La abrumadoramente popular presencia de los legionarios del Tercio Gran Capitán, Primero de la Legión (por cierto, qué gran homenaje le rindieron al Señor de la Caridad después de suspenderse ayer la procesión), eclipsa a veces, para quien se queda solo en lo superficial, los valores cofrades e históricos de la hermandad de La Caridad, para muchos la cofradía con el mejor y más coherente guión procesional, basado en un momento histórico tan concreto como el de la dinastía de los Trastámara de Castilla, cuando en aquella época la cofradía gestionaba el hospital de la Caridad.

Perderse en los detalles de la cofradía es sumergirse en otros tiempos, instituciones y soldadesca de un momento de la Historia de España concretísimo, con Juan II, Isabel I o el Gran Capitán como hermanos de esta cofradía, sin que ello desmerezca, por supuesto, de ese hermano actual de la cofradía que es la propia Legión.

En todo caso, la hermandad del Señor de la Caridad, ayer exornado con clavel rojo en su calvario, aunque pidió media hora para concretar si salía o no. Pero no llegó a consumir todo este plazo de tiempo y acordó suspender ayer su estación de penitencia ante los malos pronósticos del tiempo. Ciertamente, la hermandad jugaba con la cercanía de su templo a la carrera oficial (en el itinerario de vuelta, no en el de ida) y con la holgura de tiempo y de recorridos alternativos al haber suspendido antes sus procesiones El Nazareno y El Caído. Pero el sentido común obligaba a quedarse en el templo. Otra cosa será el Vía Crucis de esta mañana, a las 11.00 horas, con los legionarios. Habrá que esperar a ver si el tiempo lo respeta.