Las enfermedades cardiovasculares provocan casi 130.000 muertes al año en nuestro país. Unos 350 fallecimientos diarios por esta causa.

El doctor Carlos Macaya, presidente de la Fundación Española del Corazón (FEC), pone un ejemplo para dimensionar la magnitud de estas cifras.

Todos tenemos en mente los datos que durante los meses peores meses de la pandemia se daban sobre el número de fallecidos por COVID-19. Pues "imagínense si todos los días, semanas o meses nos dijeran por televisión cuántos españoles han fallecido por enfermedades cardiovasculares".

Y es que, aunque la mortalidad relacionada con estas patologías "no es absolutamente evitable, sabemos por la OMS que un 80% de estos fallecimientos son evitables. Hablamos de la mortalidad prematura que causan las enfermedades cardiovasculares, fallecimientos que se producen en personas de menos de 70 años".

Precisamente conocer los factores que inciden directamente en la salud cardiovascular ha sido el objetivo de la Encuesta de Salud de la Fundación Española del Corazón, con motivo del Día Mundial del Corazón.

Los datos de este informe ponen de manifiesto que casi el 60% de los españoles, en concreto el 57,3%, tiene dos o más factores de riesgo cardiovascular. Por sexos, un 58,7% de los hombres presenta varios de estos factores, frente al 56,1% de las mujeres.

Entre estos factores destacan la hipertensión que sufre el 22,2% de los españoles, la hipercolesterolemia (22,8%), la diabetes 7,1%, el sobrepeso (33,8%), la obesidad 16,7%, el sedentarismo (19,4%), el estrés (17,4%), el tabaquismo (15,9%) y la falta de sueño que afecta 36,2% de la población.

El doctor Carlos Macaya, presidente de la FEC, alerta del peligro que esto supone, ya que "no podemos considerarlos como riesgos independientes y sumatorios, sino que la presencia de dos o más de ellos multiplica exponencialmente el riesgo de sufrir un infarto de miocardio o un ictus".

Riesgos por sexo, edad y lugar de residencia

Tener varios factores de riesgo cardiovascular es más común en la población de mayor edad. De hecho, el 70,4% de los españoles de 55 años o más tienen dos o más factores de riesgo. Este porcentaje se reduce hasta el 53,9% en la franja de edad comprendida entre los 36 y los 54 años, y al 41,6% en los españoles de entre 16 y 35 años.

La encuesta se ha realizado en una muestra representativa de la población española de 16 y más años. En este primer análisis se han extraído los datos de prevalencia de los diferentes factores de riesgo cardiovascular por sexo, edad y hábitat.

Por ejemplo, son las mujeres las que sufren más falta de sueño (37,8%), estrés (21,8%) y sedentarismo (22,4%). Mientras que el resto de los factores de riesgo cardiovascular analizados son más comunes en los hombres, con escasa diferencia en el caso de la hipercolesterolemia.

Otro dato. El sedentarismo es muy predominante entre personas jóvenes de entre 36 y 54 años (20,6%). En cambio, el estrés (20%) y el tabaquismo (22%) son más comunes en los españoles de entre 16 y 35 años.

Con relación al hábitat, el estrés (19,2%) afecta más a aquellos que viven núcleos de población de más de 100.000 habitantes, mientras que factores de riesgo cardiovascular como la hipertensión arterial, la hipercolesterolemia y el sobrepeso son más comunes entre aquellos que viven en lugares de menos de 10.000 habitantes.

¿Ha cambiado la pandemia nuestros hábitos cardiosaludables?

En estos más de dos años marcados por la COVID-19, en palabras del doctor Macaya, se ha producido por un "cierto abandono del control de los factores de riesgo como el seguimiento de los pacientes". Todo ello debido al estrés al que el sistema sanitario ha sido sometido durante la pandemia.

Macaya cree que algunos factores de riesgo si se han podido ver modificados. "Cambios en la incidencia por hipertensión no ha habido, pero si es posible que hay aumentado el sedentarismo", explica.

El peso de las enfermedades del corazón, mayor que el de los accidentes.

Lo que si se sabe es que después del SARS-CoV-2 ha empeorado el seguimiento de los pacientes con enfermedad cardiovascular. Pacientes que han acudido menos o no lo han hecho a los centros sanitarios.

De hecho, según los datos de la Sociedad Española de Cardiología facilitados por Macaya, "la atención de infartos de miocardio fue un 50% menos durante el confinamiento, lo que incremento la mortalidad por esta causa"

"Hablamos de infartos que se han producido en domicilio por temor de acudir a los hospitales, muertes extrahospitalarias", que han ocurrido no sólo en España, sino en todo el mundo, subraya Macaya.

Ahora, con una coyuntura pandémica bastante más controlada, es el momento de recuperar la atención a los pacientes con enfermedad cardiovascular o en riesgo de desarrollarla.

"Que acudan a su médico, que acudan a las revisiones, que retomen la adherencia a los tratamientos y a los hábitos de vida saludables, como la alimentación adecuada y la actividad física".

La prevención está al alcance de nuestra mano

"La enfermedad cardiovascular es la primera causa de muerte en el mundo, con 18,6 millones de fallecimientos al año, y también en España. Sin embargo, debemos recordar que muchas de estas enfermedades son prevenibles con hábitos de vida saludables, por lo que debemos insistir en el control de los factores de riesgo cardiovascular", remarca el doctor Macaya.

De hecho, el doctor Javier Aranceta, presidente del Comité Científico de la Sociedad Española de Nutrición Comunitaria (SENC) y miembro del Comité de Nutrición de la FEC, señala que hay

Hay factores de riesgo cardiovascular como la hipertensión arterial, la hipercolesterolemia, la diabetes, el sobrepeso y la obesidad están íntimamente ligados a nuestros hábitos alimentarios

Por ello, insiste, "resulta fundamental poner el foco en mantener una alimentación variada y equilibrada, rica en frutas y verduras. En este sentido la dieta mediterránea es la que más beneficios ha demostrado a nivel cardiovascular".

Pero además de la dieta, el otro pilar fundamental de la prevención está en la lucha contra el sedentarismo mediante la práctica de ejercicio físico de intensidad moderada de forma regular.

Y por supuesto, el abandono del hábito tabáquico, el control de los niveles de estrés y una buena higiene de sueño son el resto de los pilares que ayudarán a mantener una buena salud cardiovascular.