La noticia de la suspensión de la procesión llegaba formalmente a 22 minutos de la medianoche, la hora en la que tenía prevista su salida la Buena Muerte en la Madrugá cordobesa. Se cerraba así un Jueves Santo de decepción en el que progresivamente las seis cofradías del día anunciaron que se quedaban en sus templos ante los pronósticos de lluvia. Aunque mejor sería hablar, más que de lluvia, de una «alta probabilidad de fuertes chubascos puntuales», como el que cruzó Sevilla la tarde del Jueves Santo dejando muchos litros de agua en breves minutos y un destructor granizo.

La decisión de la Buena Muerte también dio pie para preocuparse por una muy posible jornada del Viernes Santo complicada, que sin embargo comenzó hasta con algún claro y con la salida con normalidad del popular Vía Crucis de La Caridad. En todo caso, la Buena Muerte ha celebrado este año un Vía Crucis extraordinario por el 75 aniversario de fundación la hermandad dentro de un intensísimo programa, algo que quizá sirvió de consuelo a los hermanos o, más bien al contrario, les hizo lamentar aún más no haber podido procesionar este año.