Ha llegado el momento de volver al colegio. Por ello el Colegio Nacional de Ópticos-Optometristas de España (CNOO) recomienda a padres y madres acudir con sus hijos a un establecimiento sanitario de óptica al inicio del curso escolar con objeto de realizarles una revisión visual.

Porque además de obstaculizar la visión, cualquier tipo de patología en los ojos no detectada y corregida a tiempo puede afectar negativamente al rendimiento académico. Y entre los problemas de visión infantil que más frecuentemente están detrás la falta de rendimiento escolar es la ambliopía, más conocida como ojo vago. 

Así, se desprende de los datos del ‘Libro Blanco de la Salud Visual en España 2022’ del Consejo General de Colegios de Ópticos-Optometristas (CGCOO), que refleja que ojo vago es una alteración visual que afecta a más de 100.000 niños en España. 

Además de este problema visual, existen otros como los defectos refractivos (miopía, hipermetropía y astigmatismo), estrabismo o alteraciones de la relación acomodación-convergencia que también influyen sobre el rendimiento de los menores. 

Tanta es su influencia que se calcula que el 30% de los casos de fracaso escolar están relacionados con alteraciones de la visión no identificadas.  

Los ópticos optometristas recomiendan realizar revisiones visuales.

En este sentido, una visión óptima en edades tempranas “es clave para garantizar los buenos resultados en la etapa escolar y el correcto desarrollo de los niños, ya que se trata del principal canal de entrada de la información”, advierte el decano del CNOO, Eduardo Morán. 

Además, asegura que durante la edad infantil resulta "más fácil la prevención y rehabilitación de cualquier alteración relacionada con el desarrollo visual". 

¿Qué significa tener un ojo vago?

La ambliopía se caracteriza por una pérdida de visión central (ya sea agudeza visual, sensibilidad al contraste, binocularidad o percepción de movimiento, entre otros). 

Esta pérdida de visión se produce por una estimulación anormal o inadecuada del sistema visual durante un periodo crítico del desarrollo temprano de las personas. Según la causa y el momento de su aparición, puede ser moderada o severa. Eso sí, detectada de forma temprana es una patología “potencialmente reversible”

El problema es que la aparición de un ojo vago no solo constituye un problema en la agudeza visual, también afecta a la calidad de vida y a la autoestima del menor.

  • Por eso, su “detección precoz y el tratamiento a tiempo resultan decisivos para mejorar la eficacia visual y permitir al niño recuperar o adquirir habilidades lo antes posible”, advierte Eduardo Morán.

La ambliopía no genera síntomas en la mayoría de los casos.

¿Cómo saber que el niño tiene un ojo vago?

La ambliopía infantil es un síndrome que compromete la visión, pero que puede pasar inadvertida para los padres porque, en la mayoría de los casos, no presenta sintomatología alguna. 

Esto hace difícil identificarla si no se acude con cierta frecuencia a un establecimiento sanitario de óptica para un examen visual completo. 

Con el fin de dar facilidades a los padres, madres y profesores a la hora de identificar las señales sobre que algo no va bien en la visión de sus hijos, desde el CNOO se ha elaborado una lista de señales de alarma:

  • Si se observa que el niño desvía algún ojo a cualquier distancia a la que se ponga del objeto a observar.  
  • El niño guiña alguno de sus ojos cuando sale a la calle o cuando lee. 
  • Frotarse continuamente los ojos.
  • Dolores de cabeza tras un esfuerzo visual al mirar de cerca. 
  • Si el niño se queja de tener visión borrosa o visión doble en alguna distancia.
  • Cuando hay problemas de comprensión lectora.
  • Mala coordinación ojo-mano.
  • Se acerca demasiado cuando realiza tareas en cerca.
  • Bajo rendimiento escolar.

Ante cualquiera de estos signos, y para determinar ante que tipo de patología visual estamos, es esencial ponerse en manos del profesional óptico-optometrista.