La genial chiquillería cofrade que forma parte de la hermandad, cantera para todas las cofradías y no solo para la Santa Faz, volvió a derramarse ayer desde La Trinidad, todo ello en una hermandad joven y sin miedo a las nuevas tecnologías, que bien saben usar para su gestión y promoción, como relata en esta misma página el miembro de junta Javier Luque.

El friso del paso del Nazareno estuvo compuesto por flores variadas entre el morado y el lila en gradaciones, mientras que el palio de María Santísima de la Trinidad se engalanó de rosas blancas. Del carácter escolar de la hermandad dio cuenta en La Catedral la oración (un rezo con un contenido totalmente didáctico y repleto de cariño) que dirigió el párroco de La Trinidad y canónigo, José Juan Jiménez Güeto.

La hermandad tenía previsto poner en la calle este año a 364 nazarenos en un día en el que jóvenes cofradías demostraron que si se quiere ir a La Catedral, se va, con Segunda o sin Segunda puerta y con un Patio de los Naranjos abarrotado. Fue impresionante la llamada del capataz en la chicotá que ponía dentro de La Catedral el paso del Nazareno, en la que pidió porque el próximo año la carrera oficial esté en el primer templo de Córdoba. Dicho eso, dicho todo.