No siempre es necesario un gran estreno, y a veces hay gestos que recuerdan que lo importante es estrenar cada Semana Santa un corazón renovado. Fue el caso de la hermandad de la Dolorosa Gitana con infinidad de gestos, ayer, durante la estación de penitencia, que mostraron a las claras el carácter de esta cofradía, tan alegre repleta de Esperanza en su presencia en la calle como seria en otras muchas cosas importantes de la vida. Por ejemplo, con la marcha que tocó la banda de música de la hermandad, los Corbatas verdes, al entrar Nuestra Señora de la Esperanza en carrera oficial: Esperanza de Vida, de Manuel Marvizón. Con este gesto, la cofradía rindió tributo a otra hermandad muy peculiar, la de donantes de sangre, así como a los profesionales sanitarios del Centro de Transfusiones de Córdoba. Una muestra de cariño y, sobre todo, una llamada a la solidaridad de unos cofrades a los que la sangre, precisamente, le corre por las venas de color verde Esperanza. No fue la única muestra de pasión. Otro ejemplo, la Virgen de la Esperanza, con una variedad exhuberante de flores blancas ayer, muy de acuerdo a su explosiva estética y al espíritu de la cofradía, lució el fajín de general de brigada, donado por el jefe de la Brigada Motorizada XXI, Ramón Serrano Rioja.