No sería más que una anécdota, pero resulta que Nuestro Señor Amarrado a la columna sufrió un pequeño incidente al doblarse una de sus potencias por el entorno de San Pedro, camino de la carrera oficial, a la que entró con este atributo retirado. En un santiamén, aprovechando una discreta parada dentro de la Mezquita Catedral, se le repuso la pieza dañada, con la que volvió a su templo. El pequeño incidente, sin embargo, da cuenta de la capacidad de reacción de una hermandad bien organizada, un pequeño gesto tras el que hay una buena organización detrás en todos los niveles. Y todo ello con madera netamente cordobesa, como el trabajo de las cuadrillas de Luis Miguel Carrión Curro en el Señor Amarrado a la Columna y en María Santísima de la Candelaria y la de Federico Jiménez en la de Nuestro Padre Jesús de la Oración. O la música, con la agrupación musical de La Redención, Tubamirum (de Cañete de las Torres ) la Banda Amueci de Écija, pero que ya para Córdoba una más de la casa. De hecho, a lo largo del Domingo de Ramos de ayer todas las cofradías fueron acompañadas por agrupaciones cordobesas salvo en tres casos. Lo que dice mucho del salto de calidad registrado en la ciudad en cuestión de música cofrade. Y volviendo a la hermandad con sede en San Francisco, cabe recordar el imponente andar de esta cofradía, que usó estatice morado para el misterio, clavel rojo y jarras en las esquinas de rosas rojas para el Señor Amarrado y clavel en las jarras y azahar en los frisos para María Santísima de la Candelaria.