El tratamiento oncológico para combatir el cáncer en niños y adolescentes cuenta con una alta tasa de supervivencia -entre el 75 y el 85 %- gracias a los avances médicos y de radioterapia para combatirlo: "los supervivientes aumentan año tras año", según la oncóloga Blanca Herrero, del Hospital Universitario Niño Jesús que, no obstante, alerta de los efectos secundarios que comporta.

Esa terapia contra el cáncer en niños y adolescentes precisa de una serie de fármacos y radioterapia -dependiendo del tiempo de enfermedad- que contribuyen a la aparición de "complicaciones tardías" relacionadas con la toxicidad del tratamiento, y que deriva en "discapacidades que el superviviente va a tener toda su vida", según ha explicado Herrero en un seminario organizado por la Asociación Oncológica de Madrid (ASION).

Esos efectos secundarios tardíos derivados del tratamiento pueden ser alteraciones neurológicas, sensoriales, musculoesqueléticas, reducción de la masa ósea, problemas de tiroides, etc., pero todos son compatibles con un seguimiento médico personal e individualizado satisfactorio y la promoción de "estilos de vida saludables" para mejorar "la calidad y la cantidad de vida" de los supervivientes.

"Queremos curar a todos los pacientes, pero ya no vale curar a cualquier precio. Tenemos que intentar que nuestro objetivo sea curar con la menor toxicidad y tenemos que conseguir integrar a nuestros supervivientes en la sociedad con las mínimas secuelas físicas y psicológicas", ha remarcado Herrero.

Tras el tratamiento, y una vez superado el cáncer, los niños y jóvenes comienzan una etapa de cambios y adaptaciones para retomar su vida anterior.

Según un estudio de ASION, el 50 % de las personas han podido recuperar con normalidad la vida previa a la enfermedad, el 25 % se enriquece de la experiencia sin experimentar ninguna secuela y el 25 % restante presenta algún tipo de secuela de tipo cognitivo, físico, psicosocial o emocional.

De vuelta a la normalidad, es el momento de "adaptarse a los nuevos cambios y a las nuevas visitas hospitalarias", según la psicóloga de ASION Alba Plata, que añade que padecer cáncer es algo que trastoca la rutina no solo de la persona afectada sino también de toda la estructura familiar, algo que trae consigo un "desgaste" y un "cambio en las relaciones de la familia". "Muchos crecen y maduran antes de tiempo", lo que provoca un sentimiento de no pertenencia a su grupo de iguales y, por tanto, una integración incompleta.