Era uno de los comentarios más oídos ayer: «Sí. Está... de otra forma, pero es El Caído». Y es que, tras la reciente y profunda restauración de Regespa, ayer a los cordobeses tuvieron el privilegio de, después de tres siglos y medio, volver a ver un Jueves Santo su auténtica piel, el color original con el que Nuestro Padre Jesús Caído fue concebido y mostrado a nuestros lejanos antepasados. Un reestreno, si se permite el término, que no podía tener mejor marco que el propio estreno que es esta propia nueva Semana Santa, con su carrera oficial en el entorno del primer templo cordobés y que obligó al Señor de los toreros a un paso algo más ligero para un recorrido más largo.

Y por supuesto, también hubo estrenos en El Caído más de a pie de calle, permitan el término y sin desmerecer en absoluto, porque tampoco podía ser más oportuno el estreno del banderín del grupo joven.

El mejor día para unir y recuperar siglos de historia, caminar por la carrera oficial del presente y mirar al futuro.