Las amenazantes nubes con las que, pese a todo, salió la hermandad del Amor desde su iglesia de Jesús Divino Obrero dieron paso conforme cayó la tarde a una fresquísima pero magnífica tarde de Domingo de Ramos, lo que permitió un triunfal regreso a la cofradía que más recorrido tiene fuera de la ciudad, que aún queda muchos castizos del Campo de la Verdad que presumen de decir «voy a Córdoba» cuando cruzan el Puente Romano. El caso es que la hermandad pudo vivir momentos magníficos y entrañables, como en el homenaje que se le tributó a las hermanas del colegio de las Mercedarias. El Amor es una de las cofradías a las que la nueva carrera oficial le ha impuesto un itinerario prácticamente igual de ida y vuelta de la Catedral. Que no quiere decir, ni mucho menos, que las experiencias se repitan en la misma tarde. Y más con una cofradía que con tanta pasión vive su regreso al barrio.