El edificio del antiguo Ayuntamiento acoge desde el pasado domingo 19 de julio una placa informativa colocada en el transcurso de un acto con el que se conmemoró el 130 aniversario de la inauguración de la sede histórica del Consistorio. La placa recoge la historia de este edificio y recuerda al alcalde bajo cuyo mandato se construyó, León Herrero, y al prestigioso arquitecto del mismo, Pedro Alonso Gutiérrez, autor de espacios tan importantes en Córdoba capital como los Jardines de la Victoria o el colegio de La Milagrosa.

La placa recuerda que el emblemático edificio pozoalbense de estilo neoclásico comenzó a construirse en 1888 sobre los terrenos de la anterior casa consistorial que se había declarado en estado de ruina tras hundirse a finales del año 1884, así como la descripción hecha del edificio por el historiador pozoalbense José María Martín Perozo, quien destacó el balcón principal de la fachada jalonado por dos leones sostenidos por ménsulas que fueron renovadas durante las obras de restauración del edificio en el año 2004. Otra de las singularidades de este edificio es su reloj, que, con maquinaria francesa, fue fabricado en España en 1889, un año antes de su colocación. Cuenta con dos campanas de 65 y 45 kilógramos o la lápida grabada que se puede ver en la escalera de honor que se corresponde con el decálogo del buen regidor escrito en el siglo XV.

El alcalde, Santiago Cabello, explicó que esta es una medida impulsada por la concejalía de Patrimonio con el objetivo de «difundir la historia de uno de los inmuebles más especiales con los que cuenta la localidad». «Nuestra obligación es dar a conocer nuestro patrimonio y valorar y cuidar nuestra cultura y nuestro entorno, pues contamos con edificios de gran interés en el municipio y con el legado de grandes personajes que siempre hay que tener presentes en nuestra memoria», dijo.

El concejal de Patrimonio, Alberto Villarejo, contó que esta placa será la primera de una serie que se irán colocando en otros edificios públicos y privados de Pozoblanco que tienen valor patrimonial, con el fin de que cualquier viandante pueda detenerse unos minutos a leerlas y conocer algo más de su particular historia o de su estilo arquitectónico.