El estreno de este año de la hermandad de Nuestro Padre Jesús Caído no era material, sino espiritual y de Derecho Canónico. Así, como suena. Y es que la hermandad de los toreros, fundada en 1765, a los títulos de «Pontificia», «Real» y «Venerable», a uno adjetivo por siglo de existencia, iba a procesionar este año por primera vez con el título de «Carmelitana». Que no es poca cosa porque, aunque la Virgen del Mayor Dolor en su Soledad tiene en el frontal de su palio una réplica de la Virgen del Carmen de San Cayetano, este título sella esa estrechísima relación entre la hermandad, el convento de San José y su Orden del Carmen Descalzo.

En todo caso, y como los estrenos espirituales no dependen de que se suspenda o no una procesión, habrá ocasiones para hacer gala de ese título en la calle, aunque ayer los hermanos tuvieran que consolarse rezando ante los pasos después de que a las 17.14 horas se confirmara la decisión de la hermandad de los toreros, ya también carmelitana, de no salir por el riesgo de lluvia.