Últimos días de festival

Patios de Córdoba para sentir en su esencia y "vivir el momento"

La ruta de Santa Marina y San Agustín apuesta por disfrutar del aroma y colorido de las flores 'in situ' | Varios enclaves prohiben fotografiar y grabar y algunos más se plantean sumarse a la medida

Cristina Ramírez

Cristina Ramírez

Los Patios cordobeses empiezan a vislumbrar por el horizonte el final de la fiesta. Llegan a este tramo con plantas ya «sufridas» por el calor, aunque agradecidas, al igual que sus cuidadores que continúan aguantando el tirón y animados por las conversaciones que surgen en la tranquilidad de estos espacios y los piropos que los visitantes les ofrecen a su paso. 

La ruta número uno, la de Santa Marina y San Agustín, apuesta por mantener la tradición y la esencia cordobesa de los Patios. Por eso, varias casas han querido decir adiós al visitante que entra para ver el patio a través de una pantalla, tomando fotos, «sin disfrutar del momento», dando la bienvenida a aquel que se detiene y observa, con todos los sentidos.

«Yo siento mucho hacia mis plantas y para mi es una falta de repertorio el que no las vea». Así es como lo explica Milagros Aznar, de Parras 8, uno de los tres patios que han decidido tomar esta medida, igual que Gloria, de Chaparro 3. «No queremos que se hagan fotos para dar paso a la tranquilidad, la tertulia y que disfruten del patio in situ», dice la cuidadora. Otro motivo es el deterioro de las plantas. «Se acercan a las flores y se estropean las hojas. Lo mismo sale una foto pegada que separada, digo yo», se quejó Juana Romero, de Zarco 15, quien se plantea seguir a sus compañeros en la medida el próximo año.

Patios de Santa Marina y San Agustín

Manuel Murillo

En esta ruta confluyen patios grandes y «chiquito pero con magia», como el de Tafures 2. Así lo definen muchos visitantes, según cuenta su propietaria, Francis Serrano quien señaló que los más pequeños lo conocen como el patio de los gatos porque, además, sirven de escaparate para la adopción de una camada de estos animales. Además, «el agua de los lebrillos está puesta para que los perros que vienen puedan beber», dice la cuidadora.

También se halla, entre las calles de este barrio, «el patio entre los patios», como algunos lo definen, Marroquíes 6, el de mayor dimensión, más visitantes y más premios. «Es uno de los pocos que quedan de la tradición de patios de vecinos», comentó uno de los habitantes de las 10 viviendas que alberga el recinto. «Vivir aquí es un lujo porque estamos en el centro y vivimos sin ruido. Respiras aromas de flores, los colores te suben el animo, dijo el vecino José Zavalete.

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