Congestión nasal, rinorrea, estornudos, lagrimeo o tos seca. Son algunos de los síntomas más habituales de la alergia primaveral.

En España, según datos de la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC), más de ocho millones de personas son alérgicas a este grano microscópico que producen las plantas con semillas como el olmo, el cedro o el arce.

La importancia de la lluvia

El buen tiempo, sumado a la contaminación en las grandes urbes, dispara la sensibilidad de quienes sufren alergia al polen en esta época del año, la primavera, que entra de manera oficial en el hemisferio norte hoy mismo, a las 16:33 hora peninsular.

Y aunque en los últimos días la lluvia ha hecho acto de presencia en muchos puntos de la geografía española, estamos ante uno de los inviernos más secos desde que comenzó el siglo.

De acuerdo a las cifras aportadas por la Agencia Estatal de Meteorología, este pasado mes de enero ha sido el que menos precipitaciones ha registrado desde el año 2005.

La sequía que estamos viviendo, como explica el alergólogo Ángel Moral, tiene un efecto negativo para quien tiene alergia al polen pero, sin embargo, beneficia a los alérgicos a las gramíneas.

"Los niveles de pólenes han sido muy altos en todo el país durante los últimos tres años por la ausencia de lluvias, ya que las precipitaciones impiden que floten en el aire".

¿Por qué esta primavera será atípica?

Tal y como explica el presidente de la SEAIC:

"La falta de lluvias durante el invierno nos está dando un inicio de previsiones de que la primavera para los alérgicos no va a ser muy mala. Pero las lluvias de los últimos días podrán modificar nuestras expectativas, aunque creemos que será una estación más suave porque habrá menos floración de las gramíneas y menos polinización".

Entre las alergias al polen, las más comunes son hipersensibilidad al polen de ciprés, platanero, gramíneas y olivo.

Precisamente una de las zonas más afectadas será Andalucía, y en concreto la provincia de Jaén, que cuenta con más de 580.000 hectáreas y más de 70 millones de olivos.

Como cada año, ésta será una de las estampas más frecuentes de la primavera Pixabay

"En cuanto a las gramíneas, la mayor concentración de polen se da en el centro peninsular y en Extremadura. Esta comunidad autónoma es la zona de España con los niveles más altos (en la pasada temporada con hasta 10.000 granos/m3 en Cáceres y Badajoz)", especifica el doctor a este portal.

También hay otros pólenes que afectan, y mucho, a los alérgicos estacionales.

El plátano de sombra, presente en muchas ciudades como Barcelona o Valladolid, empieza su polinización a finales de marzo y especialmente durante el mes de abril. Se ha calculado que un solo árbol puede albergar 143.000 millones de granos de polen.

Además es uno de los árboles más utilizados en nuestro país, ya sea en calles, parques o paseos. Y solo en Madrid, según ha contabilizado su Ayuntamiento, hay más de 40.000 plataneros de sombra, por lo que es una de las alergias más comunes, sobre todo en las grandes urbes.

¿Por qué cada vez hay más alérgicos al polen?

El número de pólenes no para de aumentar. Cada año es mayor y, como dice el doctor Moral, tiene una relación directa con el cambio climático y los gases de efecto invernadero.

En concreto, el CO2 favorece el desarrollo de las plantas causantes de las alergias. Y la contaminación también es otra causa del notable aumento de personas con alergias estacionales, provocando que estas semillas sean más agresivas.

"Las plantas, cuando hay contaminación, están en un ambiente nocivo, lo que provoca una modificación en su metabolismo produciendo pólenes más agresivos. Por eso, en las grandes ciudades el polen es más virulento y produce más enfermedades de tipo alérgico", matiza.

La emisión de gases de efecto invernadero, con el aumento de temperaturas añadido, juega un papel fundamental en el adelanto de polinización de algunas especies, con lo cual el periodo en el que dan síntomas es mucho mayor.

"Nos encontramos que hay más pólenes, durante más tiempo y encima más agresivos".

Alergia primaveral: cómo identificarla

Como con cualquier tipo de enfermedad, ante la sospecha de padecer alergia al polen (síntomas como pitidos en el pecho, dificultad para respirar, tos seca...), hay que acudir al médico.

El cuadro clínico suele ser suficiente para su diagnóstico, aunque si se quiere conocer cuál es el polen causante de la sensibilidad, se puede realizar una prueba cutánea.

Para detectar la alergia al polen, o a alimentos, se deposita sobre el antebrazo, ya que es una zona más sensible, una gota del extracto alergénico y luego se punciona con una lanceta, para introducirla en las capas más superficiales de la piel.

El resultado de esta prueba se obtiene después de unos 15-20 minutos. Se considera positiva, es decir, que se tiene alergia a un determinado polen cuando se observa una pápula (un bulto en la piel de un centímetro de diámetro).

"El médico de cabecera es válido para dar un diagnóstico y recetar un tratamiento. Aunque lo ideal es realizarse una prueba alérgica para confirmar el causante", señala.

Las alergias serán protagonistas de la primavera Pexels

¿Qué relación tienen la alergia al polen y a alimentos?

Los alimentos vegetales están muy relacionados con los pólenes. Es habitual que una persona con alergia, por ejemplo, a las gramíneas, también lo tenga a frutas como el melocotón o el melón.

La razón, señala el doctor, es porque comparten proteínas durante su evolución filogenética con una alta homología entre distintas especies. Lo que causa alergia tanto al polen como a determinadas frutas y verduras.

Así, es habitual que quien tenga alergia al polen de abedul la tenga también a la manzana, melocotón, otras frutas rosáceas, zanahoria y avellana.

La alergia al polen de artemisia se relaciona con sensibilidad al apio, zanahoria y especias.

Consejos para protegerse del polen… y sobrellevar la primavera

  • Mascarilla FFP2. Usar cubrebrocas al aire libre es fundamental para evitar la entrada de pólenes en las vías respiratorias.
  • Ventilación. Sí, pero evitando las horas centrales del día (entre las 12 del mediodía y las 18 horas de la tarde). Por eso hay que hacerlo, en la medida de lo posible, a primera hora del día o por la noche.
  • En el coche, ¡cuidado! Las ventanillas siempre deben cerradas.
  • Filtros antipolen. Se pueden utilizar en los aparatos de aire acondicionado, tanto en casa como en los automóviles.
  • Cuidado con la ropa. Al llegar a casa es aconsejable cambiarse de ropa. Desvestirse en el baño, y no en el dormitorio, es importante para que el polen no se transfiera de las prendas a las sábanas de la cama.
  • Ropa tendida. Durante los meses de primavera no es conveniente tenderla al aire libre, ya que se impregna de polen.
  • Purificadores de aire. Estos aparatos proporcionan un aire más respirable y limpio.

Podemos conocer los niveles ambientales de pólenes, separados por cada uno de ellos, en el mapa interactivo disponible en la página web de la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica.