El PSOE se quedó en las elecciones generales del 10 de noviembre peor de lo que estaba, con 120 diputados frente a los 123 de abril, con un Congreso aún más difícil de gestionar que el de entonces, con más siglas, donde la ultraderecha es tercera fuerza y Unidas Podemos ha perdido influencia. El PSOE obtuvo cerca de un millón de votos menos que seis meses y medio antes. El desenlace electoral fue muy distinto al que esperaba el presidente en funciones tras la convocatoria electoral.

Pero la derecha tampoco sumó, y el despegue de Vox se vio neutralizado por el batacazo de Ciudadanos. Así las cosas, los resultados fueron en sí mismos más complicados de gestionar que seis meses y medio antes.

Cuando se convocaron elecciones, en septiembre, el PSOE anticipaba un escenario mucho más beneficioso. Los socialistas apelaron entonces a una mayoría más clara que la de abril. Pensaban que llegarían a los 140 escaños. Los socialistas armaron un discurso en el que los peligros que se ciernen sobre España (la crisis territorial en Cataluña, el enfriamiento económico y la posibilidad de un brexit sin acuerdo) les favorecerían en las urnas. Pero nada de esto se produjo.

Ahora, todo parece preparado para que la investidura de Pedro Sánchez en el Congreso se produzca en la primera semana de enero. Así, el candidato socialista no se tomará las uvas en la Moncloa habiendo prometido ante el Rey el cargo de presidente del Gobierno, como tenía previsto. Aunque todo apunta a que se pondrá fin a casi un año de presidencia en funciones y estaría en condiciones de formar el Ejecutivo de coalición con Unidas Podemos y una legislatura que se prevé tan incierta como inédita.

VICTORIA ANDALUZA DEL PSOE

En Andalucía, el PSOE mantuvo el tipo, donde venció y consiguió un diputado más que en las elecciones de abril, aunque perdió votos, 148.856, ya que entonces tuvo 1.568.682 frente a los 1.419.826 cosechados el 10N. Los socialistas lograron 25 escaños frente a los 24 de los comicios anteriores, la misma cifra que consiguieron en el 2011 -entonces estaban por detrás del PP-, y continúan como la fuerza más votada, aunque con menos diputados de los que tenían habitualmente antes del 2008. El PP, por su parte, logró avanzar un puesto y pasó de ser la tercera fuerza más votada en los comicios pasados, en los que cosechó el peor resultado de su historia, a colocarse en la segunda posición sobrepasando a Ciudadanos, que fue el gran perdedor del 10N. Los populares pasaron de tener 11 diputados a 15, por lo que sumaron 4, mientras que sufragios consiguieron 86.696 más (de 787.384 a 874.080). La participación bajó en la comunidad, pasando del 70,78% al 68,25%.

EMPATE EN CÓRDOBA

Por su lado, PSOE y PP empataron en escaños en Córdoba, a costa de un Cs que se hundió y un Vox lanzado, al igual que en el panorama nacional. En una jornada electoral que se desarrolló sin prácticamente incidentes y con menos participación en los colegios que medio año atrás, el Partido Socialista volvió a imponerse en las elecciones generales en la provincia de Córdoba, con el 33% de los apoyos y 146.166 votos, pero se dejó por el camino de estos siete meses más de 16.800 papeletas. Aún así conserva sus dos diputados en la Cámara Baja, después de perder el tercero (el correspondiente a Antonio Hurtado) en favor del PP. Los populares empatan con los socialistas en número de escaños.

El Partido Popular, por su parte, mejoró sus resultados respecto al mes de abril (10.563 votos más y una subida porcentual del 11,8%), con un 22,5% de apoyo del electorado y 99.766 papeletas. Este incremento se ve reflejado en la consecución de un escaño más, por lo que los populares tendrá esta legislatura dos representantes, con la incorporación de la lucentina María de la O Redondo.

SÁNCHEZ-IGLESIAS: EL PACTO

El sorprendente abrazo en el que se fundieron Pedro Sánchez y Pablo Iglesias tan solo 48 horas después de la cita con las urnas simbolizará para siempre el primer Gobierno de coalición en España, una alianza que si finalmente es respaldada por el Congreso pondrá fin a más de ocho meses de bloqueo en el que la desconfianza mutua fue irreversible y forzó la repetición electoral. Tras el 10N, no quedaron señales de vetos, reproches ni rencillas. El PSOE y Unidas Podemos quieren compartir el nuevo Ejecutivo, que tendría al líder de los morados como vicepresidente. El resto de la estructura aún se desconoce, pero ambos dirigentes expresaron su voluntad de construir una entente progresista que dure cuatro años, articulada en un programa con acuerdos en diez grandes materias.

Fue un pacto exprés. Si después de las generales de abril Sánchez se tomó casi dos meses para sentarse a negociar, esta vez lo ha resuelto en poco más de veinticuatro horas. El secretario general del PSOE y el de Podemos se vieron 24 horas después de las urnas y avanzaron el acuerdo. Posteriormente, las portavoces de ambas formaciones, Adriana Lastra e Irene Montero, peinaron la alianza.