La paz que se respiraba anoche en San Andrés, que fue la iglesia que sirvió de último refugio al ser la que abrió más tarde para que los titulares fueran visitados y que cerró en torno a la medianoche, hizo las veces de calmante para el ánimo del cofrade, después de una jornada tan decepcionante como la vivida ayer, con solo dos hermandades en la calle que, encima, padecieron toda clase de vicisitudes que les restaron brillantez.

La decisión de no hacer estación de penitencia (providencial, porque el gran chaparrón de las 21.30 le hubiera cogido entrando en Deanes) se tomó tras agotar la media hora de prórroga que otorga la Agrupación de Cofradías. Después, y ante los titulares, con una hermosísima Virgen de la Caridad exornada con rosas color champán, comenzarían los turnos de vela y las colas de visitantes.