El actor Ashton Kutcher, de 44 años, ha reconocido que sufre de vasculitis, una rara enfermedad autoinmune que le afectó gravemente a la visión, la audición y al sentido del equilibrio hasta el punto de temer su pérdida total.

Así lo afirmó en 'Running Wild with Bear Grylls: The Challenge', un programa de National Geographic donde participa. Kutcher también confesó que le llevó alrededor de un año recuperar sus sentidos de nuevo. Pero, ¿en que consiste exactamente esta patología?

Vasculitis, una enfermedad rara

El término vasculitis engloba un conjunto de enfermedades en el que la característica principal es la inflamación de los vasos sanguíneos (arterias, arteriolas, capilares, vénulas y venas).

Como consecuencia de esa inflamación se produce una disminución del flujo vascular o incluso una interrupción completa del mismo.

Todas las vasculitis son consideradas enfermedades minoritarias, ya que afectan a menos de 5 de cada 10.000 habitantes y pueden desarrollarse a cualquier edad.

Asimismo, cuando se desconoce su causa (así es en la mayoría de los casos) se denomina vasculitis primaria, mientras que si deriva de una infección, otra enfermedad como el cáncer, toxinas o virus como los de la hepatitis, se llama vasculitis secundaria.

La vasculitis engloba un conjunto de enfermedades en la que la característica principal es la inflamación de los vasos sanguíneos.

¿Qué síntomas tiene?

La sintomatología varía en función del tamaño y de la ubicación de los vasos sanguíneos afectados por la enfermedad, así como el daño producido a los órganos. Aunque estos son los más comunes:

  • Problemas en la piel: Erupciones de color púrpura, ronchas, urticaria, protuberancias, llagas y coloración moteada.
  • Dolor en las articulaciones.
  • Problemas digestivos: Dolor abdominal, diarrea, náuseas, vómitos y sangre en las heces.
  • Problemas cardiovasculares: Angina e infarto de miocardio.
  • Problemas renales: Hipertensión arterial, retención de líquidos e insuficiencia renal.
  • Problemas en los nervios: Entumecimiento, hormigueo y debilidad en las extremidades.
  • Problemas cerebrales: Convulsiones y accidentes cerebrovasculares.
  • Problemas en los oídos: Zumbidos en los oídos y gran pérdida de audición.
  • Problemas en los ojos: Visión doble o pérdida temporal o permanente de la visión. Este es, en ocasiones, el primer síntoma que se manifiesta.
  • Otros: Fiebre, fatiga, sudores, dolores musculares, pérdida de peso y no tener ganas de comer.

Cómo se diagnostica

En la mayoría de las ocasiones el diagnóstico de vasculitis se sospecha por existir afectación del estado general (fiebre, malestar, cansancio) junto a síntomas derivados de la afectación de diversos órganos, frecuentemente varios a la vez.

Puede sospecharse con la realización de análisis de sangre y de orina, siendo habitualmente necesaria para su confirmación la realización de una biopsia de una zona del cuerpo afectada que sea accesible.

Los expertos han identificado hasta once tipos de vasculitis en función de la localización de los vasos afectados, sus diferentes tamaños y los distintos hallazgos histológicos objetivados con esta técnica.

Esta prueba es el método diagnóstico ideal y unida a los otros datos clínicos, analíticos y pruebas de imagen darán la clave diagnóstica, difícil de averiguar en muchos casos.

Puede sospecharse con la realización de análisis de sangre y de orina, siendo habitualmente necesaria para su confirmación la realización de una biopsia.

¿Tiene tratamiento?

Al igual que en la mayoría de las enfermedades, se necesita individualizar los tratamientos. En el caso de las vasculitis esto es especialmente importante considerando el tipo del que se trate.

Pero en general se precisa la utilización de inmunosupresores. En los últimos años también se están empleando terapias biológicas con elevado éxito.

Disminuye drásticamente la calidad de vida

Como se ha comentado previamente, la afectación inflamatoria vascular provoca la aparición de síntomas generales como la astenia, pérdida de peso o fiebre y el desarrollo de manifestaciones clínicas locales según el órgano del que se trate.

Así, se pueden tener entre otros, síntomas neurológicos como la pérdida de fuerza, dolor abdominal, insuficiencia renal, hipertensión arterial, etc.