RESUMEN DEL 2022

¿Y qué se puede esperar en 2023 en Córdoba?

Miremos a la exportación, a la riqueza alimentaria, al potencial logístico, la innovación de algunos sectores o el modelo de empresarios de éxito

Convoy de camiones escoltados por la Guardia Civil, el pasado mes de marzo en Pozoblanco.

Convoy de camiones escoltados por la Guardia Civil, el pasado mes de marzo en Pozoblanco. / MANUEL MURILLO

Francisco Expósito

Francisco Expósito

Con las grandes tormentas que han incidido durante 2022 en la economía cordobesa, ¿por qué hay que resignarse ante los que ven siempre obstáculos y ninguna puerta abierta en la economía? ¿Por qué no pensar en las oportunidades que surgen en tiempos disruptivos? Seguro que 2023 estará marcado por la ralentización de inquietudes que provocarán las convocatorias electorales, pero también por los deseos de que la ansiada paz se haga realidad.  

Atrás queda un 2022 que, con la invasión de Ucrania, rompió las expectativas creadas hasta llevar las consecuencias sistémicas hasta los habitantes del pueblo más pequeño de la provincia. El análisis de las variables económicas dice que en Córdoba se mantiene el crecimiento del PIB, aunque menor de lo esperado, o que las exportaciones han alcanzado un máximo histórico tras el fuerte crecimiento en solo diez meses por la subida de precios de las mercancías, porque el peso de lo vendido es menor y se han necesitado más operaciones para alcanzar este máximo. Precisamente, la inflación, una de las palabras del año, ha sido el mantra de las conversaciones de la sociedad ante la gran subida de los productos de primera necesidad. Solo hay que analizar la tasa interanual registrada hasta noviembre. La elevación del índice general en la provincia ha sido del 6,6%. Destacan los incrementos en alimentos y bebidas no alcohólicas (+14,3%), transporte (8,7%), muebles y artículos del hogar (+8,2%) o restaurantes y hoteles (+7,3%). Curiosamente, la electricidad, el gas y otros combustibles cerraron noviembre con una caída interanual del 10,9% en Córdoba tras el importante descenso del último trimestre. Nadie olvida el enorme aumento durante la mayor parte de 2022, lo que llevó a los transportistas a la huelga ya en marzo. Las personas más vulnerables, pero también la clase media, han sido las que más han sufrido las consecuencias del alza del coste de la vida, mientras los sueldos se han ido alejando de la realidad de la cesta de la compra (hasta noviembre los salarios conveniadosen Córdoba habían crecido solo un 2,45%. Al menos, el paro ha seguido bajando hasta niveles de 2008. 

Dos turistas hacen una fotografía de la Puerta del Puente y la Mezquita-Catedral, junto al Puente Romano. El nivel del río en noviembre era muy bajo por la sequía.

Dos turistas hacen una fotografía de la Puerta del Puente y la Mezquita-Catedral, junto al Puente Romano. El nivel del río en noviembre era muy bajo por la sequía. / MANUEL MURILLO

A la guerra de Ucrania hubo que añadir la sequía de los últimos años, acentuada en 2022 por el descenso de los embalses hasta niveles muy preocupantes. La falta de agua en una provincia como Córdoba, que tanto depende de las nubes para su agricultura, se convierte en uno de sus grandes problemas. Pero, ¿por qué va a ser un mal 2023? La respuesta a una pregunta como ésta se debe encontrar siempre en las personas, que son las que hacen economía y tienen que recuperar la confianza en las oportunidades y en la fortaleza de Córdoba. Hagamos el esfuerzo y no dejemos a nadie en el camino.

Miremos a los mercados que siguen abriendo las empresas cordobesas, a la innovación de sectores como el frío industrial, a las previsiones de mejora del turismo, a la diversificación de la industria agroalimentaria, la potencialidad logística o el modelo de empresarios de éxito que también tenemos en Córdoba.

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