Resumen del 2024

Año de agua sin término medio

2024 ha sido en el campo, la ciudad, la cultura y el deporte tanto un manantial de alegrías como un arroyo desbordado de contratiempos

Llenado de garrafas de los camiones cisterna en Pozoblanco.

Llenado de garrafas de los camiones cisterna en Pozoblanco. / Rafa Sánchez

Juan M. Niza

Juan M. Niza

Ya advertían hace mucho que con el cambio climático el agua se convertiría en un bien clave de toda sociedad, por el que incluso se desatarán guerras. Por supuesto, no se ha llegado a ese extremo en Córdoba en 2024, un año que, precisamente, se nos ha ido como el agua entre los dedos. Pero sí es verdad que el líquido elemento parece haber marcado el fluir de las cosas, comenzando por la propia lluvia, con la preocupante sequía que se vivía en los primeros meses del año arrastrada de un déficit hídrico de cinco temporadas. La falta de agua había arruinado buena parte de las últimas campañas agrícolas, amen de la preocupante situación de los embalses, fuentes cerradas en la ciudad y, por supuesto, de esos meses hasta abril en el que el agua dejó de fluir del grifo en el norte de la provincia para las 80.000 personas que se abastecen desde La Colada

Así las cosas, en el gran sector económico cordobés, el campo, corrieron aguas revueltas con protestas por febrero y marzo que desembocaron en incidentes puntuales. Y todo ello a pesar de pequeñas compensaciones normativas, económicas y del mercado, como el aumento del precio del AOVE, que si bien el aceite no se mezcla con el agua, sí que es esencial la segunda para que el olivo nos dé una campaña digna. Y sobre todo para esos tres millones de jornales que, afortunadamente, se esperan con el aforo en Córdoba para la campaña 2024-2025.

En todo caso, los efectos del cambio climático han sido en 2024 más que cercanos a la ciudadanía, para todo aquel que no quiera cerrar los ojos a la evidencia, claro: una quinta campaña de sequía con un déficit del año agrícola en torno al 20%, lluvias más fuertes de lo normal entre marzo y abril, un verano con olas de calor que, si no fueron tan frecuentes como en años pasados, sí que fueron más largas... Incluso un tornado del que no hay precedentes que cruzó el 9 de marzo desde Parque Cruz Conde hasta la Ribera. Afortunadamente, pasó de noche y sin causar daños personales. Expertos de la Aemet vinieron a Córdoba a estudiar un fenómeno que parecía dar continuidad a los temporales de lluvia y viento del año anterior que derribaron cientos de árboles.

Árboles y chapas de metal derribados tras el paso del tornado en Córdoba.

Árboles y chapas de metal derribados tras el paso del tornado en Córdoba. / AJ GONZALEZ

Sostenibilidad

Porque esa es otra de las aguas revueltas que han corrido en 2024 y ante las que hay una palabra que busca encauzarlas: sostenibilidad. En la ciudad, sería el caso de los múltiples planes de rearbolado que se supone que están en curso, el proyecto Hisla para el Casco Histórico o, en general, toda la normativa en revisión, incluido el Plan General de Ordenación del Municipio (PGOM).

En lo energético, la sostenibilidad se manifiesta también con el aumento de capacidad de la red para dar respuesta a los proyectos de renovables existentes o con las 14 comunidades energéticas que se están tramitando actualmente, cuatro de ellas en el término municipal de la capital. Como sostenibles son muchas de las iniciativas que se plantean de infraestructuras, empresariales y estratégicas, como con los avances en la urbanización que ha registrado en 2024 la Base Logística del Ejército de Tierra.

Otro sector donde se ha hablado mucho de sostenibilidad ha sido el turístico, especialmente tras días de evidente masificación en el Casco Histórico. En este capítulo, las aguas bajan cada vez más turbias, con un aumento de la vivienda para fines turísticos hasta llegar a la saturación en el distrito Centro (8%) y Sur (5%). En ello se basó en noviembre el alcalde para proponer una ordenanza que restrinja las licencias. Otra cosa fue el debate este año sobre la tasa turística, que se ha quedado en agua de borrajas.

De todo ello se habló mucho en septiembre en el Congreso de la Organización de Ciudades Patrimonio Mundial (OCPM), de cuya directiva ya forma parte Córdoba tras sacar pecho con los logros realizados en la puesta en valor del Casco Histórico los últimos años, incluido el reciente proyecto de gemelo digital. 

Exposición en el Museo Julio Romero de Torres.

Exposición en el Museo Julio Romero de Torres. / CÓRDOBA

Y es que quizá es en el capítulo del patrimonio y de la cultura en donde han bajado las aguas más bravas, claras y cantarinas en este 2024, con ciclos como los celebrados en torno al 40 aniversario de la declaración de la Mezquita-Catedral como Patrimonio de la Humanidad y a los 30 años del mismo título de la Unesco para el Casco Histórico. O el 150 aniversario del nacimiento de Julio Romero de Torres, que además de decenas de actos reivindicando su legado y actualidad ha servido para reafirmar la autoestima de la ciudad. Hasta siete exposiciones sobre el artista coincidieron en noviembre, convirtiéndose en el buque insignia este año del ya consolidado otoño cultural cordobés, en un 2024 en donde la actividad en conferencias, muestras, espectáculos y actos de todo tipo se extendió incluso en los meses tradicionalmente más ‘flojos’, como agosto.

En otro aspecto muy distinto, en el deporte, también el Córdoba CF ha sido un manantial de alegrías, particularmente por su ascenso a Segunda División y por el arranque de la temporada, al menos jugando en casa.

Celebración del ascenso a Segunda tras ganar al Barcelona Atlètico en El Arcángel.

Celebración del ascenso a Segunda tras ganar al Barcelona Atlético en El Arcángel. / Manuel Murillo

Como en el caso de una infraestructura muy especial, ya que entre las nubes, que no dejan de ser vapor de agua, han estado los vuelos regulares que el aeropuerto ha recuperado tras 16 años.

Fiesta y solidaridad

En cuestión de vida ciudadana y de celebraciones populares, el agua impidió que 30 hermandades salieran de sus templos en Semana Santa. También condicionó algunos ciclos como el de la Fiesta de las Cruces o algún día de Feria y de verbenas de otoño, en donde puntualmente el botellón se desbordó, haciendo que se haya enconado el debate sobre el espíritu y el desarrollo de estas citas festivas tradicionales. Veremos cómo se organizan el próximo año.

Lamentablemente, también hay aguas estancadas, como las de la solución al problema de la pobreza que se viven en muchos rincones de la provincia y particularmente en tres barrios de la capital, que en noviembre los rankings socioeconómicos han vuelto a poner entre los 15 más pobres de España. Lejos de acercarse a salir de la lista, los índices van a peor. Eso explicaría en parte las cifras de este año que han registrado entidades como el Banco de Alimentos Medina Azahara o Cáritas, atendiendo a miles de personas en Córdoba, 23.600 en toda la provincia en el caso del Banco de Alimentos.

Pero quizá sea en este capítulo, el de la solidaridad, en el que Córdoba se mostró más fuerte, magnífica y brillante, como pudo comprobarse cuando las ayudas desde la provincia y su capital se desbordaron paralelamente a las aguas que en Valencia inundaron tierras y viviendas y se llevaron a doscientas personas y la esperanza.

Quizá la mejor muestra de que, también en 2024, hay una Córdoba cuya alma es agua viva.

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