Marea verde le llaman y hay que coincidir en que La Esperanza cubrió la ciudad como una gran ola de alegría, entre ellos, de mantilla estaba Arantxa del Sol. Dicen que su marido, el pregonero de la Semana Santa 2015, Finito de Córdoba, estaba de nazarenos. Jesús de las Penas, con cada año más devotos dentro y fuera de la cofradía, impresionó. Estuvo exornado por minicalas rojas y rosas rojas. La Esperanza, por su lado, lució todo lo espectacular posible con jarras con rosa de pitiminí, flor de guisante y orquídeas. Todo contenidamente explosivo, todo a grandes dosis de pasión y con un Bailío desplazándose bien hacia arriba o hacia abajo, que es el Bailío y no La Gitana el que se mueve. Todo excecivo. Como debe ser.