La alimentación saludable es aquella que aporta al organismo los nutrientes esenciales y la energía necesaria para mantener nuestro bienestar físico y prevenir las enfermedades.

Es rica en frutas, verduras, hortalizas, cereales, legumbres y baja en grasas. Para garantizar que tenemos una buena salud se recomienda comer como mínimo 5 porciones diferentes de frutas y verduras al día, productos frescos y de temporada y reducir en lo posible el consumo de azúcares y sal. Para que la dieta sana no se haga aburrida, hay muchas posibilidades de escoger alimentos y formas de cocinar que nos garantizan que nuestra alimentación, además de sana, puede ser agradable. Y como se trata de disfrutar, podemos darnos un capricho de vez en cuando sin remordimientos.

Asimismo, la actividad física ayuda a quemar el exceso de calorías ingeridas y a tonificar los músculos y los huesos de cara a la vejez. Su práctica reduce el riesgo de padecer las enfermedades de corazón y las relacionadas con la presión arterial y el colesterol, nos mantiene en forma y aleja el estrés. Hacer ejercicio no significa machacarse en el gimnasio o dejarse el aliento corriendo. Hay muchas actividades, como caminar al aire libre, bailar, deportes de todo tipo, en equipo, etc., que además de cuidar nuestra salud fomentan las relaciones sociales.

Mantener una buena higiene del sueño es fundamental para recargar la energía física y mental que gastamos durante el día. Es necesario disfrutar de un buen descanso y, aunque las horas de sueño necesarias pueden depender de cada persona, se debe procurar que sea un sueño reparador.