Pedro Verdugo 8

«Hasta cuatro veces he pintado el pozo», dice María Ángeles Flores sobre las consecuencias de las lluvias de barro que trastocaron en marzo los planes de todos los cuidadores de patios, obligándoles a repintar paredes y limpiar una y otra vez las hojas de muchas plantas, especialmente geranios y gitanillas, justo la base de este patio. Pero ahí está María Ángeles, con la rodilla ‘tocada’ pero todo ánimo para hacer frente sola al cuidado del patio de la que fue casa de vecinos desde el siglo XVIII y en donde con mucho esfuerzo se recuperan elementos (el pavimento, azulejos, etcétera) de décadas atrás. Es el único recinto donde se dedica un espacio, la barandilla de una galería superior, a los más clásicos claveles de olor, y este año incorpora un curioso macetero para pequeñas plantas. Es otro de los patios que está recuperando la tradición del siglo XIX de los altares la noche del Jueves Santo.