La Semana Santa ha dejado un sabor agridulce en Lucena. La lluvia recortó ayer el desfile de la Archicofradía de Jesús Nazareno, dejando brillar el Jueves Santo, que arrancó con la Cofradía del Silencio, acompañada por miles de fieles y los tradicionales tambores enlutados. Por la tarde, se iniciaron los desfiles con la procesiones de la Cofradía de la Santa Fe, Nuestro Padre Jesús en el Sagrado Lavatorio y Nuestro Padre Jesús Preso, cuyos manijeros fueron Juan Marín, Antonio Jesús Ramírez y Rafael Ruiz.

Desde Santiago, salió la Hermandad de Nuestro Padre Jesús Amarrado a la Columna y María Santísima de la Paz y Esperanza. El paso de la Columna fue mandado por Rafael Sánchez y el de la Virgen de la Paz lo guió Rabel Beato. El tradicional Torralbo y la Banda de Cornetas y Tambores Jesús Cautivo de Rus (Jaén) los acompañaron. Emocionante fue su paso por la calle Flores y el de la Cofradía de Nuestro Padre Jesús Caído y María Santísima de la Salud, con Antonio Ranchal y José Angel Chacón como manijeros. La Agrupación Musical Jesús Nazareno de Cañete acompañó a la cofradía. Magnífico también el desfile de la Hermandad del Cristo de la Sangre y María Santísima del Mayor Dolor, que fue acompañada por la banda de música de Lucena, con Israel Parejo y Pedro Cabrera de manijeros.

El Viernes Santo se abrió con la salida desde la Capilla de las cinco procesiones de la Venerable Archicofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno, que se recogió más de una hora en la parroquia de San Mateo y regresó a su templo antes de los previsto. Domingo Moyano mandó la procesión de Jesús Nazareno, siendo manijeros de las otras cuatro Antonio Muñoz (Verónica), Sergio Lopera (Magdalena), Francisco Pérez (San Juan) y Miguel Chacón (Virgen del Socorro). Pese a que se acortó el recorrido, se disfrutó de una magnífica santería, con momentos de gran emoción cuando Jesús Nazareno impartió la bendición. El Santo Entierro, finalmente, suspendió su salida.