Sistema auditivo

La pérdida de audición sin tratar acelera el envejecimiento y causa incluso demencia

Estudios científicos recientes prueban la relación entre presbiacusia y otros males por el deterioro cognitivo del cerebro

Es importante cuidar de nuestra salud.

Es importante cuidar de nuestra salud. / Efeta

DC Digital

Córdoba

La pérdida de audición entraña una serie de consecuencias, algunas graves, para la salud de las personas que la sufren, sobre todo, a partir de cierta edad, mucho más allá del evidente aislamiento social al perturbar su comunicación cotidiana en su entorno.

La revisión auditiva y las diferentes audiometrías u otros test permite al instante diagnosticar y evaluar la presbiacusia.

Estudios científicos recientes han demostrado la relación directa que hay entre presbiacusia, la merma auditiva que afecta en mayor o menor grado a toda la población mayor, y otros males como la demencia, debido a que, al no percibir sonidos, el cerebro experimenta inexorablemente un deterioro cognitivo, es decir, que pierde plasticidad por falta de estímulos sonoros.

«Suele ocurrir que quienes primero detectan esta mala percepción del habla son los familiares más cercanos, también porque el afectado se resiste a reconocerlo por prejuicios y el miedo a ser estigmatizado por sufrir achaques y sentirse viejos», explica Javier Amián, director de Clínicas Efeta de Salud Auditiva, que conoce de primera mano esta problemática tras varias décadas de trayectoria profesional en Córdoba.

La pérdida de audición entraña una serie de consecuencias, algunas graves, para la salud.

La pérdida de audición entraña una serie de consecuencias, algunas graves, para la salud. / Efeta

No obstante, el tiempo es precioso en todo este proceso degenerativo del sistema auditivo por cuanto esa situación no tratada con tecnología adecuada, los audífonos, somete al individuo a la denominada 'deprivación auditiva', es decir, priva a sus neuronas de la actividad suscitada por oír, necesaria para que no pierda sus facultades mentales. «Hay que acudir a un profesional apenas se aprecien los primeros síntomas de que su padre, su tía, un abuelo… empieza a seguir la corriente en las conversaciones y sus interlocutores se dan cuenta de que, en realidad, no comprende todo el hilo de las conversaciones, o pide que se le repitan las cosas, resulta primordial una intervención precoz», abunda Amián.

Revisión auditiva

El primer paso, la revisión auditiva y las diferentes audiometrías u otros tests permite al instante diagnosticar y evaluar la presbiacusia en una escala con la que adaptar los aparatos de ayuda (audífonos) para paliarlo, y prácticamente todos los casos de presbiacusia tienen tratamiento con estos dispositivos. En una minoría, se puede recurrir a los implantes.

«Suele ocurrir que quienes primero detectan esta mala percepción del habla son los familiares más cercanos».

Javier Amián

— Director de Clínicas Efeta de Salud Auditiva.

«No hay ningún compromiso ni coste para realizar estas pruebas iniciales, basta con pedir cita en el centro auditivo y que la familia, y el potencial usuario de estas tecnología, se queden tranquilos acerca de su evolución futura en positivo», recomienda este profesional.

En cambio, dejar correr el tiempo se traduce invariablemente en un proceso irreversible de empeoramiento de las aptitudes de la persona para interactuar y llevar una vida satisfactoria con calidad. «Las investigaciones que vinculan presbiacusia y demencia han causado cierta alarma, pero está justificada para concienciar a todos, tal como hace incluso la OMS, ya que se descubrió inicialmente por la sospecha que tenían profesionales que no lograban buen rendimiento de los audífonos con ciertas personas, y la razón era que el deterioro cognitivo les impedía la comprensión, aunque el sonido y el habla sí que llegaba perfectamente a su sistema auditivo central», detalla Amián.

Diversos estudios han demostrado la relación directa entre presbiacusia y demencia.

Diversos estudios han demostrado la relación directa entre presbiacusia y demencia. / Efeta

Como consecuencia de ese retraso en ponerse en manos de un profesional de la audiología, el cerebro de estos afectados por pérdida de la audición, y la consiguiente merma de su capacidad cerebral, llegó un momento en el que no procesaba la información adecuadamente. Esta dificultad de entendimiento en las conversaciones no se correspondía con los resultados de las pruebas audiológicas. Por resumirlo en pocas palabras: los gráficos reflejaban que la persona oía, pero su experiencia en el día a día lo desmentía. De ahí, la premura con que conviene acudir a un centro auditivo.

«Está en juego la calidad de vida para un grupo de población que suele llegar en un momento en que disponen de más tiempo para el ocio, una vez jubilados, y está en la mano de sus allegados proporcionarles esa satisfacción gracias a los últimos avances de la técnica», pone de relieve el directivo de estas clínicas, cuyo servicio se ha incorporado recientemente al Hospital Cruz Roja de Córdoba, otra garantía del buen hacer de su equipo en la atención a personas.

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