de Nuestro Padre Jesús, situada en la cima del cerro de la Lobera, la de la Vera Cruz y la recientemente recuperada ermita de Consolación.

Además, en estos días, tanto el Ayuntamiento, como los vecinos, preparan y engalanan las calles y plazas de su casco histórico, con el blanqueado de fachadas, la instalación de numerosas colgaduras, el montaje de la carrera oficial y el palco de autoridades.

Jesús Rescatado el Jueves Santo. CÓRDOBA

En tercer lugar, la cultura y el arte son otros de los factores determinantes de la Semana Santa bujalanceña, ya que en torno a esta celebración se organizan numerosos actos culturales, como el pregón de Semana Santa, ya desde el año 1980, con destacados pregoneros como el poeta Mario López o el tenor Pedro Lavirgen. Además, se editan carteles, revistas y boletines desde el año 1972. Otros actos destacados son los certámenes de bandas y agrupaciones, concentraciones de romanos, conciertos, exaltaciones de la saeta, conferencias, exposiciones, concursos de fotografía, de dibujo y literarios. Finalmente, destacar las figura del insigne imaginero bujalanceño Juan Martínez Cerrillo, que tan bellas imágenes ha dejado en su ciudad natal, y del cantaor flamenco y saetas Manuel Jiménez El Rufo.

En cuarto lugar, hay que señalar que la religiosidad se vive con intensidad en la Semana Santa. Es una auténtica manifestación de fe, con gran participación popular, desde la calle, en la visita a los templos, participando en los cultos o desde el seno de las cofradías, ya sea como costaleros, nazarenos, porteadores, romanos, penitentes, mujeres de mantilla, músicos, etcétera. De ellos, la mayoría jóvenes, tanto hombres como mujeres. Hay que reseñar que el papel de la mujer en la Semana Santa bujalanceña es decisiva.

En los templos se viven las celebraciones cuaresmales de triduos y las propias de Domingo de Ramos, el triduo pascual, la vigilia pascual y de Domingo de Resurrección.

También han destacado los eventos religiosos, organizados en torno a la Semana Santa, como, el magno entierro del año 2000; el vía crucis y exposición del 2010, con motivo del centenario del nacimiento de Martínez Cerrillo; la magna salida del año 2013, con motivo del Año de la Fe. Y las celebraciones del 2015, Año de la Esperanza, con otra magna procesión y la del Año de la Misericordia, en el 2016, con el Santísimo Cristo del Amor y la Misericordia.

La Semana Santa siempre crea una gran expectación. Son días cargados de emociones, vivencias e intensos momentos de religiosidad y de ancestrales tradiciones que se llevan muy adentro y que se manifestarán a cada uno de los bujalanceños y de los visitantes que llegan. Las procesiones por las calles, siempre repletas de personas, que acompañan el discurrir de las bellas imágenes de autores como Martínez Cerrillo, Castillo Lastrucci o Amadeo Ruiz Olmos. Cristos nazarenos, crucificados y dolorosas, a los que en Bujalance se les tiene gran fe, se les reza y se les pide por todas las necesidades. Procesiones con grandes contrastes, unas de silencio y otras más populares y de bulla, pasando por amplias calles o plazas y por otras muy estrechas del casco histórico, lo que le da una gran espectacularidad, belleza inigualable, y transmite sentimientos difíciles de olvidar a todo aquel que nos visita.

Cristo de la Buena Muerte en su procesión el Viernes Santo. CÓRDOBA

Grandes momentos

Asimismo, sobresale la Semana Santa de Bujalance por sus ancestrales tradiciones y por sus singularidades. Entre ellas, el desfile colorista, gallardo y musical del Imperio Romano, algo imprescindible y de gran arraigo en la Semana Mayor bujalanceña, que va muy unido a ella. Es una de sus principales señas de identidad, que la hacen única. El Imperio Romano, ya en 1769, acompañaba a las imágenes. Actualmente va con los pasos, en las procesiones del Domingo de Ramos, Jueves Santo, Viernes Santo de madrugada, Viernes Santo por la noche y Domingo de Resurrección. Desfilan escuadras de gastadores, escuadra de espadas y banderas, banda de cornetas y tambores y, tras la escuadra de los mandos, cierra la escuadra de lanceros.

Otro momento destacado de la Semana Santa bujalanceña, y que no hay que perderse, es el paso de la Borriquita, el Domingo de Ramos, por el Arco del Ayuntamiento. En el Martes Santo, no hay que perderse el paso del Señor del Gran Poder por las calles estrechas del casco histórico, donde reúne a cientos de personas para vivir la dificultad del doble giro.

El Miércoles Santo, filas de nazarenos de negro, con cruces al hombro, van en vía crucis con el Cristo del Amor y la Misericordia al son de roncos tambores.

El Jueves Santo hay que estar en la impresionante y espectacular salida de la Oración en el Huerto, el Rescatado y la Esperanza bajo palio y a rodillas de sus costaleros. En la plaza se hace con el Rescatado la representación del prendimiento, con figuras con rostrillo, el beso de Judas y los Romanos prendiendo al Rescatado. En la madrugada del Viernes Santo, Nuestro Padre Jesús y Nuestra Señora de los Dolores salen a las cinco de la mañana. Es uno de los instantes más bellos y singulares de Bujalance. También el paso por el Cerro de la Lobera y la bajada por la Calzá. A su regreso se realizan las tres caídas del Cristo y el encuentro del Hijo con la Madre. En el Santo Entierro, las autoridades procesionan al Cristo de la Buena Muerte a hombros y en la puerta del templo lo entregan al pueblo. El Domingo de Resurrección, los nazarenos con campanitas, anuncian que Cristo ha resucitado y la alegría de la Virgen.

Finalmente, la cultura gastronómica de Bujalance destaca en Cuaresma y Semana Santa con numerosos y ricos platos, como las típicas patatas rellenas, flamenquines, cholondros y bacalao rebozado.

Capítulo aparte son los tradicionales dulces caseros de Semana Santa: pestiños, lazos, roscos, palitroques, magdalenas y, sobre todo, los típicos y autóctonos dulces de Bujalance, los cuajados, los almendrados y los caracolillos.

Para terminar, en relación a la restauración y la hostelería, destacan los restaurantes El Tomate y Casa Patricio, además de numerosos bares, tabernas y pubs ubicados en el centro histórico, sobre todo en la Plaza Mayor, siempre con muy buen ambiente. En cuanto a la hostelería, el hotel hospedería La Querencia, calificado como Hotel con encanto, ofrece hospedaje de calidad para los visitantes en Semana Santa y a lo largo de todo el año. Desde sus instalaciones se tiene unas vistas panorámicas de la campiña y del casco histórico bujalanceño, con la Plaza Mayor y la Catedral de la Campiña y desde donde se puede disfrutar de forma privilegiada del discurrir procesional de las hermandades y cofradías de toda la Semana Santa.