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Iniciativa de la Fundación CB

El yoga al aire libre arrasa entre los pacenses: "Después de mucho tiempo, he vuelto a conectar con el mundo que nos rodea"

Cristina Oliva lleva a cabo todos los martes una sesión que busca relajar el cuerpo y la mente de los asistentes en la terraza de la sede de este entidad en la calle Montesinos

Antonio Castaño

Antonio Castaño

Badajoz

Los martes ya no son un día más en el calendario para la vecina Isabel Fernández. Ahora son "el día en el que el estrés desaparece y la paz, el silencio, la relajación, el ejercicio físico, ambiente terapéutico y conexión con uno mismo y con el mundo exterior hace acto de presencia". ¿La razón de ello? Es asidua al taller de yoga para adultos que Fundación CB lleva a cabo todos los martes de 9.00 a 10.00 horas.

Al igual que Isabel Fernández, varios pacenses llenan cada semana la terraza de la sede en la calle Montesinos para disfrutar de una clase de yoga al aire libre de la mano de la profesora Cristina Oliva. Estiramientos, equilibrio, control de la respiración, fuerza, flexibilidad... son varios de los aspectos que se trabajan en una sesión que se caracteriza por su adaptabilidad. "Llevamos a cabo clases que sean fáciles de seguir, con un lenguaje sencillo y ejercicios que personas de todas las edades pueden llegar a conseguir. El fin de esta iniciativa es que todas las personas, aún sin ningún conocimiento alguno de yoga, puedan venir, conocer este deporte y disfrutarlo", explica Oliva.

No obstante, el motivo por el que Isabel Fernández y muchos de los asistentes acuden a esta cita no es el trabajo físico, sino el trabajo mental. Esta vecina practica yoga desde hace cuatro años, pero admite que el ambiente que se vive estas sesiones "no tiene comparación". "El entorno es muy especial. Practicar al aire libre, con estas vistas inmejorables de fondo, le da otro sentido al yoga. Mi mente llega a un punto de relajación que nunca antes había alcanzado. Sosiegas tu cuerpo, mantienes la concentración y conectas contigo mismo y con el mundo que te rodea, algo tan valioso que hoy en día, que con tantas pantallas y el estilo de la vida actual de la sociedad, hemos perdido", comenta.

Isabel Fernández

Isabel Fernández / Santi García

Espacio de liberación

Las posturas elegidas por Cristina para las sesiones buscan la liberación de cuerpo y mente. Para la segunda, la profesora utiliza un método muy peculiar: el uso de metáforas. Una de las que más llama la atención a los asistentes es 'el hilito en la cabeza'. Los usuarios deben mirar al cielo mientras estiran sus extremidades, excepto un brazo que debe de tirar de este hilo imaginario para que "todo el estrés mental salga hacia afuera". Esto fue lo que atrajo a Paola Cantero, que a pesar de ser la única adolescente del grupo, no se pierde una clase. "Mi favorita es la postura del camello. Estás sentado y tienes que llevar las manos a los tobillos mientras contraes los hombros. La respiración se vuelve libre y todo el cuerpo se relaja. Imagina perderte esa sensación simplemente porque no haya nadie de mi edad", señala.

Más chicas que chicos

Las plazas y reservas se agotan todas las semanas. En su mayoría, por chicas. "Sí que vienen algunos hombres, pero muy pocos. Curiosamente, en todas las actividades físicas y artísticas que no sean crossfit o gimnasio, mayoritariamente participan mujeres. Es un aspecto que la sociedad debe cambiar. Los chicos pueden hacer yoga y cualquier cosa que les plazca. Ojalá esto sirva de llamamiento", subraya Cristina Oliva.

En ese sentido, la profesora presenta una alternativa. "También se puede practicar en casa. Si todo el mundo sacara un ratito, aunque solo fueran 20-25 minutos, notarían una mejoría en su vida. Es una práctica fantástica para sentirte ágil y cómodo en tu día a día. Tanto cuerpo como mente lo agradecerán", concluye Oliva.

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