Todos necesitamos vitamina D, sobre todo los más pequeños que están en pleno proceso de crecimiento. Por eso pasear con ellos y exponerles al sol es recomendable. Pero cuidado, porque los menores de tres años son especialmente sensibles a los rayos solares.

Según la Asociación Española de Pediatría (AEP), en los últimos años se ha detectado un aumento significativo de los casos de cáncer de piel entre las personas de raza blanca.

“Está comprobado que las radiaciones solares, además de causar quemaduras, envejecimiento cutáneo precoz y desarrollo de cataratas oculares, producen efectos cancerígenos sobre la piel”, apuntan los pediatras.

Los expertos recuerdan que los bebés y los niños menores de 3 años son los más sensibles a los efectos nocivos de estas radiaciones. Esto es debido a que su piel es más sensible, delicada y fina, por lo tanto, más permeable a sustancias de las cremas que pueden ser perjudiciales y provocarles reacciones como alergia o irritaciones.

Por ello, si se lleva a un bebé a la playa, especialmente menor de 6 meses, recomiendan no solo no exponerle a la luz directa del sol, sino evitar aplicarle protector solar.

Los niños menores de 3 años son especialmente sensibles al sol porque su piel es más delicada, fina y permeable.

Y sin fotoprotectores ¿cómo proteger a los bebés del sol?

Entre las medidas de fotoprotección más importantes que deben tenerse en cuenta, especialmente con los bebés, el doctor Alejandro López Escobar, jefe clínico del servicio de pediatría del Hospital Vithas Madrid La Milagrosa, destaca algunas como:

  •  “Evitar la exposición directa y prolongada al sol”.
  • “Buscar sombras en espacios abiertos o utilizar una sombrilla”
  • “Protegerles con prendas de ropa de algodón, sombreros, gafas de sol oscuras y con filtro para rayos ultravioleta".
  • Y cuando los niños son un poco más mayores “también aplicarles cremas solares resistentes al agua y con factor de protección alto”.

Además, recuerda que estas medidas de precaución también deben adoptarse en los días nublados, ya que las nubes permiten el paso de la radiación ultravioleta.

Los menores de 6 meses no deben ser expuestos directamente al sol.

Gafas de sol, también para bebés y niños

Durante las vacaciones de verano, los niños pasan mucho tiempo al aire libre, por lo que reciben una mayor cantidad de radiación solar que los adultos. En ese sentido, el Dr. López Escobar señala que, “igual que hacen los mayores, niños deben utilizar gafas de sol para proteger sus ojos frente a las radiaciones ultravioletas. Además, esta medida evita que pueda entrar algún cuerpo extraño en los ojos, como la arena”.

La AEP explica que las radiaciones ultravioletas A y B del sol, “al igual que alteran y dañan la piel, pueden ser muy nocivas para los ojos, pudiendo afectar a la córnea (queratitis) y, a largo plazo, llegar a dañar la retina”.

Por ello, el Dr. López Escobar aconseja que los niños utilicen gafas de sol a partir del primer año de vida: “No olvidemos que, aunque las gorras o sombreros pueden proteger de la radiación directa en el ojo, no protegen de la parte de la radiación que se refleja en el suelo, la arena, la nieve o el agua”.