Desde la instauración de la democracia en España, en 1978, se ha producido un hecho constante relativo a las enfermedades infecciosas: todos los presidentes de la democracia española han tenido que enfrentarse a crisis sanitarias desencadenadas por un virus emergente.

Los primeros casos de infección por el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) -la principal pandemia que ha sufrido nuestro planeta desde finales del siglo XX – fueron diagnosticados en Los Ángeles entre octubre de 1980 y mayo de 1981.

Seguramente, ciudadanos españoles también se estaban infectando por el VIH durante esas fechas coincidiendo con el final de la presidencia de Adolfo Suárez.

Esta hipótesis es probable porque el primer caso de SIDA se diagnosticó en España en octubre de 1981, durante la presidencia de Leopoldo Calvo Sotelo.

A partir de entonces, todos los presidentes democráticos han gobernado mientras la pandemia de VIH/SIDA continuaba extendiéndose por España.

Durante la presidencia de Felipe González (1982-1996), España tuvo una de las incidencias más altas de nuevos casos de infección por VIH de los países de Europa occidental. En la actualidad, se calcula que entre 140.000 y 170.000 españoles viven con el VIH

Además de la pandemia del VIH, durante las presidencias de José María Aznar y de José Luis Rodríguez Zapatero se produjeron y extendieron las epidemias de:

  • Gripe aviar H5N1
  • Síndrome de Distrés Respiratorio Agudo (SARS en siglas inglesas), causado por un coronavirus actualmente denominado SARS-CoV-1.

Al gobierno del presidente Mariano Rajoy le tocó afrontar nada menos que cinco crisis causadas por virus emergentes:

  • En 2009 la gripe porcina H1N1,
  • En 2013 la epidemia por el virus Chikungunya,
  • En 2014 la mayor epidemia de la historia por el Ébola, incluyendo el primer contagio sucedido en suelo europeo que ocurrió en España;
  • En 2015 la epidemia por el Zika
  • y en 2016 los primeros casos autóctonos españoles de enfermedad por el virus de Crimea-Congo.

Nuestro actual presidente, Pedro Sánchez, ha tenido que gestionar:

  • Desde 2020, la pandemia de COVID-19.
  • En este año 2022, la epidemia del virus de la viruela del mono que aún no sabemos si la OMS acabará declarando que también es una pandemia.

7 presidentes y 10 virus emergentes

Así que en un período que abarca tan solo cuatro décadas, los siete presidentes democráticos han tenido que gestionar crisis sanitarias causadas por diez virus emergentes.

Aproximadamente, una crisis cada cuatro años; ¡una por legislatura!

En otros países europeos, sus gobiernos también tuvieron que enfrentarse a estas crisis sanitarias, pero la mayoría tenían a su disposición algo que los gobiernos españoles nunca han tenido: médicos especialistas en enfermedades infecciosas.

En el momento actual, España y Chipre son los dos únicos países de la UE que no reconocen esta especialidad

Los otros 25 países de la UE han reconocido la especialidad, porque son conscientes de la complejidad de las enfermedades infecciosas.

Hasta ahora, me he limitado a mencionar las epidemias o crisis sanitarias causadas por virus emergentes, pero habría que añadir las amenazas potencialmente catastróficas de:

  • Las resistencias antimicrobianas que intentamos combatir con los programas de optimización de los tratamientos antibióticos,
  • Las infecciones complejas en pacientes hospitalizados,
  • Las infecciones en inmunodeprimidos por trasplantes o terapias inmunosupresoras,
  • Las infecciones del viajero
  • Las infecciones de transmisión sexual.

Para darle al lector otro dato sobre la complejidad de las enfermedades infecciosas, basta decir que la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica (SEIMC) cuenta en la actualidad con 16 grupos de estudio focalizados en diferentes aspectos de las enfermedades infecciosas.

¿Área de capacitación o especialidad completa?

La publicación del Real Decreto de Especialidades Médicas ha puesto sobre la mesa el debate sobre si las enfermedades infecciosas deben ser un área de capacitación específica (ACE) de uno o dos años de duración, o una especialidad completa similar a la de otros países europeos donde la duración mínima de formación es de 4 años (Directiva 2005/36, página 115 versión española).

Con la complejidad descrita en los párrafos anteriores es imposible pretender que los conocimientos necesarios para formarse adecuadamente en este ámbito de la medicina puedan adquirirse durante un período de uno o dos años de ACE

Algunos especialistas interpretan la creación de la especialidad de enfermedades infecciosas en España como una amenaza a sus propias especialidades, porque entienden, a mi juicio equivocadamente, que van a dejar de atender a pacientes con infecciones que forman parte de su actividad asistencial habitual.

El especialista en enfermedades infecciosas estará formado para atender las infecciones complejas descritas previamente, no para atender las infecciones que diversos especialistas -internistas, neumólogos, oncólogos, intensivistas, geriatras, cirujanos (entre otros)- ya están atendiendo a la perfección.

Los especialistas en enfermedades infecciosas estarán formados para colaborar con otras especialidades cuando el grado de complejidad de la infección rebase los conocimientos generales de los especialistas mencionados.

España debe ser un país con especialistas en enfermedades infecciosas

Un buen ejemplo de la dimensión de la especialidad de enfermedades infecciosas y el impacto que puede tener sobre otras especialidades es que, Francia, con una población de 67 millones de habitantes, forma anualmente 45 residentes en la especialidad de enfermedades infecciosas.

En la convocatoria del MIR de 2022 se ofertaron en España, con una población de 47 millones de habitantes, 401 plazas de la especialidad de Medicina Interna.

Si tomamos Francia como referente, no parece que el número de plazas posibles de especialidad en enfermedades infecciosas vayan a interferir con la actividad asistencial habitual de nuestros colegas, con quienes ya colaboramos desde las unidades y servicios de enfermedades infecciosas, que se han ido creando en España al existir esta necesidad, a pesar de la ausencia de una formación reglada vía MIR

¿España y sus gobiernos deben continuar siendo la excepción dentro de la UE por su negativa a reconocer la especialidad de enfermedades infecciosas?

Desde la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica (SEIMC) pensamos que la respuesta es un rotundo no.

Señor presidente, Pedro Sánchez, y señora ministra, Carolina Darias: España debe ser también un país con especialistas en enfermedades infecciosas.

 

El doctor Jose Ramón Arribas es Jefe de Sección de la Unidad de Enfermedades Infecciosas del Servicio de Medicina Interna del Hospital Universitario La Paz y Profesor Titular de Medicina de la Universidad Autónoma de Madrid