Todos hemos sido niños, y todos hemos escuchado a nuestros padres gritarnos que aún no entráramos a la playa o la piscina "porque nos iba a dar un corte de digestión". Si bien es cierto que esto es algo que ocurre, ¿hasta dónde llega el riesgo? Explicamos los síntomas e implicaciones a los que tanto niños como adultos deben prestar especial atención.

Los síntomas

Identificar un corte de digestión o hidrocución es realmente sencillo. Podemos saber que lo estamos sufriendo si presentamos palidez, mareos, náuseas, vómitos, escalofríos y visión nublada. Otros expertos señalan también la aparición de dolor de estómago y descenso del pulso. Además, síntomas algo más graves podrían ser la pérdida de consciencia debido al descenso de la presión arterial y, en ocasiones extremas, a una parada cardiorrespiratoria.

La hidrocución, aunque habitualmente se vincule con el corte de digestión, se produce al sufrir cualquier cambio brusco de temperatura. Generalmente, es más común que ocurra en personas que se bañan tras haber tomado el sol de forma continuada o que han hecho ejercicio momentos previos a entrar en el agua. De esta forma, el agua fría provoca una reacción en los vasos sanguíneos y la sangre fluye en menor cantidad al cerebro. La razón de que ocurra tras ingerir una comida copiosa es que, durante la digestión, el flujo sanguíneo se concentra más, lo que provoca un menor reparto de sangre al resto del cuerpo.

Cómo actuar

Pese a haber ingerido una comida recientemente antes de entrar al agua, no siempre tiene que implicar que esperemos un intervalo de tiempo para darnos ese ansiado baño. En contra de lo que habitualmente se cree, si la comida ha sido ligera, no habría ningún problema en bañarnos, siempre y cuando nos introduzcamos de manera lenta y escalonada en el agua. Sin embargo, para aquellos que hayan ingerido una comida más abundante, recomienda esperar antes de entrar en el agua.

Si sentimos alguno de los síntomas anteriormente mencionados, lo principal y más prudente es abandonar la actividad que estamos realizando, ya sea ejercicio o baño. Lo ideal es tumbar a la persona afectada y suministrarle calor para que recupere su temperatura. También es aconsejable secar a la persona, levantarle ligeramente las piernas y taparle con ropa, una toalla o sábana para incrementar su calor corporal.

Cómo evitarlo

Para prevenir un corte de digestión, no basta solo con no bañarse tras comer en gran cantidad, como hemos comentado antes. También es importante evitar el agua si se está sudando intensamente, se ha practicado ejercicio físico o se sufren escalofríos. Asimismo, es importante recordar que el esfuerzo físico también se contempla durante el baño, por lo que nadar de manera brusca poco después de ingerir una comida es otra actividad poco recomendable.

Por lo tanto, la 'leyenda urbana' del corte de digestión es tanto cierta como, en ciertos casos, desmedida. Cualquier comida ligera no imposibilita la posibilidad de darnos un baño refrescante este verano, especialmente necesaria durante la reciente ola de calor.