La noticia de la suspensión de la estación de penitencia llegaba formalmente a los medios de comunicación a 22 minutos de la medianoche, la hora en la que tenía prevista su salida la Buena Muerte en la Madrugá de la Semana Santa cordobesa. Se cerraba así un Jueves Santo de decepción en el que progresivamente, conforme llegaban sus respectivas horas de salida, las seis cofradías del día anunciaron que se quedaban en sus templos ante los pronósticos de lluvia. Aunque mejor sería hablar, más que de lluvia, de una «alta probabilidad de fuertes chubascos puntuales», como el que cruzó Sevilla la tarde del Jueves Santo dejando muchos litros de agua en breves minutos y un destructor granizo, aunque en el observatorio del Aeropuerto de Córdoba solo se registrase en esa jornada 0,2 litros por metro cuadrado en torno a las 18.00 horas, y ninguna precipitación sensible después ni durante la madrugada del Viernes Santo.

La decisión de la Buena Muerte también dio pie para pensar en una complicada jornada de hoy, que sin embargo ha comenzado con claros y con la salida con normalidad del popular Vía Crucis de La Caridad.

En todo caso, la Buena Muerte ha celebrado este año un Vía Crucis extraordinario con motivo del 75 aniversario fundacional de la hermandad, dentro de un programa conmemorativo intensísimo en el que también cabe destacar el traslado extraordinario de Nuestra Señora Reina de los Mártires a la basílica menor de San Pedro para un besamanos delante de la urna con las reliquias de los mártires cordobeses. Razones para consolarse o, quizá todo lo contrario, para lamentar aún más no haber podido realizar la estación de penitencia en este 2019.