La idiosincrasia, la historia y los sentimientos de una hermandad no caben en este reducido espacio, ni siquiera cabe entera en una estación de penitencia. Esta no deja de ser solo un aspecto de toda la secular tradición que corre por nuestras venas ni de toda la actividad de trescientos sesenta y cinco días de afanes y convivencia cristiana que nos une a sus integrantes.

Con todo, la hermandad de la Merced, cada Lunes Santo se viste de sus mejores galas y busca al pueblo para llevarle unos símbolos eternos que hablan de vida, pero también de esperanza, de fe, de caridad-

Se trata de unas imágenes que, de manera simple y directa, condensan un evangelio entero, y en torno a ellas un barrio que se identifica y siente que no todo lo nuevo es mejor y que la sencillez se agradece en un mundo cada vez más complejo en el que parece que solo hay sitio para "especialistas" que parecen excluir a los demás.

En ese complicado mundo, la hermandad sacramental de La Merced quiere reivindicar que todo cabe en un simple círculo blanco.