Palma del Río ha conmemorado los días grandes de la Pasión y muerte de Cristo uniendo devoción y manifestación artística en tres desfiles procesionales, La Expiración, La Madrugá y el Santo Sepulcro. Desfiles que han convocado en la calle a una multitud entre el blanco del azahar y el olor a incienso.

Bulla para el Jueves Santo y Viernes Santo, palmeños y visitantes reconociendo las singularidades de la Semana Santa palmeña que sigue creciendo gracias a la labor pastoral de las parroquias San Francisco y Nuestra Señora de la Asunción, la labor evangélica de las hermandades y el cuidado y auge del patrimonio cofrade como símbolo de la fortaleza de las cofradías.

La hermandad del Santo Sepulcro y María Santísima de los Dolores congregó a una multitud en San Francisco. Numerosos estrenos presentó esta hermandad que celebró el Viernes de Dolores una eucaristía y ofrenda floral con un bellísimo altar, donde fue bendecido el nuevo puñal para María Santísima de los Dolores, obra hecha por el orfebre palmeño Javier Ruiz Cabrera. El sello de Ruiz Cabrera, Orfebrería Palmeña, también firmó ayer otro estreno del Santo Sepulcro, el Libro de Reglas. Y la hermandad desfiló con el nuevo grupo de metales del Santo Sepulcro.

Y el gran estreno de la Semana Santa palmeña ha tenido como protagonista La Madrugá. La hermandad de Nuestro Padre Jesús Nazareno, María Santísima de la Piedad y San Juan Evangelista ha presentado a La Piedad en paso de palio. Un palio hecho gracias a la devoción de un grupo de palmeños que desde el verano han trabajado en el taller de bordado de la hermandad del Nazareno. Diez bordadoras y dos bordadores, bajo la dirección de Jeremy Ibáñez, han cosido más de 30.000 lentejuelas sobre terciopelo morado. La Piedad también ha estrenado una cruz pectoral hecha por Javier Ruiz Cabrera.

Y el recinto histórico se descubre como escenario cofrade el Jueves Santo con la hermandad de la Expiración, María Santísima de los Dolores, Santa María Magdalena y San Juan Evangelista. Silencio y respeto para esta cofradía que asoma bajo el arco de Portocarrero y desfila por Fuentecilla de los Frailes y Río Seco junto a la muralla.