Una hermandad poco (poquísimo) dada a frivolidades decidió ponerse en la calle aprovechando que mejoraban los pronósticos inmediatos del tiempo, y a pesar del precedente que en el Viernes Santo dieron las hermandades que primero tenían que salir; La Expiración, La Soledad y Los Dolores, que suspendieron sus estaciones de penitencia. Pero las circunstancias del Santo Sepulcro eran otras y la posibilidad de un breve pero intenso chubasco desaparecía conforme pasaban los minutos.

Así, a las 20.42 horas, la Agrupación de Cofradías anunciaba formalmente que la hermandad saldría. Y ocurrió como con el Descendimiento, la otra corporación que desafió a la lluvia esa tarde: la noticia corrió como la pólvora (gracias a los medios, entre ellos la web de Diario CÓRDOBA) y un público huérfano de muchas procesiones desde el Miércoles Santo se concentró en su recorrido, quizá no siempre con el preciso rigor y silencio que merece el cortejo del Santo Sepulcro, pero con una expectación de récord. Y todo ello camino de una carrera oficial particularmente tardía y el paso serio y ceremonial de los costaleros de Luis Miguel Carrión Curro. Al cierre de la presente edición, la última hermandad antes de la del Resucitado, el domingo, ponía un broche de oro para resarcir a Córdoba de una Semana Santa condicionada desde el Miércoles Santo por la meteorología.