La Organización Mundial de la Salud (OMS) calcula que un 24% de la carga mundial de morbilidad y un 23% de la mortalidad son atribuibles a factores medioambientales. 

Respecto a la población mundial, esta cifra supone 12,6 millones de muertes cada año, y se distribuye de manera desigual alrededor del planeta. 

Porque las condiciones del lugar donde vivimos (sanitarias, industriales, económicas, sociales, etc.) y las circunstancias en las que viven las personas, tienen una gran influencia en la manera en la que el medio ambiente afecta a la población. 

Y gran parte de estos condicionantes vienen determinados por el código postal en el que vivamos y desarrollemos nuestro día a día.

En Europa casi un millón y medio de muertes medioambientales

En Europa se estima que 1,4 millones de muertes al año se deben a causas relacionadas con el medio ambiente.

Y es que tanto la contaminación como los llamados disruptores endocrinos, esas sustancias químicas que nos rodean y que pueden alterar nuestro organismo desencadenando enfermedades, afectan a la salud. 

Lo explica la doctora Isolina Riaño, endocrino pediatra del Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA):

"Si ponemos el foco en la relación que tienen la salud y el medio que nos rodea, con el incremento de enfermedades en ambientes no saludables, podremos confirmar la influencia del código postal".

En Europa se estima que 1,4 millones de muertes al año se deben a causas relacionadas con el medio ambiente.

Contaminantes en la infancia y la importancia de la prevención durante el embarazo 

Los contaminantes orgánicos persistentes (COP), conocidos internacionalmente por su acrónimo inglés POPs (Persistent Organic Pollutants), son sustancias químicas que suponen una amenaza para la salud humana y el medio ambiente de todo el planeta.

Los COP son compuestos químicos, la mayoría sintéticos:

  • Pesticidas químicos
  • Plásticos
  • Productos químicos industriales
  • Algunos metales, etc.

Se ha visto que durante el embarazo, los COP almacenados en el cuerpo de la madre a lo largo de su vida pueden ser movilizados y transferidos al feto causando efectos adversos sobre la salud infantil y adulta. 

"Características maternas y los cambios fisiológicos durante la gestación, como aumento de peso, podrían tener una influencia en la carga global de los COP en los recién nacidos”, explica la doctora Adonina Tardón, investigadora principal Cohorte INMA Asturias, catedrática y directora del Área de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidad de Oviedo.

Los expertos recomiendan optar por alimentos frescos y cosméticos naturales.

Pautas para reducir la exposición a los contaminantes

Los expertos explican que estamos rodeados de estas sustancias químicas permanentemente: desde la alimentación hasta el aseo.

Así que estamos expuestos a ellas ingiriéndolas, inhalándolas e incluso a través de nuestra piel.

Pero, en el caso de los niños, su efecto es especialmente importante.

El problema es que la lista de estas sustancias, denominadas disruptores endocrinos, es inmensa. 

Por ello hoy en día es muy difícil no exponerse a algún tipo de estas sustancias. Pero hay ciertas precauciones que tal y como indica la Sociedad Española de Endocrinología Pediátrica, podemos tomar para exponernos lo menos posible, sobre todo las mujeres embarazadas y los niños recién nacidos:

  • Llevar una alimentación lo más sana y natural posible, huyendo sobre todo de la comida procesada y ultraprocesada: latas, envoltorios de plásticos, agua embotellada en plástico, lavando bien las frutas y las verduras frescas...
  • Optar por cosméticos naturales o libres de parabenos.
  • Evitar los ambientadores artificiales, sobre todo en espray.
  • Optar por muebles y juguetes de madera en lugar de sintéticos y de plástico.
  • Elegir alimentos frescos sobre productos procesados que tienen listas largas de ingredientes en la etiqueta. Cuanto más larga es la lista, es más probable que el producto contenga alguna de estas sustancias.
  • Comprar frutas y verduras producidas sin pesticidas, como productos certificados orgánicos o ecológicos, o locales libres de pesticidas.
  • Reducir el uso de plástico, especialmente al calentar o almacenar alimentos, usando en su lugar recipientes de vidrio o aluminio para los alimentos y bebidas.
  • Quitarse los zapatos al entrar a la casa para evitar introducir contaminantes en la suela de los zapatos.
  • Pasar la aspiradora con frecuencia, usar filtros de partículas de aire de alta eficiencia y un paño húmedo para quitar el polvo de casa con frecuencia.
  • Quitar o minimizar la presencia de alfombras de plástico en el hogar o el trabajo.
  • Evitar productos de limpieza agresivos con una larga lista de componentes químicos cuando sea posible, eligiendo los que no los contienen.